Bajo la influencia de un angel

Bajo la influencia de un ángel.

Era una tarde de invierno cuando Taylor tenía que ir camino a su segundo trabajo en las calles frías de la Avenida South-Park a pesar de contar con tan solo 16 años de edad él era el sustento de su familia, de él dependía que su familia y el pudieran librar semana tras semana.

        A pesar de que Taylor tenía unas incontables ganas de continuar con sus estudios él pensaba que esta vida le había tocado y no podía hacer más, pues ¿Quién iba a apoyar a su familia si no era él?, su padre era un alcohólico que no duraba en un trabajo estable y lo que ganaba lo derrochaba en sus bebidas, su madre, ella era una mujer muy sumisa a su marido, no hacía nada si este no se lo permitía, tenía que rendirle cuentas si salía y realizaba cualquier tipo de gasto, cuando iba de compras al supermercado y ella no compraba la carne exactamente como a él le gustaba él se molestaba y la golpeaba, y si la traía exactamente como a él le gustaba también se molestaba, se ponía furioso y mientras la golpeaba le gritaba que era una cualquiera pues alucinaba que ella tenía algo que ver con el carnicero.

        Esta situación le molestaba mucho a Taylor, pues al final toda la carga caía en él, y a su madre aparte de todo le tocaba criar sola a tres hijos más aparte de Taylor, estos de tan solo 14, 8 y 6 años de edad.

        A pesar de los problemas en casa Taylor siempre se portó de buen humor enfrente de sus hermanos pues él estaba consciente de que ellos no tenían la culpa y que merecían una infancia feliz a comparación de la que tuvo el, llena de golpes por parte de su padre, e incontables desprecios de parte de su madre.

Taylor siempre recuerda un día en el que su madre ahogada en llantos le grito que ojalá lo hubiera abortado, siempre piensa el por qué le dijo eso, ¿será que por su culpa a ella le toco una vida como la que tiene?, ¿será que si él no hubiera nacido ella no se hubiera casado con su padre y en verdad sería feliz? O quizás, solo fue el dolor de la situación y solo buscaba desquitarse con alguien sin importar quien fuera, pero en realidad no lo piensa; todo eso pasaba por la cabeza de Taylor constantemente, sin embargo, el no dudaba en ayudar a su familia, nunca se quejó porque lo sacaran del colegio a tan corta edad, tampoco por tener que meterse a trabajar, ni siquiera por tener dos trabajos, pues el solo encontraba paz camino a estos, se alejaba de todo y al llegar a estos lo disfrutaba pues era como estar en otro mundo, eso pensaba él.

El segundo trabajo de Taylor que era el de la tarde, era de mesero, él siempre fue muy amable con los clientes del lugar, y los que llegaban a frecuentar el lugar siempre lo tomaban como el mejor mesero de ese sitio, por su carisma y buena vibra.

Un día trabajando de mesero Taylor mientras atendía a sus clientes uno de ellos, muy bien vestido, con buen corte de cabello, su traje a la medida y sus zapatos muy bien voleados lo tomo de la mano y le dijo -Taylor, buen amigo, ya no tienes que seguir con la vida que tienes ven conmigo y podrás experimentar lo que en verdad es la felicidad. - A esto Taylor reacciono quitando la mano rápidamente pues no reconoció a esa aguda voz que se dirigía a él. -Disculpe ¿de qué habla? - Respondió Taylor con una risa nerviosa, y un escalofrió que lo invadía completamente de pies a cabeza.

-Apoco no me recuerdas Taylor, soy Benjamín, aquel pequeño con el que solías jugar por las tardes mientras tu padre dormía para que no se diera cuenta. -Dijo Benjamín con una sonrisa de oreja a oreja. A lo que Taylor respondió asombrado - ¡Por dios! Benjamín, ¡cuánto tiempo! Pero ¿Qué haces aquí? Hace unos días fui a verte al hospital, aun no salías de coma y decían que ya no sería posible después de dos años en la misma situación, pero mírate ahora, te vez increíble, y ¡Dios! Que trajecito te cargas. -Era claro el asombro de Taylor por tener enfrente de el a su mejor amigo, después del aparatoso accidente que habían tenido por culpa de un alcohólico en el cual a Taylor casi no le había pasado nada a comparación de a Benjamín.

-Taylor me ofendes, si me conoces bien, ¿tú crees que me iba a dejar vencer tan fácilmente? Por su puesto que no te ibas a librar de mi tan fácil amigo.

Respondió benjamín a lo que dijo Taylor. El seguía sin creerlo, pero continuo la plática con su mejor amigo, no sin antes pedir un permiso a su jefe de salir temprano, pues no faltaba mucho para su hora de salida este acepto, pues Taylor le conto la situación, y su jefe sabía que Taylor era un buen muchacho que normalmente se quedaba poco más de su hora de salida ayudando.

Cuando Taylor regreso con benjamín este ya estaba listo para irse, y comenzaron la plática, tan normal como si no hubieran pasado esos largos años de ausencia, emprendieron su caminata hacia al parque a donde solían ir de niños, pues a la hora que era ya se encontraría totalmente solo y así podrían hablar de lo que fuese, y estar tranquilos. En el camino Taylor le pregunto a Benjamín - ¿Que fue la frase que me dijiste cuando nos encontramos en el trabajo?, eso de “experimentar la verdadera felicidad” ¿A qué te referías? – Benjamín con una sonrisa marcada en el rostro quedo en silencio por unos segundos y después le respondió -Taylor, ¿no crees que ya fue suficiente tiempo el que has aguantado la situación de tu familia? Digo, tienes a tu padre en casa, pero el que está manteniendo a la familia eres tú y no el cómo debería, tu madre solo se mantiene de lado de tu padre, jamás te da la razón a pesar de que realmente la tengas. Y sé que lo haces más por tus hermanos, pero dime ¿eso para ti es vida? Lo dudo Taylor. -Taylor no supo que responder y quedo en silencio caminando por varios minutos hasta que Benjamín le dijo. – No seas terco, no lo pienses, ven conmigo yo sé lo que te digo, donde estoy ahora es increíble, no hay peleas de ningún tipo, ni siquiera insultos, puedes vivir tranquilo, en paz…- Antes de que Benjamín acabara de hablar Taylor lo interrumpe y dice – Pero es mi familia ¿cómo puedo abandonarlos, así como así?

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