Crónica camino al Naranjo

CAMINO AL NARANJO

Desde muy temprano me tocó hacer el viaje al ejido El Naranjo que está a tres horas cuesta arriba desde mi domicilio. Aun no salía el sol cuando iba subiendo al colectivo, sin prestar mucha atención y a manera de protocolo social saludé a las únicas dos personas que estaban dentro del trasporte y tomé asiento en la parte de atrás. Cuando por fin me acomodé, empecé a poner atención a la conversación que entablaban los pasajeros, se me hizo familiar esa voz, era mi amigo Luis, platica como si estuviera susurrando, como queriendo que solo su interlocutor entienda sus palabras. Desde hace tiempo nuestra amistad consiste en encontrarnos en lugares poco probables, ¿Quién viaja al Ejido El Naranjo, tan temprano y en el mismo colectivo? Sin embargo, no me sorprende, nos hemos encontrado en lugares más extraños. Decidí saludarlo y acercarme a él para charlar, siempre me parece grato ponernos al tanto de lo que estamos haciendo, me presentó a su acompañante, era su pareja, crucé un par de palabras con ella y por fin comenzó el viaje, arrancó el colectivo.

Luis bajó antes que yo y le deseé suerte, y yo llegué hasta la base de la ruta, en la finca Chiripa. Ahí no acaba mi recorrido, sino tengo que tomar una moto como medio de trasporte para llegar a mi destino El Naranjo. Afortunadamente Cifuentes ya estaba esperándome cuando bajé del colectivo de la finca Chiripa, así que decidimos no esperar más y empezar ese recorrido de unos 45 minutos aproximadamente. Cifuentes manejando y yo en la parte de atrás. Ese tramo en moto suele ser un poco incómodo, pues casi todo el camino es terracería y solo en algunas pendientes muy inclinadas, hace presencia el pavimento. Aunque tengo que confesar que esa vez no le presté tanta atención al camino como a la plática de Cifuentes y los interminables cafetales a los lados del camino.

Cifuentes es un campesino bastante amable en ocasiones nos trasporta de Chiripa a El Naranjo a mí y otros compañeros maestros. Mientras ascendíamos me platicaba de las aspiraciones que tiene de hacerse de un Tsuru, para “pasaje porque no hay más que dos trasportes que suben al Naranjo, y mas que nada por cualquier necesidad, en la familia somos bastantes y no se sabe cuando se necesita bajar a Tapachula, por cualquier necesidad”

Mientras platicaba, yo no desprendía la vista de esos hermosos cafetales, ascendíamos y ascendíamos y no se acababan, parecían interminables, me puse a contemplar lo bello que son esas plantas y llenas de su fruto redondo. Muy seguramente pertenecen a algunos terratenientes de descendencia alemana, toda esa zona cafetalera de Tapachula pertenece a alemanes mientras que la población, los campesinos trabajan ahí, las tierras de los alemanes, por largas jornadas y escasos salarios. Cifuentes “compensa” su sueldo con los viajes en motocicleta que logra brindar, principalmente a trabajadores como médicos, maestros y trabajadores del gobierno que suben entre semana a su centro de trabajo.

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