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AÑO 1000, AÑO 2000 LA HUELLA DE NUESTROS MIEDOS


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2019  •  Resumen  •  1.539 Palabras (7 Páginas)  •  256 Visitas

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AÑO 1000, AÑO 2000

LA HUELLA DE NUESTROS MIEDOS

Introducción

Existen analogías y diferencias entre las dos épocas.

Hay una sensación de miedo que se puede parecer a una sensación de hace mil años. Nuestra sociedad está inquieta. Lo prueba el hecho mismo de que se vuelva decididamente hacia su memoria. Nunca hemos conmemorado tantas cosas. Este apego a los acontecimientos es para recuperar confianza. Hay una inquietud, una angustia en el fondo de nosotros.

Nadie duda entonces de que haya otro mundo, más allá de lo visible. Se impone una evidencia: los muertos siguen viviendo en ese otro mundo.

La misma angustia en relación con el mundo domina todas las culturas.

Lo que importa es asegurarse la gracia del Cielo. Esto implica el poder extraordinario de la Iglesia. Los jefes, esos hombres de espada en mano, se consideraban los representantes de Dios, los encargados de mantener el orden que se supone que Dios quiere que se respete en la tierra.

El hombre de Occidente tiene la sensación de progresar hacia el futuro, y por ello, se inclina con toda naturalidad a contemplar el pasado. El cristianismo, la religión de la Historia, proclama un mundo creado en un instante preciso y que después de una fecha determinada, Dios se hizo hombre para redimir la humanidad. La historia continúa y es Dios quien la dirige.

Se escribió historia, entonces, de distintos modos, en numerosos establecimientos religiosos, en monasterios o en catedrales.  Los servidores de Dios eran los únicos que sabían escribir y leer, y consideraban su deber explicar la Historia para detectar allí señales de Dios.

Era en el examen de los hechos del pasado donde se podía encontrar una advertencia divina. Un trastorno de la naturaleza era una señal que anunciaba las tribulaciones inmediatamente anteriores al fin del mundo: el cometa, por ejemplo, mostraba una irregularidad, una inquietud.

La súbdita aparición de animales anormales, monstruos, eran accidentes que llamaban a estar alerta, y que los sabios captaban como señales con sentido.

Los terrores del año mil son una LEYENDA ROMÁNTICA. La inquietud era el FIN DEL MUNDO. Todo el mundo creía en el Evangelio: Jesús volverá un día en que los muertos resucitarán y Él apartará a los buenos de los malos.

El Apocalipsis producía temor, pero también esperanza: después de la tribulaciones empezaría un lapso de paz que precedería al Juicio Final, un período más fácil de vivir que el cotidiano, en el paraíso  bien hacia ese mundo liberado del mal. EL MILENARISMO SE NUTRIÓ DE ESTA CREENCIA.

EL MIEDO AL OTRO

Europa había sufrido invasiones de pueblos que se dedicaban al pillaje (vikingo, húngaro, sarraceno). En el año mil vuelven a desembarcar piratas escandinavos y raptan princesas en la ribera del Atlántico, en Aquitania. Ya no existe el peligro, pero se mantiene viva la memoria y, por lo tanto, la inquietud.

Las invasiones difuminaron las fronteras entre el mundo pagano del norte y la cristiandad. Destruyeron las estructuras de la civilización franca, y pusieron en circulación el oro y la plata de los tesoros de la Iglesia, lo que estimuló el crecimiento económico. 

 Fue un PROCESO en DOS FACES: una agresiva (la conquista del sur de Italia, Sicilia, Inglaterra) y de in tegración (unificación de la civilización europea).

Además del comercio, otro factor de la progresiva integración de los invasores era HACERSE CRISTIANO. La comunidad del pueblo de Dios apenas comprendía algo de latín y se empleaba tiempo en construir iglesias dentro de la tradición carolingia.

¿Cómo era el miedo a los extranjeros? A los ojos de los cristianos, los identificaba su negativa a inclinarse ante la cruz. Su manera de vivir, de alimentarse y de albergarse difería completamente de la suya; era gente que hablaba en una lengua incomprensible. Los aterraba lo extraño y el peligro: ése era el miedo vivo, permanente.  Es extranjero quien no pertenece a la comunidad cristiana, el pagano, el judío, el musulmán. A esos extranjeros o bien se los debe convertir o bien se los debe destruir. Porque el reino de Dios sabe implantarse sobre la tierra, y no se establecerá mientras toda la humanidad no se haya convertido al cristianismo – San Luis.

¿La existencia del vasto Sacro Imperio Romano Germánico no creó la sensación de una comunidad?  Europa nunca ha estado más unida que en los siglos XII y XIII. Esta unidad provenía de que los europeos de la época tenían la sensación de construir un solo pueblo cristiano.  Éste era controlado por dos potencias superiores: el Papa y el Emperador. Los países pequeños celosos unos de otros y muy divididos internamente, se sentían unidos en un conjunto superior que los englobaba.

La cristiandad latina constituía la comunidad esencial cuya armadura era la Iglesia que enseñaba un mismo saber en una lengua común, el latín. Recién en el siglo XIII y debido al crecimiento material, se fortalecieron los Estados. Las guerras se multiplicaron contra los ingleses, los invasores. Pero ya se estaba al fin de la Edad Media.

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