El enanito saltarín
Enviado por Paola Rodríguez • 1 de Abril de 2019 • Tarea • 1.007 Palabras (5 Páginas) • 286 Visitas
EL ENANO SALTARÍN
Narrador: Había una vez un molinero que tenía dos grandes amores en su vida: el trabajo y su hija. Era ésta una hermosa doncella en la que resplandecían todas las virtudes. Pero eran tan pobres que no podían pagar sus impuestos.
Rey: ¿Por qué no habéis pagado tus impuestos? ¿Cuánto tiempo más piensas que te voy a esperar? Ya estoy harto de tus excusas.
Molinero: Perdonadme por favor alteza, aun no consigo el dinero, pero le prometo que le pagaré
Rey: Ya fue suficiente, no te daré más tiempo, te meteré a la cárcel sin compasión.
Molinero: Alteza, tengo una hija que…
Rey— ¿Decís que tenéis una hija?
Molinero— Sí, Majestad, tengo una hija que, además de ser muy bella, es tan habilidosa que sería capaz de hilar paja y convertirla en oro.
Rey— Una doncella así me convendría. Si tu hija es tan hábil como dices, tráela al palacio; quiero convencerme si es verdad.
Molinero— Señor, aunque pobre, soy honrado y leal.
Rey— Pues así habrá de ser, porque en el caso de que tu hija no tenga tales habilidades mandaré que os ahorquen a ambos.
NARRADOR: Al otro día por la mañana la joven fue conducida a palacio, donde la metieron en una alcoba que tenía grandes montones de paja y en la que sólo había una rueca y una banqueta. Allí un criado de palacio le dijo:
Criado— Ponte al trabajo inmediatamente, porque si para mañana no has convertido en oro toda esta paja, su Majestad te mandará ahorcar. (Y salió de la habitación dando un portazo, al quedarse sola la joven rompió a llorar desconsoladamente).
Jovencita— Ay, noo, ¡por qué habrá dicho mi padre que yo sería capaz de hilar la paja para convertirla en oro, si eso es imposible!
(La joven seguía llorando cuando sintió una musiquilla y, de pronto, apareció un enanito muy sonriente que le dijo)
Enanito— ¡Buenos días, molinerita! ¿por qué lloras?
Jovencita— ¡Ay, señor, el rey me manda que hile toda esta paja y la convierta en oro y no sé cómo empezar!
Enanito— ¿Qué estarías dispuesta a darme si yo hilo toda la paja y la convierto en oro?
Jovencita: Te puedo dar mi anillo
Enanito: ¡De acuerdo!
(Cuando el enanito terminó su tarea, la jovencita mando a llamar al rey)
Jovencita: ¡Alteza, alteza! Ya terminé
Narrador: Cuando el rey vio el oro se puso muy contento, pero quería más, así que hizo encerrar a la chica en una habitación más grande llena de paja.
Rey: Tenéis hasta mañana para hacerlo
Jovencita: ¡No puede ser! ¿Y ahora que haré? (empezó a llorar de nuevo)
Enanito: Veo veo que tienes una ardua tarea
jovencita— No tengo ninguna joya más para darte, pero por favor ayúdame, te lo pido y haré cualquier cosa por ti.
Enanito— Bueno, bueno, pues entonces prométeme que me darás tu primera hija cuando seas reina.
Jovencita: ¡Te lo prometo! (susurrado: Cómo nunca seré reina, no tengo que cumplir esa absurda promesa jijiji)
Narrador: El enanito se puso a trabajar con tal velocidad que en poco tiempo tuvo hilado hasta el último puñado de paja. A otro día por la mañana, cuando llegó al rey quedó asombrado al ver aquel montón de oro y pensó que la forma de asegurarse aquella riqueza era hacer que la molinera fuera su esposa.
Rey: — Estoy orgulloso de ti hasta tal punto que voy a casarme contigo.
Jovencita— ¡Pero, señor, yo no...!
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