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Actividad Integradora

“Alberto”

Había una vez un chico llamado Alberto, un joven de Veracruz  que tenía 18 años, actualmente el vive en el estado de Nuevo León con sus padres, el estaba estudiando contaduría en la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Llegaron hace dos años en  busca de un mejor hospital para que atendieran a su padre, ya que este padecía de cáncer en la próstata y debido a la dificultad de estos tratamientos médicos, son de costos muy elevados.

Alberto no es el único hijo de su padre Alfredo, tiene dos medios hermanos, estos mismos del primer matrimonio de su padre, no tiene una buena relación con ellos.

Al momento en que su padre se divorcio de su primer esposa, se dio en el juicio que este tendría que dar una pensión a sus otros dos hijos hasta que cumplieran la edad de 18 años, a lo que su padre siempre cumplió, pero ahora su hermanastra se niega a que su padre no le pague la carrera universitaria, y con la ahora enfermedad de su padre, se ha vuelto complicada la situación económica.

Alberto quiere que su padre este bien de salud así que decide buscar un empleo para ayudar con los gastos de su padre y de su universidad ya que no le falta  mucho tiempo para terminarla.

Para aumentar su ahorro de dinero, Alberto hablo con una de sus profesoras y ella le aconsejo algunas formas de obtener becas de estudio ya que sus calificaciones eran altas, afortunadamente  fue becado al 100%, pero aun así Alberto no estaba satisfecho, igualmente quería buscar trabajo para ayudar con los gastos a sus padres.

A pocas semanas del inicio del tratamiento de su padre, Alberto ya tenía trabajo pero aun así  no era suficiente, para  completar el pago de inicio del tratamiento, Alberto preocupado decide contarle a sus mejores amigos, Juan y Carolina, tal vez ellos sabrían una forma de ganar dinero;

-Creo que tengo una idea- exclamo entusiasmada carolina-

-¿Qué se te ocurrió?- cuestiono Alberto-

-¿Recuerdas que en la prepa, algunos alumnos vendían dulces para recaudar dinero?, deberíamos hacer eso- aclaro Carolina-

-¡oh si, pensamos lo mismo!-dijo Juan-

-¡Entonces eso será!-recalco Alberto-

Así estos tres amigos se reunían a vender dulces en su facultad, Alberto trabajaba en las tardes y trataba de no gastar mucho para llegar a completar su meta.

Días antes del inicio del tratamiento de su padre, Alberto se sentó en su habitación a contar todo el dinero recaudado, billete a billete, moneda por  moneda, al terminar de contar, el no podía creer todo lo que había conseguido recaudar, lo había logrado.

Alegremente fue donde su madre, y le entrego el dinero, juntos lo contaron una vez más para estar seguros de que realmente lo habían logrado, y así fue.

En ese momento su madre lo atrapo en un abrazo lleno de orgullo y sentimiento y entre sollozos, su madre exclamo con una voz dulce y quebrada por el sentimiento del momento

-Realmente estoy muy orgullosa de ti, mi hijo-

-Gracias madre- respondió Alberto-

Así, se llego el día del inicio del tratamiento, estaban nerviosos e inquietos, pasaban los minutos  hasta que una enfermera les dio aviso de que ya podían pasar a ver a Alfredo a su habitación, al parecer su padre había recibido muy bien el tratamiento y tenían teorías de que todo iría a la perfección.

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