El envenenamiento de Minamata
Enviado por BM Esteban Jaramillo Vélez • 12 de Abril de 2023 • Documentos de Investigación • 1.266 Palabras (6 Páginas) • 128 Visitas
Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano.
Programa de Biología Marina.
Manejo y Conservación Marina.
El envenenamiento de Minamata.
Esteban Jaramillo Vélez.
Minamata es un poblado japonés ubicado en la bahía Yatsushiro (Fig.1), su gente de vocación pesquera encontró el desarrollo industrial a principios del siglo XX con la aparición del emprendimiento químico “Chisso”, el mismo que un decalustro después sería la razón de sus desgracias (Yacuzzi, 2008). El desastre de Minamata ha sido uno de los más relevantes en su especie, a escala global y no fue un evento puntual, sino el resultado de muchos años de negligencia, que gradualmente fueron agravando la situación hasta llegar a cobrar más de 3,000 afectados oficiales o bien, a tocar con su infecta mano a una de cada diez personas en la ciudad. Se cree que la magnitud del envenenamiento ha sido mayor, ya que hasta la fecha han sido más de 17,000 las personas que han dado aviso de padecer la enfermedad de Minamata (IPEN, 2020).
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Figura 1. A. Mapa geográfico de la ciudad de Minamata, Japón. Se puntualiza la extensión de la fábrica Chisso y el sitio de vertimiento de las aguas industriales. B. Entrada a una de las plantas de Chisso en Minamata, Japón, 1972 (Foto: W. Eugene Smith).
La empresa se fundó en 1906 en forma de central hidroeléctrica en las cercanías de la ciudad de Okuchi, posteriormente, para 1908 habría de establecerse en la aldea de Minamata como planta productora de carburo de calcio, ayudándose de la energía hidroeléctrica que se producía en la zona y de los yacimientos de piedra caliza propios de la isla de Kyushu (Yacuzzi, 2008).
La compañía fue cobrando importancia en tanto ofrecía empleo, llegando a asociar a una importante fracción de la población en la aldea. Para los años de 1923, comenzó la producción de amoníaco sintético y el desarrollo de la corporación creció hasta tomar relevancia nacional, ubicándose en la frontera de la tecnología química industrial. Desde 1925 se registran los primeros vertimientos de aguas residuales industriales en la bahía de Minamata por parte de la empresa, con la consecuente afectación al medio ambiente y a la comunidad de pescadores (Yacuzzi, 2008).
De estas fechas en adelante el gobierno entregaba onimais (dineros de simpatía) a los pescadores para que toleraran la contaminación de las aguas, hasta que esta práctica se normalizó en la comunidad y el problema ambiental se ignoró sin mayores repercusiones, sumado a esto debe considerarse el carácter modesto y leal del japonés que en vez de denunciar y protestar contra el gobierno y la empresa por los malos tratos que se estaban dando al ambiente y a la comunidad, estos optaron por callar y obedecer (F. Zarza, 2020).
El emprendimiento de Chisso se especializaba en la producción de fertilizantes, resinas sintéticas y en procesos como la refinación de metales; para 1932, se añade al abanico de productos el plástico y el perfume, que para su consecución era menester conseguir acetaldehído, compuesto químico que requiere el uso del mercurio para sintetizarlo, lo que significó descargas del nocivo metal a las aguas de la región (Fig.2) (Ministerio del Medio Ambiente de Japón, 2020).
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Figura 2. Desagüe de aguas industriales provenientes de la fábrica Chisso, sobre la bahía de Minamata (Foto: W. Eugene Smith)
Paulatinamente, a partir de este año se fue expresando la locura colectiva, los gatos bailaban, las aves se desplomaban a pleno vuelo y las personas hablaban incoherencias. Mientras tanto, los esfuerzos por combatir la desgracia general, a pesar de que ya se conocían sus causas, no eran suficientes como para dar pasos firmes hacia la prohibición de este tipo de vertimientos. El fenómeno se llegó a popularizar de tal manera, que el mal general se entendió como un castigo que merecían los habitantes de Minamata, empezó a hablarse de la “enfermedad de Minamata”(Yacuzzi, 2008).
Este estado alterado de la salud se da por la ingesta de animales marinos (peces, crustáceos, moluscos, etc.) que en sus tejidos han bioacumulado mercurio. Algunos de los síntomas son: desorden auditivo, contracción concéntrica del campo visual, ataxia; pasando también a afectar recién nacidos que durante su desarrollo estuvieron expuestos al metal por la alimentación de la madre, en este caso se habla de la Enfermedad de Minamata fetal, con daños como la ceguera, el retraso mental y la incapacidad para hablar. Finalmente, con niveles excesivos de envenenamiento llega la muerte (Fig.3) (Bell, DiGangi, & Weinberg, 2014).
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