Carballeda

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Zarza Quiroz Fabiola

La intervención que se puede dar en la práctica, debe realizarse desde un análisis complejo acerca del entorno que vive ese sujeto de estudio. Los problemas sociales se consideran en relación sobre la cuestión social que surge desde años atrás en América como ese producto de diversas cuestiones, como lo es: la multiculturalidad de culturas, identidades, civilizaciones como consecuencia de resistencia a los nuevos “cambios” o signos de poder que se emergen en el espacio-tiempo.

Se debe tener en cuenta que la intervención es un proceso de construcción en el sujeto de estudio, no por ello se debe pensar que tenemos un “manual” para llevar acabo de manera satisfactoria el mismo, este debe ser metodológico y subjetivo. Durante el paso de los años con las nuevas civilizaciones no se lograba realizar dicha “construcción” por el marco conceptual e histórico que predomina y por ende el dialogo era poco nulo, los problemas sociales eran relacionados a la desigualdad e injusticia y cada individuo mantenía su propia identidad sin tener empatía, generando “dominación” sobre el otro.

Las formas de construcción social se basan en la cultura e identidad de los sujetos, es decir para llegar a esta construcción se debe tomar en cuenta tres elementos importantes, como lo son: cuestión social, construcción de práctica y objetos de conocimiento, estos atribuyen entender el proceso de análisis que sumerge al sujeto, así como las diferentes relaciones que conllevan a su propia identidad, esto sin olvidar integrar la “racionalidad” que nos muestre la realidad de transformación permitente que deseamos aportar en  cada uno de los mismos.

Los problemas sociales son esenciales para conocer, analizar y recrear la intervención, intentar realizar esta visión considera una perspectiva de reciprocidad hacia el fortalecimiento del sujeto de estudio y estas formas de inclusión social con su entorno, mostrando otra orientación acerca del reflejo racional y así convertirlo en un logro de integración.

El hecho de interpretar la intervención como un dispositivo favorece el análisis orientado a la comprensión de las fuerzas que estrechan las acciones, En el curso de las relaciones de intervención se encuentran dificultades para calcular y medir la totalidad de la experiencia, lo que regula las aspiraciones de control, pero favorece las relaciones, en las que emergen oportunidades de subjetividad diferentes al moldeamiento de los sujetos. En la intervención social las acciones están orientadas por intereses conscientes e inconscientes, construidos a partir  de la experiencia de los sujetos y las redes.

Conclusiones:

Esta manera de entender la intervención en lo social nos aproxima la comprensión de sus características, en tanto campo de aplicación de tecnologías para la gestión de la vida de las poblaciones y sujetos. Ello implica asumir que las relaciones situadas que se comprenden son en retrospectiva, es decir mirar hacia atrás, a partir  de ejercicios reflexivos de indagación, con categorías conceptuales que favorezcan la observación de lo no calculado que emerge en las relaciones.  

En ese sentido, es importante avanzar en una mirada a la intervención social en tanto manera de actuar, es decir, más allá de preguntarnos qué es la intervención social, interesarnos por lo que hace y, especialmente, cómo lo hace: qué relaciones sociales construye y qué responsabilidad tiene en las formas de subjetividad. Y ello implica el análisis de la red de relaciones que se realzan bajo la construcción de los dispositivos, así como también la emergencia de alternativas singulares.

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