Apuntes sobre Espantapájaros de Oliverio Girondo

El documento es el poema titulado Espantapájaros del escritor y poeta argentino Oliverio Girondo. Formando parte de las vanguardias artísticas de los años veinte en América Latina, el autor propone a su lector un caligrama, forma poética innovadora y subversiva para la época. Esta forma cruza las fronteras entre el lenguaje literario y el lenguaje visual pues puede ser visto en cierta medida como un suerte de poema visual. En esta obra en forma de personaje llevando un sombrero, el artista cuestiona la verosimilitud de nuestro conocimiento, tema de raigambre existencialista. 

En el plano visual, la forma del poema nos llama inmediatamente la atención puesto que el poeta dibujó un ser humano de pie, la manos y las piernas abiertas de par en par. Este personaje tiene una postura firme, así que tal vez quiera avisarnos de un peligro. El color rojo, símbolo de peligro, de tensión, pero también de vida, viene ilustrando este punto. La idea principal del poema está localizada en parte en el color : la acción que está idealizada por los ideales institucionales causa un sentimiento de pérdida y de desorientación para el autor y su generación. Al trascender las normas usuales de la forma poética -antiguamente estructurada con estrofas y versos-, el autor quiebra las costumbres del lector imponiéndole una nueva práctica de lectura activa. Así, Oliverio Girondo remite a unos de los temas de su obra : la novedad y la creación.

El poeta utiliza otros procedimientos literarios para tocar a su lector. La primera parte del poema se compone de la declinación gramatical de la frase : “yo no sé nada”. El autor usa todas la personas gramaticales para enfatizar el carácter universal de su afirmación. A pesar de su afán por el saber y las ciencias, el ser humano, según él, no tiene un conocimiento absoluto sino una ignorancia tremenda. Esta visión humilde se opone al antropocentrismo del inicio del siglo XX y tal vez constituya una respuesta tras el violento choque de la primera guerra mundial que superó lo imaginable en cuanto a la atrocidad y el horror generado. 

La asonancia en “ión” en la sección en rojo pone en evidencia la complejidad de la educación y el apego a lo científico de los docentes. De forma opuesta, el autor aboga por una inacción materializada por la “contemplación” y la “masturbación”. O sea que reivindica la esencia meramente animal del ser humano atraído por sus deseos.

Esta crítica del racionalismo occidental se confirma de manera explícita en el tercer párrafo donde el autor trabaja con la repetición del fragmento “creo que no creo que…” y ilustra lo complejo y inútil de un conocimiento únicamente basado en la razón.

La cuarta y última parte describe “el cantar de las ranas” que bajan y suben las escaleras para encontrar el otro lado de la existencia sin encontrarlo : “!aquí no está!”. La trayectoria de las ranas puede ser considerada

...