Al borde de las sombras.

Al borde de las sombras.

Las vacaciones estaban a punto de acabar para el pequeño Tomás quien se sentía un poco triste, porque pensaba que no había disfrutado sus vacaciones, mientras sus compañeros habían ido a muchos parques de diversiones, él y su familia estaban pasando por un momento difícil. Tomás era un niño de 10 años y vivía solo con su madre, los dos fueron al estado de Coahuila para poder ver a la abuela de Tomás, quien estaba enferma, casi a punto de morir. Al estar ella muy enferma y las condiciones del pueblo no eran muy buenas, intentaron ayudarla mucho en la casa, además de que su madre había contratado una enfermera.

Eran aproximadamente las diez de la mañana, todos se encontraban dentro de la habitación de la abuela hablando en voz baja mientras ella dormía, de pronto ella empezó a convulsionar.

-¡Espera afuera Tomás! – Grito la madre mientras ella y la enfermera trataban de ayudarla.

-Pero… - Replico Tomás con su voz quebrada.

-¡Que salgas te digo! – Grito su madre y tomas salió corriendo de la casa.

El rancho donde estaban era muy grande y la casa más cerca estaba a varios kilómetros de allí. Tomás estaba muy triste y no entendía porque le pasaba esto, decidió alejarse un poco de la casa y fue a ver a las vacas para relajarse un poco.

Pasaron aproximadamente dos horas, la madre vio a lo lejos a Tomás con las vacas y dejo de preocuparse, así que le llevo un plato de comida y le dijo que se portara bien mientras ella cuidaba de la abuela y que si empezaba a llover regresara rápido a la casa.

Su madre se fue y Tomás empezó a comer, él se puso muy triste y se dio cuenta que las vacas se acercaban más, fijando su mirada en él, entonces volteo su cabeza y se dio cuenta del comportamiento extraño de las vacas, así que se levantó lentamente y las vacas retrocedieron, pero cuando él quiso dar un paso hacia atrás, las vacas se volvieron locas, Tomás asustado se fue corriendo a las casa.

Cerro la puerta muy fuerte y comenzó a llorar y se dio cuenta que la casa se había convertido en otra por dentro, comenzó a llover muy fuerte y las relámpagos y truenos en la oscura noche.

-¡Mamá! ¡Abuela!- Grito muy asustado.

Tomás abrió y cerró la puerta muchas veces para escapar de esa pesadilla pero todo seguía igual así que corrió a la sala, tropezó y desmayó.

Cuando despertó todo seguía igual, la lluvia había desaparecido, la casa era muy vieja, parecía abandonada, las paredes estaban arañadas y los muebles rotos, todo estaba oscuro y solo la luz de la luna alumbraba.

Tomás comenzó a caminar por la casa, muy asustado por el silencio, tomo un cuchillo viejo que encontró y trataba de no hacer ruido al caminar, caminaba lento y empezó a subir poco a poco las escaleras para poder llegar a la azotea y de repente… ¡Crack! Se oyó un ruido que le hizo soltar el cuchillo. Volteo y no vio nada sentía que alguien lo miraba por detrás y estaba muy cerca de él a sus espaldas, él tenía mucho miedo y cada vez más sentía que se le iba la respiración por el miedo, se quedó paralizado por unos cuantos segundos, le daban ganas de llorar y sus ojos estaban a punto de soltar lágrimas, entonces poco a poco se inclinó para levantar el cuchillo, lo tomo fuertemente y volteo de manera rápida con el cuchillo apuntando… pero no había nadie, noto que había una sombra en el suelo, parecía que una persona estaba frente a él… ¡Ahhh!- gritó.

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