Alegoria sobre la noche

ALEGORIA sobre LA NOCHE

Al comprobar sin ninguna duda que me había perdido en ese pueblo desconocido, sentí una profunda tristeza y esa noche me invadió un sentimiento oscuro, y luego de pensar mucho en él, encontré un nombre para definirlo, descubrí su nombre, era miedo. Me encontré caminando sin rumbo, sólo reconocía el murmullo del viento, estaba perdida y no podía encontrar el camino de vuelta.

La oscuridad me rodeaba, el silencio se me hacía insoportable y sólo era interrumpido de vez en cuando por sonidos desconocidos que me aterrorizaban, temía encontrarme con un animal salvaje.

Avanzaba con mucha dificultad, el terreno se complicaba y en todo momento sentía miedo que aumentaba con más intensidad a medida que pasaba el tiempo, me sentía rodeada de fantasmas amenazantes que representaban todos los peligros que me acechaban, tenía frío.

Reflexioné sobre esta noche interminable, la falta de colores, la ausencia de matices, el ruido de unos pasos lejanos y lo más triste, haber perdido el rumbo. ¿Era un momento difícil? Estar perdida coincidiría con darle sentido a mi vida, ¿ese miedo que sentía será el que me ayudaría a encontrar el verdadero camino?.

A mi alrededor sólo veía oscuridad y pensaba en las injusticias del mundo en que vivimos, sentía tristeza y sólo recuerdo cosas negativas en esta noche negra. Ansiaba que despuntara la aurora que ilumine mi camino y aclare las tinieblas en mi corazón.

Si esta situación hubiera ocurrido de día, tal vez se habría solucionado con menos temor, por la noche todo es distinto, los estados febriles se agravan, los dolores aumentan, todo se ve con más pesimismo.

Finalmente aclaró el día, tal vez encuentre mi camino de regreso a casa y desaparezca el miedo, rezo una oración y le pido a Dios que ilumine mi camino.

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