LOS FANTASMAS DEL PATRÓN DE GONZALO PORTOCARRERO
Enviado por Andrés Alviar • 16 de Abril de 2016 • Resumen • 1.334 Palabras (6 Páginas) • 441 Visitas
CULTURA POLÍTICA EN EL PERÚ: TRADICIÓN AUTORITARIA Y DEMOCRATIZACIÓN ANÓMICA
Los fantasmas del patrón y del siervo como desestabilizadores de la autoridad legal en la sociedad peruana
Gonzalo Portocarrero
La corrupción compromete la gobernabilidad peruana debido a que se establece como sentido común de que si las autoridades son los primeros corruptos entonces no hay necesidad de que la ciudadanía cumpla la ley.
La aceleración de la crisis de autoridad revela que el desvanecimiento de la autoridad tradicional, basada en la relación colonialista patrón-siervo, es más rápido que la cristalización de la autoridad moderna, basada en la relación representante-ciudadano. Lo que deja una brecha, en donde ninguna de las dos funciona eficazmente.
No hay confianza, las imágenes del otro como patrón, despótico y corrupto, o como siervo, pobre e ignorante, debilitan la autoridad al punto de que las medidas plausibles desde la perspectiva del bienestar colectivo son primero impuestas y luego resistidas.
En los medios de comunicación se alternan ambas imágenes: los políticos son sinvergüenzas, sin embargo, un protestante se ve como un vándalo que afecta la gobernabilidad y desarrollo.
Los ciudadanos (siervos) proyectan en las figuras de autoridad una imagen de patrón despótico que tiene que ver más con el pasado que con el presente. De allí la falta de confianza, igualmente desde las autoridades (patrones) que ven a la ciudadanía como ignorante e impulsiva.
Los imaginarios están desfasados de la realidad, la gente sigue viendo tras la autoridad al patrón despótico, de manera que desconfía y resiste. La consecuencia de esto es la desconfianza y la dificultad de dialogar, la intensificación acaso innecesaria de conflictividad.
El patrón serrano es rememorado como la encarnación de todo mal, abusivo, sin límite o control alguno, ocioso, que vive del trabajo de otros. Sin embargo, el patrón-varón está asociado también al poder y la riqueza, aunque no tenga prestigio ni sea admirado, sino más bien sea alguien temido y odiado.
II. La especifidad del presente está desdibujada por los fantasmas del pasado. Esos fantasmas impiden un diálogo en el que se esclarezca lo nuevo de la situación de hoy. Dentro de la subjetividad colectiva late la presencia del siervo humillado que quiere arreglar cuentas con los que ahora es sobretodo un fantasma. Ejm. El triunfo ideológico de Sendero consistió en que, especialmente los jóvenes, se sintieran como víctimas de autoridades abusivas y depredadoras.
III. Este imaginario está sobredimensionado, de modo que toda autoridad es resistida y percibida como ilegítima. Ejm. Ley para que estudiantes de colegios privados pagaran la mitad de su pensión en las universidades públicas, sin embargo los estudiantes lo rechazaron pues no se garantizaba que ese dinero sería para su beneficio, sino se perdería en corrupción, los estudiantes necesitan gratuidad para desarrollar al país en el futuro, los filtros de aquellos que si bien pagaron en el colegio no podrían en la universidad y esta medida sería el inicio de la abolición de la gratuidad de la educación pública gratuita. La persona que lo propone no tiene autoridad moral, etc. En la conciencia de los estudiantes, la idea de tener derechos, que el Estado debe solventar, no se ampara en pagar impuestos sino en la realidad de necesitar, sino en pensarse a sí mismos como definidos por la meritoria voluntad de progresar.
IV. Las razones no parecen convincentes y la verdadera razón sería la suspicacia de que la supresión parcial de la gratuidad sea el primer antecedente de una eliminación total. De modo que habría que defenderse de las malas intenciones de las autoridades.
El miedo se fundamenta en una visión muy negativa de la autoridad. Mentirosa y convenida, egoísta. No representativa, sin interés en velar por los derechos de los demás. No son lo que pretenden, su envestidura es sólo una mascarada. Detrás del congresista, del rector, están en realidad las viejas figuras del cacique o patrón.
V. El fantasma del patrón está presente en las mentalidades colectivas de la gente que no se acaba de sentir ciudadana, sin embargo, este fantasma también oculta el fantasma del siervo. ¿Si el patrón no tiene ley y usurpa una figura de autoridad que no merece, entonces quién soy yo? ¿Cómo me defino? La respuesta es clara: la (potencial) víctima del abuso, el débil. Esto es un círculo vicioso.
El sentido de paranoia ayuda a comprender esta tesis: una narrativa delirante que proyecta en el mundo exterior una representación insoportable para el yo. El temor que lo asedia no proviene tanto de sí mismo, sino que tiene una razón objetiva en la realidad. Se cultiva una hermenéutica que lo sospecha, pues el otro, en principio, no puede ser inocente. La paranoia es un mecanismo de defensa que implica una atenuación del principio de realidad en donde corresponde entonces ser desconfiado y agresivo.
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