Domingo de verano –Andres Rodriguez
Enviado por Luz Marina Rincon Olmos • 4 de Junio de 2018 • Reseña • 410 Palabras (2 Páginas) • 78 Visitas
Domingo de verano –Andres Rodriguez
Verano, domingo para ser exactos, estaba agobiado por el calor en mi habitación. Pensé “Ya llevo tiempo sin salir, estar tanto tiempo encerrado es insano” Tome mi móvil, mis auriculares y decidí ir al parque. Los rayos del sol golpeaban mis ojos, quemaban mi piel, En resumen me fastidiaba totalmente.
Estaba sentado en una banca del parque, puse a reproducir una canción lenta y relajante. La vi a ella, una mujer de una belleza descomunal, aparentaba tener mi misma edad, Iba en Converses, Jeans negros y una blusa blanca. Su cabello, negro, lacio y largo. Su piel, blanca daba la impresión de una textura tersa, de hecho estaba tratando de protegerse del sol, le fastidiaba igual que a mí. Su rostro, ojos cafés con una mirada que desprendía felicidad, pequeñas pecas en su nariz y cachetes, liberaba un carisma que esclavizaba mi mirada. La canción ya había acabado y yo aún la contemplaba. Me vio, sin deje de mirarla, algo me lo impedía. Me sonrío, hizo un gesto de “Love & Peace” con los dedos y sacó un poco su lengua, parecía que estuviera posando para una fotografía, pero no, no lo comprendí al instante pero esa linda mueca iba dirigida hacia mí. Me sonrojé, no sé si lo habrá notado.
Instantes después, decidí ir por un helado, había una fila no muy larga. Ahí estaba ella, en el último lugar, su presencia en verdad me ponía nervioso aunque ni la conociera, traté de no hacer el ridículo. Fue imposible, ella acababa de recibir su helado y le estaba poniendo aditivos, el hecho de que ella estuviera a mi lado me ponía tan nervioso que tire el helado que acaba de recibir sobre mí, ella acudió a ayudarme con unas servilletas. Sentía que la cabeza me iba a explotar.
Pasaron unos minutos y sin darme cuenta ya estaba sentado en una banca con ella platicando, ella llevaba la iniciativa de la conversación, yo solo le respondía, pero ella parecía estar interesada a mis respuestas y algunas le causaron gracia, no me explicaba cómo había tomado tanto sentimiento por una persona que acaba de conocer.
Llegó un instante, ella me quito los auriculares y dejó salir de sus pequeños labios “Te quiero, te amo”. De escuchar eso ya sentía cálidos mis cachetes de lo sonrojado que estaba. Acerco cada vez más su rostro al mío sin decir ni una palabra.
Así fue como un domingo de verano ella tomo mi primer beso.
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