Problemas socioeconómicos y políticos que inciden en la educación
Enviado por Mauricio Jiménez • 9 de Abril de 2023 • Ensayo • 1.302 Palabras (6 Páginas) • 56 Visitas
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Doctorado en Ciencias de la Educación
Problemas socioeconómicos y
políticos que inciden en la educación.
Mauricio Fernando Jiménez Erazo
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2.3 Ensayo
Unidad dos
Dr. Betzaida Noelia Riascos Perlaza
23 de enero de 2023
La mayor gloria no es vencer,
sino levantarse cuando nos hemos caído.
Nelson Mandela.
Introducción
En el presente ensayo se busca contrastar de manera crítica y propositiva las distintas visiones que se puedan tener de la globalización como fenómeno mundial y que impacta considerablemente en las dinámicas del la escuela latinoamericana y concretamente colombiana.
Para ello se hará un recorrido de algunos argumentos expuestos por los autores que sirvieron de base para el trabajo, desde una perspectiva que resalta lo positivo del fenómeno, así como una línea más negativa y reaccionaria.
Finalmente se plantearán algunas reflexiones personales desde el quehacer educativo, político y religioso que sirven como lentes desde los cuales se leen estas realidades, siempre en procura de humanizar los procesos educativos y educar en contexto.
La historia de la humanidad es producto de una permanente tensión entre los intereses de diferentes sectores de poder, algunos de ellos que ostentan el dominio dadas las condiciones que se han ganado como favorables y otros que sucumben en el olvido y son oprimidos o dejando en la periferia. Algunos creerían que estos son determinismos históricos y que irremediablemente se encuentran en todas las eras de la historia, pero a la luz de una perspectiva crítica y concretamente desde el materialismo histórico se podrá entender qué es lo que coadyuva a sostener estas asimetrías. A este respecto Quijano (1992) explica que la colonialidad, para el caso latinoamericano se ha convertido en una práctica de dominación que se extiende a nivel global, redundando en discriminaciones sociales, raciales, étnicas, nacionales, de clase social entre otras, las cuales sostienen las relaciones de poder caracterizadas por dominación colonial.
Esta colonialidad o mejor aún neocolonialidad es la que se ha querido establecer por medios de expansión económica, dadas las relaciones de producción bajo el sistema capitalista que resulta vencedor en la confrontación de la Guerra Fría y se impone como la nueva religión mundial, que requiere ser alimentada con la cooptación de nuevos mercados y la desregulación de los estados liberales; todo aquello que se le cruce a dicho intereses, deberá ser eliminado por vías violentas o simbólicas (culturales).
Bajo esta perspectiva, que no pretende ser aséptica pero tampoco fundamentalista, se propone asumir el reto histórico de superar el modelo globalizador por uno concebido desde otras lógicas más multilaterales, donde prime el respeto por la soberanía de los pueblos, una economía más integral, humanizadora, competitiva y solidaria, una economía sustentable y empoderadora de los pueblos.
Una lógica globalizadora es producto histórico de procesos mundializadores propios de la apertura de la modernidad del siglo XV y XVI. Una Europa creciente, pero cuya riqueza fue producto del despojo de muchos pueblos, so pretexto de la autoridad divina y civil sobre todos ellos. Luego del desarrollo del capitalismo se configura un mundo cada vez más heterogéneo, donde afianzar el control y expandirse sobre el otro representa la garantía de la sobrevivencia propia, regularmente del más fuerte.
Pero por su parte Martin-Cabello (2013) plantea dos perspectivas sobre la expansión de la modernidad, siendo una de ellas de un difusionismo extremo por el cual Europa es epicentro de la civilización desde la cual se expande al resto de los territorios; por otro lado, alude a una perspectiva difusionista moderada, por la cual reconoce múltiples caminos hacia el desarrollo, que en últimas terminan reproduciendo el modelo eurocentrado. Estas visiones, aunque orientadas hacia el mismo fin expansionista, reconocen distintos procedimientos para la expansión de la civilización y la cultura dominante, siendo que el segundo modelo es al menos más consensuado, o relativamente procesual, permitiendo modelos de desarrollo más endógenos y participativos.
En este orden de ideas, Piana y Tisera (2017) plantean un modelo que rescate la interdependencia que vincule al menos estas tres características:
- Canales múltiples: que logren conectar las diferentes visiones del mundo y las realidades de sus propios contextos en diálogos horizontales con la alteridad. Estas relaciones de apertura no son exclusivamente entre los Estados, sino también entre las naciones y los pueblos con un enfoque de interculturalidad.
- Ausencia de jerarquías: La prioridad es el desarrollo humano y de los pueblos desde una soberanía no defendida por la vía militar sino por la capacidad que tengas los mismos pueblos por autodeterminarse y así mismo por tener control sobre sus propias comidas, cultura, salud y educación, sin que esto le aleje del resto del mundo, logrando potencia un diálogo real y no ficticio, que redunda en un monólogo de aculturación.
- Menor papel de las fuerzas armadas: logrando su intervención a su mínima expresión en un nuevo paradigma de relaciones internacionales, donde priman los principios del diálogo, del bien común y de la agenda mundial en pro de aquello que aqueja a toda la comunidad internacional.
Ciertamente puede esta propuesta tener un tinte de utópica en un mundo donde se han resuelto muchos conflictos por la vía armada y la expansión colonial que han terminado en el reciclamiento de nuevas formas de violencia, pero debe ser este un imperativo categórico que inspire la tarea educativa, pues no es posible caer en el fatalismo histórico de aceptar ciegamente las condiciones del más fuerte.
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