El Hechicero Enamorado.

El Hechicero Enamorado

Había una vez un joven hechicero que curaba a las personas, vivía en medio del bosque de los olivos, su vida era muy tranquila y además, llena de trabajo, pues cerca del bosque había una aldea que estaba habitada por personas que trabajaban muy duro para satisfacer sus necesidades, y él les apoyaba brindándoles su ayuda cuando tenían algún mal o bien, se accidentaban trabajando; un día una mujer, al tomar agua contaminada del río que estaba cerca de su casa, cayó muy enferma y sus vecinos solicitaron al hechicero que fuera a donde la mujer, el hechicero aceptó muy a pesar de su voluntad y decidió ir en auxilio de la mujer.

        Al llegar a casa de la mujer, le llamó demasiado la atención ver que sobre su cabeza, bailaba muy alegremente un fantasma de un hombre, sin embargo lo que más le sorprendió fue ver que la mujer, a pesar de su enfermedad, lucía un aspecto sumamente hermoso, pero, aunque tenía unos ojos bellísimos, en ellos resaltaba una tristeza enorme.

        Acercándose a la mujer, quien estaba tendida sobre una cama, con un semblante muy pálido, le dijo:

-Hola, soy Ben, el hechicero del bosque y he venido desde mi choza solamente para salvarte.

-Y ¿Cómo harás eso?- preguntó la hermosa mujer.

Ben sacó de su mochila un frasco con un líquido morado que había preparado una semana anterior después de haber visto que el agua del río tenía un aspecto muy raro para los casos como el de la mujer, respondiendo:

-¡Con esto!, es una poción muy poderosa y ten por seguro que te sanara en minutos.

        La mujer bebió la poción y justo como el hechicero afirmo, a los 15 minutos la fuerza volvió a su cuerpo, sin embargo aquella tristeza con la que la había conocido seguía presente en su rostro, y el fantasma sobre su cabeza seguía bailando. Al ver que la mujer estaba mejor, el hechicero le comentó:

- ¿Sabes? al llegar aquí he notado algo muy extraño, puedo ver el fantasma de tu difunto esposo a tu lado y esa gran tristeza que llevas en tu rostro.

- ¿En serio? -preguntó la mujer sorprendida.

- Sí.

- ¿Y qué dice? -cuestionó la mujer, muy seriamente.

- Está muy triste -dijo el hechicero y, al hacerlo, el fantasma del hombre dejó de bailar y se quedó viéndolo extrañado.

- ¿Por qué? -preguntó la mujer, al borde de las lágrimas.

-  Porque no lo dejas ir, y él quisiera que lo superaras y siguieras con tu vida -dijo el hechicero, haciendo que el fantasma se quedara boquiabierto.

- ¿En serio?

- Sí.

- ¿Y qué puedo hacer al respecto?

- Pues, podrías empezar conociendo a nuevas personas y atreverte a enamorarte de nuevo; ¿qué te parece si salimos a cenar y nos conocemos tú y yo un poco más? -dijo el hechicero, haciendo su movimiento, mientras el fantasma del hombre empezaba a jalarse los pelos desesperadamente.

- ¿Qué dice él? ¿Le gustaría que hiciera eso? – preguntó la mujer preocupadamente.

- Totalmente, le encantaría, hasta puedo verlo sonreír - dijo el hechicero, mientras el fantasma lloraba lágrimas de sangre y se retorcía en el aire.

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