CARNAVAL: LA PAZ HECHA DISFRAZ

CARNAVAL: LA PAZ HECHA DISFRAZ.

Cuando oímos o vemos la frase “CARNAVAL” a muchos se nos viene a la mente la palabra “FIESTA”; a otros solo les importa el tiempo libre para descansar o quizás para irse a algún sitio de retiro o viaje para romper con la rutina diaria que los agobia, pero a muchos otros, esa frase es por lo que han estado trabajando por muchos meses; esos meses atrapados en horas y horas de planeación, de distribución, de diseño, de ensayos tras ensayos para lograr captar las miradas y admiración de todos los espectadores que habitan y viajan a ese único lugar del mundo en donde la llamada “vergüenza” desaparece casi instantáneamente, puesto que solo en ese lugar, en esa fecha anhelada, sale a flor de piel las más “brillantes locuras” que el ser humano  pueda expresar en mente, cuerpo y alma; en donde se desinhiben de lo que por mucho tiempo lo han tenido preso, sujeto y amarrado; es ese miedo a expresarlo, ese miedo al rechazo, a la burla, al señalamiento, de la famosa etiqueta “el qué dirán”; el carnaval lo hace posible, lo hace visible, lo hace tangible a cada uno de nosotros. Es por ello que el CARNAVAL es la representación de la paz hecha disfraz, ya que, más allá de la música, de las comparsas, de los rituales o protocolos que realizan, de las imponentes carrozas, hasta de la misma reina del carnaval es donde todos somos lo que realmente somos, lo que queremos ser, lo que queremos mostrar, y lo más importante, nadie nos señala, nadie se burla de uno sino se burla con uno, porque ya no hay vergüenza, ya no hay que esconder; al contrario, entre más uno muestre más le aplaudirán, lo aceptaran, no hay diferencias ni físicas ni espirituales ni sexuales porque todos respetan a todos sin importar nada. En el CARNAVAL se van a bajo todo aquello estereotipos a lo que la sociedad y nosotros mismos nos hemos impuesto, aquí los famosos roles femeninos y masculinos se invierten en donde un hombre puede llevar flores y falda y una mujer puede usar bigote y espada, y aún así está bien, en donde los estándares de belleza sobrevalorados a lo que estamos acostumbrados ya no importan; todo en el CARNAVAL es alegría, risas, momentos de magia, locura y diversión para todos; en donde la alegría se convierte en llanto y el llanto en alegría; las asperezas se esfuman, las deudas y conflictos pasan a otro plano y se olvidan, solo hay jocosos momentos y fotos que quedan en el recuerdo. El CARNAVAL es el disfraz del alma, es la expresión de ella convertida en traje pero no me refiero ese traje de lentejuelas, de brillos, de colores brillantes representando algo o alguien sino ese traje invisible que todos llevamos, ya que anduvo apagado por la cotidiana vida que llevamos a diario. Es por tal motivo que para mí todos los días de mi vida quisiera que fuese carnaval porque es sinónimo de paz, de respeto, de alegría y de amor; es ese carnaval que todos llevamos dentro lleno de locura, que nos lleva a ir más allá de lo lógico, de lo racional, de lo que es correcto o no, porque en carnaval todo es correcto, todo se vale, no hay limitaciones en ser uno mismo y eso para mí es CARNAVAL… es la paz hecha disfraz.

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