ENSAYO el trasfondo de laintencionalidad ejemplo estructura.
Enviado por Pepe GH • 7 de Septiembre de 2016 • Resumen • 1.459 Palabras (6 Páginas) • 545 Visitas
ENSAYO
Introducción
En este ensayo se abordara el tema del análisis del sentido de la acción: el trasfondo de la intencionalidad, cuyo objetivo es que conozcamos los diversos recursos teóricos que permiten asentar la metodología cualitativa, tanto en su planeación como en su explotación, haciendo esto mediante el análisis conceptual de lo que se supone la (re)producción de los marcos de sentido de la acción. Por lo tanto en nuestro ensayo comenzamos definiendo lo que es la acción desde la perspectiva de M. Weber, posteriormente se mencionan 4 supuestos ontológicos de la acción, para de ahí despegar y entrar al tema del trasfondo de la intencionalidad.
Desarrollo
Para empezar nuestro ensayo es necesario que comprendamos la acción visto desde la perspectiva sentido e intencionalidad cómo se maneja en el libro, por tanto es importante definir acción desde el punto de vista de M. Weber que nos recuerda que "...una acción es aquella conducta a la que el agente imputa un significado o sentido subjetivo. La intención del agente, la incardinación del movimiento corporal es un cierto orden de deseo y sentido, es lo que convierte una conducta, o su ausencia, en una acción".[1] (Delgado, 1999)
Por lo tanto podemos decir que la acción queda comprendida y algunas veces explicada cuando captamos la intención, situada en un contexto de significado práctico en que se desarrolla intencionalidad y contexto.
Podemos conocer otros supuestos ontológicos del sentido de la acción y los mecanismos que han de ser revisados para asentar su compresión y explicación científica como son los siguientes:
- La intención constitutiva de sentido ha de ser entendida en un sentido más amplio como intencionalidad
- La intención, junto a la precepción, es la forma biológicamente primaria de la relación intencional entre el organismo y el entorno, y que la intención es un componente básico de la acción.
Con esto podemos ver la intención es un componente básico de la acción, pero que también es uno de los posibles estados intencionales que tenemos y que pueden entrar en la acción.
"...De esta puntualizaciones hechas según a J. Searle [...], se extrae no sólo la centralidad operativa que adquieren las condiciones de satisfacción para configurar y comprender estados intencionales, sino también el que todo acontecimiento cargado de algún estado intencional conlleve necesariamente un elemento simbólico-representacional".[2]
Otro aspecto importante es que podemos ver que el sentido de la acción depende en gran medida de lo que los agentes dicen sobre ella: la narratividad es un elemento constitutivo de las acciones humanas.
Un tercer punto que entra en nuestros supuestos es el de que la centralidad que se otorga a la intencionalidad no nos puede llevar al error subjetivista de dar por establecida y preconstituida la subjetividad, olvidando su conformación práctica y dinámica.
En un cuarto supuesto se distingue que es más adecuado ver la acción como un momento de la corriente que constituye la práctica social, en lugar de verla como un fenómeno en concreto, ya que "toda acción (social) es un acontecimiento físico, en tanto que producto de la capacidad/poder de un ser corporal que interviene causalmente en su medio, y en tanto que siempre está ubicada en un espacio-tiempo de relaciones asimétricas de producción, de poder y de comunicación". [3]
En concreto, lo que hace posible la ubicación significativa de la acción y, por ello su interpretación, es la regularidad, sistematicidad y la producción de un marco contextual.
Por último se marca un quinto supuesto que muestra que un análisis comprensivo de la acción exige estudiar todos aquellos filtros y sedimentos del sentido de la acción que lo hacen posible y lo concretan, esto es, que haya que aclarar el marco intencional, el contextual y el estructural, que son de los que hemos venido hablando.
Otro tema importante que se marca en nuestro libro es el del trasfondo de la personalidad en el que se hace mención de la necesidad de reconocer la existencia de ese marco como trasfondo de la intencionalidad: argumentando que no puede haber estados intencionales sin que haya un “trasfondo” de capacidades, habilidades, prácticas, etc. Primariamente biológica y necesariamente social, que los haga posibles.
Entonces se marcan argumentos para la aceptación del trasfondo como lo es admitir que es a través de la direccionalidad de aquellos estados intencionales como se conforma el sentido de la acción, y no olvidando que esta direccionalidad es el rasgo principal de la intencionalidad.
Por tanto recordemos que "...todo estado intencional tiene como principal componente el contenido intencional o representacional que determina las condiciones de satisfacción del estado".[4]
Una aproximación a algunos rasgos del trasfondo los podríamos encontrar en la psicología cognitiva cuando resalta la estructuración narrativa de aquello que hace posible la comprensión de los significados.
Al comprender esto podemos ver que lo que alimenta y conforma el trasfondo de la intencionalidad es la sedimentación de la vida, de la vida que nos antecede y nos rodea y de lo que se vive. Ya que sin este trasfondo no podría haber actos intencionales definidos y, por ello, comprensibles.
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