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LAS AVENTURAS DE ROLAN, UN ZORRO ENAMORADO.


Enviado por   •  13 de Junio de 2018  •  Reseña  •  1.859 Palabras (8 Páginas)  •  201 Visitas

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ACTIVIDAD 5. PRODUCCIÓN TEXTUAL

ELIO EXNEYDER FLOREZ

LITERATURA Y CIUDAD

Docente

ALEXANDRA MONSALVE FERNANDEZ

MAGISTER EN EDUCACIÓN

UNIVERSIDAD CATOLICA DEL NORTE

FACULTAD DE LAS CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN LENGUA CASTELLANA

2017

LAS AVENTURAS DE ROLAN, UN ZORRO ENAMORADO.

Cuando Rolan, el zorro conde de la ciudad decidió ir en busca de su amor, lo hizo creyendo que tendría  una vida llena de entrega, sentimiento y pasión, sin pensar que ésta le jugaría una mala pasada.

-Hacia dónde te diriges, mi señor- dijo el pato Guisanto haciéndole una reverencia a tan majestuoso personaje. –Voy detrás de mí doncella, aquella que una vez en una carta me expresó su más sincero amor- dijo el conde, -suena interesante su travesía, sería descortés de mi parte si os pido ¿acompañarlo?- preguntó el pato. – verás mi querido amigo; para llegar allí, hay que pasar por mucho altibajos, un bosque encantado y una laguna inmensa repleta de monstros espantosos para así poder llegar al valle donde se encuentra mi amada, ¿estás dispuesto a soportarlo? – Claro que sí- expresó el susodicho, -siendo así, vámonos- dijo el zorro con su voz entusiasta de emoción por ver a su amada.

Iniciaron su travesía sin imaginar lo que les ocurriría en su camino. Durante su viaje, arribaron a un pueblo cercano pues ya estaba entrada la noche. Buscaron donde refugiarse hasta que hallaron una posadera, era la famosa del lugar. Ingresaron, se hospedaron y se echaron a dormir. Muy avanzada la noche el fiel servidor del conde escucha unos ruidos extraños y alarmándose por la situación decide despertar al zorro. – ¡Qué ocurre!- dice el zorro un poco furioso por lo sucedido –algo ha pasado mi señor, se han escuchado unos ruidos extraños, es mejor que salgamos de aquí ahora mismo- manifiesta el asustado pato. – Eres un miedoso, no sucede nada, ¡vete a dormir a hora mismo y no molestes más!- pe pe pe- y zúas se escuchó nuevamente el ruido ensordecedor que hizo que el zorro se levantara de su cama para ver qué pasaba.

Al salir de la habitación, el estruendo se sintió más fuerte; se dirigieron hacia la parte baja del lugar y observaron como la gata Martina era azotada por el cocodrilo Drilo –déjala en paz o tendré que hacerte daño- dijo el zorro defendiendo a la gata, -usted no se meta, acaso no sabe ¿quién soy yo?- murmuró Drilo riéndose de su adversario. – Pues sólo sé que eres un cobarde que maltrata a una dama y eso no tiene perdón ni juicio- y sacando su espada se enfrentó a su oponente. Clin, zas, júas, se sentían los espadazos dados por ambos mientras que el pato Guisanto sacaba a la dama del recinto. – Gracias mi querido amigo, me has salvado de tan horrible animal- expresó la gata Martina haciéndose la asustada. De repente se escuchó un fuerte trum, y cayendo al suelo el cocodrilo, se sintió vencedor el zorro astuto; -continuemos nuestro recorrido Guisanto, aquí no hay más que hacer- dijo el zorro, -como ordene mi señor- expresó el servidor. – Hacia donde se dirigen- preguntó la gata, - voy en busca del amor- murmuró el valiente zorro, - ¿Puedo ir con ustedes?- pregunto Martina, -con todo placer mi querida, debemos atravesar el bosque encantado, cruzar la laguna inmensa y llegar hasta el valle donde vive mi amada; es mejor que no se quede cerca de ese pillo- dijo el conde mientras tomaba se caballo y emprendían el viaje.

Ya era casi medio día cuando llegaron al bosque encantado, era conocido así debido a los rumores de un monstruo que le gustaba cazar viajeros. –tengamos cuidado, este bosque está maldito por un monstruo que va detrás de los viajeros intentando cazarlos para luego comérselos; dicen que es una cosa espantosa, en las noches de luna llena sale sigiloso buscando a su presa, quienes lo han visto dicen que es gigantesco, su cuerpo tiene forma de murciélago, sus ojos chispean como brazas encendidas en la oscuridad; tiene colmillos grandes y afilados como el de una serpiente, su cola es como la de un toro y posee alas de águila- dijo un poco burlesca la gata Martina haciendo que el pato Guisanto se asustara. –Pero que tonto eres- le dijo el zorro al pato, -un animal como ese no puede existir, son solo imaginaciones del pueblo- murmura el conde, -no estoy segura de ello- expresa la gata, -si son tan valientes, intentemos atravesarlo-. Mientras avanzaban en el bosque, cayó la noche y casualmente era día de luna llena, el monstruo iba a aparecer. Decidieron acampar para pasar la noche cuando de repente el pato Guisante escuchó un  ruido aquel que hace una rama quebrándose al ser pasada, sintió nerviosismo y miró hacia la parte trasera de donde se encontraba; detalló en la penumbra unos grandes ojos chispeantes como si fueran brazas encendidas en la oscuridad y gritó, - El, el, el,  monstruoooooooo- y corrió hacia donde se encontraba el zorro, ubicándose detrás de él, quien de inmediato sacó su espada.

El monstruo inició el ataque, con sus garras se enfrentó al valiente zorro quien se defendía con su espada y su escudo. El pato al ver que Rolan, el zorro valiente estaba siendo derrotado; se armó con su espada e intentó atacar al terrible monstruo, pero no fue capaz, sentía mucho miedo; tan temeroso estaba que se paralizó de horror y cayó al suelo con sus pantalones mojados. La gata, al ver que el pato estaba tendido e inmóvil, agarró la espada y zúas lanzo un espadazo hiriendo al abominable ser. El monstruo al verse herido y viendo que estaba amaneciendo, salió corriendo a refugiarse, de inmediato el conde corrió detrás de él, sin percatarse que parte del cuerpo de su rival estaba cayendo. Continuo corriendo hasta que estuvo cerca y se lanzó encima de él. Ambos cayeron y éste le iba a hundir su espada en el pecho cuando el monstruo empezó a quitarse la máscara. – Detente- escuchó el zorro una voz familiar. Terminó de quitar la máscara y cuál fue su sorpresa, era el cocodrilo Drilo quien se había hecho pasar por un monstruo, quien al sentirse descubierto golpeó al zorro en la cara, tirándolo al suelo y salió corriendo perdiéndose en el bosque.

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