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ANÁLISIS ‘‘OPIO EN LAS NUBES’’ ANÁLISIS REFERENCIAL


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2016  •  Reseña  •  2.930 Palabras (12 Páginas)  •  474 Visitas

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Laura Nieto

Grado Once

22/08/2013

ANÁLISIS ‘‘OPIO EN LAS NUBES’’

ANÁLISIS REFERENCIAL

  Capítulo III
  Una Babita, Dos Babitas

En este capítulo nos cuentan la historia de Daisy, alguien que nadie sabe bien si es hombre, mujer, elefante o burro. Al principio Daisy está sentada bajo un poste con un vestido llamativo puesto, hasta que decide acercársele a un carro y le pregunta al conductor si se habían visto antes, éste le dice que sí y Daisy se sube.

Cuando Daisy nació, su mamá no sabía bien qué era, si hombre o mujer, pero a los dos meses de nacida, decidieron que era hombre y lo bautizaron Rodrigo; al año del bautizo se dieron cuenta que más bien era mujer y volvieron a bautizarla, esta vez la llamaron Daisy. Se cuenta que Daisy siempre fue diferente a los demás a medida en que iba creciendo, que siempre fumaba hasta que una noche decide salir a ‘prostituirse’. Se le acerca al carro de un desconocido, le pregunta al conductor si ya se habían conocido y se sube con él, a pesar de que su madre le decía que no se metiera con extraños.

Después de esto, los extraños amarraron a Daisy a un árbol y empezaron a hacerle cortes, en la cara, en las piernas y en los senos. Después la desatan, se la llevan de vuelta al carro y la bañan en whisky. Daisy empieza a llorar y les pide que la dejen ir pero ellos van y la cuelgan de las manos de un puente, y la dejan ahí ensangrentada. A la mañana siguiente la policía la descuelga y la lleven a una clínica de urgencias. Llega su mamá y le dice que no se volviera a meter con extraños pero Daisy le hace caso omiso. A los tres días le dan de alta a Daisy y lo primero que hace es ir a comprarse un vestido y le dice a la mamá que le dé plata que se ira para una fiesta y que no la molestara.

A Daisy ya la conocían por toda la ciudad porque se pasaba todos los días en el zoológico sentada frente al patio de su único amigo, el elefante Dick. Los niños siempre querían ir a verla pensando que era un nuevo animal, hasta que un día llegó su mamá y la mandaron de nuevo a la clínica, acá la volvieron a bautizar y se hizo poner Daisy Dick. Intentó coquetearle al cura pero este sólo pidió perdón a Dios por su alma. Daisy le pidió que le echara agua bendita en la cicatriz que tenía sobre el pecho y ahí se acaba el capítulo.

  Capitulo IV
  Los Ojos De Gary Gilmour

Este capítulo cuenta la historia de Max, quien era hijo de ‘’La Pielroja’’ y nació en la cárcel, ya que su madre se encontraba allí por haber matado a su esposo. Max nunca se hizo amigo de las reclusas, pero sí de los guardias, en especial del guardia Monroe, que lo llevó a conocer los otros patios de la prisión, con quien conversaba de boxeo y de deportes y quien lo llevó a conocer al condenado Gary Gilmour.

Gary era de esas personas que consideran que el mundo se teje a través de los olores, de los olores de la calle, de los árboles, de todo lo que los rodeaba, y esto conformaba el olor de la felicidad. También consideraba que lo mejor del día era la mañana, que las cosas hermosas y provechosas de la vida se formaban en la mañana, y que el resto del día era un desperdicio.

Poco a poco Gary y Max se fueron haciendo amigos, comían juntos y Gary le contaba a Max la relación que tenían las aves con los días; los lunes con los patos, los martes con las palomas, los gorriones con los miércoles, y como era que los jueves y los viernes nunca había pájaros.

Un tiempo después, el guardia Monroe le contó a Max que al siguiente día, Gary Gilmour sería ejecutado. Max fue enseguida a su celda a hablar con él, Gary le hizo prometer que cuidaría del único árbol de la prisión, el urapán verde al que había llamado Zimbawe, que les daría de comer sopa Maggi a las palomas y que haría rebotar una pelota de beisbol contra un muro todos los días.

Al otro día, Gary fue escoltado por varios guardias hacia el lugar de su ejecución. El guardia Monroe se le acercó, le dio un beso en la frente y le dio la bendición, ya que Gary no había querido que lo hiciera el cura de la prisión. Se despidió de Max y del guardia Monroe y lo ejecutaron rápidamente. Max duró mucho tiempo muy triste, pero se aseguraba de cumplir las promesas que le había hecho a Gary todos los días.

  Capítulo V
  El Aliento de Marilyn

Retomando la vida de Sven, este capítulo habla de cómo, cuándo y por qué empezó a recordar a Amarilla, y a extrañarla. Todo empezó cuando tuvo un sueño en el que veía a Amarillo en el mar, montada en un barco comiendo naranjas azules, el trató de alcanzarla pero ella le lanzaba las naranjas a la cabeza haciendo que se hundiese cada vez más en el agua, y justo ahí se despertó.

Ahí le empezó a contar a Max sus memorias en el hipódromo, esos días que tanto le gustaban, en los que nunca quería problemas y sólo quería disfrutar su tiempo allí y observar a las mujeres y a los caballos, hacer apuestas y beber un poco de cerveza.

Una tarde en particular, había ido especialmente a apostar por su caballo favorito: Creole. Mientras esperaba a que empezara la carrera, un anciano de chaqueta blanca se le sentó al lado y le empezó a hablar acerca del ‘arte de apostar’, le dijo que lo importante era concentrarse en los nombres de los caballos, que eran pequeños poemas llenos de fuerza. Al rato, Sven se aburrió de la conversación y decidió ir por una cerveza; fue cuando volvía a su asiento que se tropezó con una mujer de nombre Amarilla, que olía a lavanda, y que tenía a LSD en sus ojos. Se sentaron juntos y empezaron a hablar mientras bebían cerveza, ahí fue cuando Sven notó que ella tenía el mismo aliento que debía tener la famosa Marilyn Monroe; el olor a rosas en medio de turbinas en una noche lluviosa.

Al finalizar la carrera (ninguno de los cabellos por los que habían apostado ganó), salieron juntos a tomar a un bar cerca a la casa de Amarilla. Para no aburrirse, empezaron a hablar de sus vidas, de sus trabajos y al final Sven le dijo que sólo importaba que estuvieran los dos juntos. Después la acompañó a su hogar y le dijo que salieran al día siguiente, Amarillo aceptó pero le advirtió que no la llamara antes de las diez de la mañana porque a esa hora no se encontraba siempre bien.

Al día siguiente, Sven llegó a su casa y decidieron salir a caminar, compraron el periódico y aunque no sabían de qué hablar, se sentían bien. Amarilla le contó a Sven que los domingos siempre esperaba encontrar algo inusual entre las noticias, algo así como una receta de mariposas con dinamita, para agregarle emoción a los días. Después fueron a un parque a comer chocolates y Amarilla le habló a Sven sobre Santa Claus.

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