Ensayo sobre un poema

UNIDAD EDUCATIVA MUNICIPAL JULIO MORENO PEÑAHERRERA[pic 1]

Nombre: Sebastian Andrad

Curso: 3ro BGU

Fecha de elaboracion:21/ 12 / 2023

Lic: Juan gomez

Las dolorosas voces de los mitayos, eco de la opresión y sufrimiento, resuenan en la obra "Boletín y Elegía de las Mitas".

Juan Atampam, entre otros nombres que representan la amalgama de individuos marginados, comparte su testimonio desgarrador. Este relato, embebido en la crueldad de la colonización española en América, revela la explotación, humillación y despojo sufridos por los indígenas en manos de sus opresores. A través de este ensayo, exploraremos las capas de sufrimiento y resistencia presentes en esta obra, que da voz a aquellos que han sido silenciados a lo largo de la historia.

Juan Atampam y sus compañeros, a través de sus nombres, se convierten en símbolos de una colectividad sometida a la brutalidad de la mita, un sistema de trabajo forzado que dejó cicatrices imborrables en sus cuerpos y almas. La enumeración de lugares como Chisingue, Naxiche, y Gambayna evoca la geografía marcada por el sufrimiento, donde cada rincón lleva el eco de la opresión.

La descripción de las humillaciones sufridas por los mitayos, desde el trasquilo en plaza Pomasqui hasta la explotación en obrajes y haciendas, revela la degradación sistemática de su humanidad. La imposición de roles serviles, la violencia física y la pérdida de seres queridos despojan a los protagonistas de su identidad, sumiéndolos en una realidad donde la dignidad es una moneda de cambio.

A pesar de la implacable opresión, se vislumbra una resistencia silenciosa. El protagonista, junto con otros mitayos, encuentra fuerza en la conexión con su tierra, en la búsqueda de Pachacámac, una deidad que representa la esperanza en medio de la desesperación. A través del llanto, la fe y la conexión con su cultura, los mitayos resisten la deshumanización impuesta por sus verdugos.

El relato detallado de las atrocidades sufridas, como el corte de testículos a Melchor Pumaluisa y la explotación de mujeres en las minas, expone la crueldad despiadada de los colonizadores. La narración revela la profundidad de la desesperación, donde la pérdida de vidas, la brutalidad física y la descomposición moral de los verdugos se entrelazan en un tejido de sufrimiento.

Juan Atampam y sus compañeros, a pesar de la deshumanización y la brutalidad, afirman su identidad al recordar y nombrar a aquellos que han caído. La enumeración de nombres y lugares no solo es un acto de resistencia, sino también un intento de preservar la memoria de los que sufrieron y murieron en silencio.

La última parte de la obra revela una transformación profunda. Juan Atampam, ahora Santiago Agag Roque Buestende y otros nombres, proclama su renacimiento y toma posesión simbólica de la tierra que una vez les fue arrebatada. Esta afirmación de identidad sugiere una resistencia persistente y la promesa de un futuro en el que la justicia prevalezca sobre la opresión.

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