Baldomera Después de todo Madre

Baldomera Después de todo Madre

Baldomera mujer mulata protagonista del libro de Alfredo Diezcanseco, dueña de sí misma, de su cuerpo, sus sentimientos, sus emociones, su vocabulario, ella no respeta autoridad alguna, sin siquiera una marca de modales y ni al parecer notables debilidades.

Baldomera tiene cuatro hijos, si cuatro. El mayor Inocente el hijo de la vida fácil, el hijo de la farra, el de aquella vida de prostituta a la que Baldomera tuvo que enfrentarse, al parecer su única compañía y experiencia de propiedad que tenía entonces, este es el hijo que predomina en el relato y al parecer el más querido de todos sus hijos; su hijo Polibio quien siempre buscó el bien de su madre por lo cual tuvo que marcarse a trabajar en el campo pero al poco tiempo se volvió un cuatrero como su padre; Baldomera tenía dos críos más Lupercio y una niña a la cual no se la nombra.

Baldomera de considerable  carácter fuerte e impenetrable tiene un punto débil si es que podríamos llamarlo débil este son sus hijos, ya que en varios momento ha defendido a sus hijos a golpes o a insultos incluso frente a su amado conviviente Lamparita “Cuidado. Ten en cuenta. Es mi hijo. Dónde le toques un pelo, te rajo.” Responde Baldomera a su conviviente cuando este insulta a Inocente y amenaza con “romperle hasta el alma”; además también encubría a su hijo mayor el que nunca le dio un centavo para la comida incluso cuando ya Inocente estaba trabajando; ella engañaba a lamparita, diciéndole que Inocente ayudaba para la comida. Y como Lamparita era poco amigo de hacer cuentas, se lo creía.

Además de defender a sus hijos trataba de ayudarlos. En este caso con la novia de Inocente, Celia María, así como cuando Baldomera se presenta a primera hora a las puertas del aserrío San Luis que estaba en huelga en este lugar trabajaba Celia María, Baldomera fue solo para asegurarse de la conducta de la muchacha: “Lo que es tú no entras. La que va a ser mujer de mi hijo no se porta como una maricona…Ven. Yo te voy a dejar a la casa. Tengo que enseñarte a ser mujer”. Además de sus múltiples consejos a sus hijos:

-Es que usted no sabe. A las mujeres, para que sean fieles,  hay que pegarles. ¡Dele una paliza! Ji ji

Baldomera se bambaleo de la cabeza a los pies. Sus ojos volvieron a nublarse. Y  confirmo:

-Cierto.  Por eso me casé con Lamparita. ¡Hay que pegarles! ¡Viva el trompón! Ese es el que manda siempre.

Los consejos no solo eran para  su hijo Inocente sino también para su otro hijo Polibio así antes de que este se vaya a trabajar al campo en medio del muelle le dijo: “Este…. No seas nunca un zoquete. Hazte entrado. La gente no es nunca buena. Eso es mentira. Si quieres que te vaya bien, ataca duro y  primero. Así te han de tener miedo (….) Y ten cuenta con las mujeres. Las mujeres son unas condenadas. Yo he visto matar por ellas. Ten cuenta, Polibio. Todavía estás muchacho. No las quieras…Y cuenta te haces de hijos (…)”

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