Bodas de sangre marca en la obra de Federico García Lorca el inicio de su madurez como dramaturgo

Bodas de sangre  marca en la obra de Federico García Lorca el inicio de su madurez como dramaturgo.

El titulo de la obra anticipa el contenido de la misma, insinuando y resumiendo el asunto, ya que luego de la boda efectivamente corrió la sangre. Bodas de Sangre cuenta la historia de un triangulo amoroso entre dos hombres y una mujer, y la consecuencia de la decisión de abandonar a su novio luego de la boda para huir con otro.

Los ejes que mueven la acción de esta tragedia son los mismos en los que se apoya su más vigorosa poesía: el amor o el odio, su complemento; el destino y la muerte. Sobre todo es la fuerza del destino, esa fuerza ciega que determina los sucesos desde siempre, la que empuja a sus personajes a un fin trágico inexorable.

Ese parentesco tan cercano con la antigua tragedia griega tiene su raíz en el fuerte apego de García Lorca a la tradición popular andaluza. Los motivos utilizados por el poeta se pierden en las profundidades del subconsciente colectivo y muchos de ellos son reminiscencias de remotas religiones naturalisticas que subyacen en las creencias populares y sus rituales cotidianos

Nada de lo sucedido en el transcurso de la obra toma por sorpresa al espectador o al lector (según se vea su representación o se lea el texto). Todo está anunciado desde el inicio mismo. La obra está dividida en tres actos y siete cuadros: el primer acto consta de tres cuadros; el segundo y el tercero de dos cuadros cada uno. Cada acto corresponde a los tres momentos fundamentales establecidos para la representación escénica desde la Grecia clásica: exposición, nudo y desenlace.

Personajes importantes de la obra.  

• Madre: Fuerte, dominante, Guardaba mucho resentimiento hacia los Félix por haber terminado con la vida de su familia, era rencorosa, Sobre protectora.
• Novio: Buen labrador, simple, confiado, e ingenuo.
• Novia: Era modosa, trabajadora, acostumbrada a la soledad, sumisa e ingenua.
• -Leonardo: Excelente jinete, fuerte, de pasiones impetuosas, repulsivo, machista.    

La acción de esta tragedia tiene lugar precisamente, en un pueblo andaluz típico donde las mujeres viven condenadas a una reclusión total mientras los hombres resuelven sus problemas a punto de cuchillo. Víctima de este ambiente, una madre viuda y huérfana de su hijo mayor (muertos ambos en riñas callejeras) dedica su vida a proteger a su segundo hijo, el Novio, procurando alejarlo de los peligros: Navajas, pistolas, escopetas y toda tentación de pelea. Los malos presentimientos, sin embargo, aparecen en el momento en que el Novio le comunica su decisión de casarse. Y son presentimientos razonables, porque la madre de la Novia, muerta ya, tiene un pasado oscuro (“mala sangre”) y la Novia misma tuvo relaciones de noviazgo con Leonardo, primo lejano del Novio e hijo del asesino de su padre. Rechazado por el padre de la Novia a causa de la mala fama de su familia, Leonardo se ha casado con otra mujer a quien no quiere, pero continúa obsesionado con la Novia, cuya casa ronda todas las noches galopando sin descanso. La Novia es consumida por esa misma pasión, que cree ahogar con su próximo matrimonio, pero a medida que se acerca la ceremonia su desasosiego crece de manera de asfixiante. La mañana de la boda, se encuentra inevitablemente con Leonardo y discute con él, rechazando sus insinuaciones y reclamos; sin embargo, después de la ceremonia huye con él, dejando plantado al Novio. Este, al descubrir la traición, corre en su busca, dispuesto a lavar con sangre su honra. El encuentro y el duelo entre él y Leonardo ocurren al anochecer, con la Luna como testigo y la Muerte, bajo la figura de una menesterosa, como guía. Ambos mueren. La novia regresa, dispuesta a pagar, estoicamente, su culpa. Y hasta le exige castigo para sí, pero defiende su honor de mujer no tocada por hombre. A la madre eso no le importa, sino la pérdida del hijo, que la deja sumida en un absoluto estado de soledad y desamparo.

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