Haftar

*ECOS DE LA TORAH*

Parashá #9 VaYéshev

_y se asentó_

Bereshit (Génesis) 37:1-40:23

*COMENTARIO No. 6*

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*¿QUIÉN ERA TAMAR?*

🕎 38:6 *Vayikach Yehudah ishah le-Er bechoro ushmah Tamar.*

Iehudá tomó una esposa para Er, su primogénito, cuyo nombre era Tamar.

Tamar era una mujer virtuosa, casta y modesta, quizás un poco por debajo de la categoría de Sarah, Rivkáh, Leah y Rajel. Algunos autores establecen un paralelismo entre Tamar y Rivkáh. En efecto, las dos tienen el mismo carácter resuelto y lleno de determinación; no vacilan en recurrir a un estratagema, la primera para asegurarle la bendición paterna al hijo del que sabe que es el más digno de recibirla, la otra para poder unirse definitivamente a la familia abrahámica. Incluso después de haber perdido a sus dos maridos, hijos de Yehudah, Tamar no seguirá teniendo más deseo que el de contribuir a la perpetuación de la santa familia del Patriarca. Muchos siglos después de estos acontecimientos, cuando nuestros antepasados quieran citar un ejemplo de virtud, nombrarán a Tamar. En efecto, cuando Bo’az se casó con Rut, los habitantes de la ciudad le bendijeron con las siguientes palabras: *“…Que tu casa sea como la casa de Péretz, el hijo que Tamar le parió a Yehudáh…”* [Proyecto Jai]. Según algunas opiniones, Tamar era una de las nietas de Shem. De ella está dicho: *«…Descendía de Shem, el hijo de Noaj, y era hermosa como la palma…»,* [Midr. Haggadol].

*MATRIMONIO POR LEVIRATO*

🕎 38:8 *Vayomer Yehudah le-Onan bo el-eshet achicha veyabem otah vehakem zera le-achicha.*

Entonces Iehudá le dijo a Onán: “Cásate con la mujer de tu hermano y cumple con ella el deber del levirato estableciendo descendencia para tu hermano.

🕎 38:9 *Vayeda Onan ki lo lo yihyeh hazara vehayah im-ba el-eshet achiv veshichet artsah levilti netan-zera le-achiv.*

Pero Onán sabía que el linaje no habría de ser suyo y siempre que cohabitaba con la mujer de su hermano, eyaculaba a tierra para no darle descendencia a su hermano.

Yehudah y sus hijos fueron los primeros en cumplir el Precepto del levirato, [Rabbá cap. 85]. Yehudah casó a su hijo Er con Tamar. Al morir Er, su hermano menor Onán tenía el deber de desposar a Tamar. El pasuk 7 registra que Er fue malo ante Hashem y por ello murió. Es interesante notar aquí que el “matrimonio por levirato” era practicado mucho antes de la entrega de la Torah. El “levirato” consistía en que, cuando un hombre fallecía sin dejar descendencia, el hermano del difunto debe desposar a la viuda para reconstruir la familia truncada del desaparecido, así como para mantener vivo el nombre del hermano. La Torah prescribe lo siguiente: *“…Dos hermanos que viven juntos [que son coetáneos] y uno de ellos fallece sin dejar hijos, la mujer del difunto no deberá casarse afuera, con un ajeno [a la familia]. Su cuñado deberá casarse con ella realizando un casamiento levirato…”,* (Deut 25: 5).

Er y Onán, que habrían de ser progenitores del linaje mesiánico, fueron un fracaso. La razón principal de este fracaso radicaba en el mismo punto: no preocuparse lo suficiente por la supervivencia del pueblo judío. Se negaron a ser fuente de vida y por ello murieron. Onán obedece a su padre, pero, egoístamente distorsiona el sentido de la relación con la viuda de su hermano. Él desperdiciaba su semen para no embarazar a Tamar evitando tener hijos a nombre de Er, su hermano muerto. Este tipo de práctica será luego conocida como “onanismo”.

Rav Ben Azay enseñaba así: *"…El hombre casado que trata de no tener hijos es considerado un asesino".* El profeta Yeshayah/Isaías que visitó al rey Ezekiyah le dijo: *"…Así dijo el Eterno: Da tus últimas órdenes a los de tu casa, porque morirás y no vivirás" (Yeshayah 38:1). Ezekiyah le preguntó: "…¿Por qué debo tener este severo castigo…”? Y el profeta le respondió: “…Porque no te casaste y no cumpliste con el deber de procrear hijos"* [según tratado de Berajot 10].

Sobre el “levirato”, el erudito Itzjak Abarbanel, explica que el alma del difunto que no ha podido cumplir su destino en la tierra, encuentra su más perfecta reencarnación en el cuerpo de su hermano. Los sabios habían intuido la existencia del fenómeno denominado metempsicosis, transmigración de las almas, y esto fue lo que originó la institución

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