La ciudad de las columnas
Enviado por Alejandro Jiménez-Rubí • 5 de Diciembre de 2018 • Ensayo • 1.031 Palabras (5 Páginas) • 143 Visitas
Alejo Carpintier fue un arquitecto y escritor cubano, de origen franco-ruso, que se desarrolló a lo largo de la vida con una visión Cosmopolitan gracias en gran parte de la fusión intelectual y cultural de sus padres. No obstante, su arraigo principal perteneció siempre a la ciudad de La Habana, Cuba.
En la Ciudad de las columnas, Alejo Carpintier intenta desmenuzar y definir las razones y orígenes del barroquismo en la Arquitectura de La Habana. Como autor de varios libros importantes, Carpentier abarca la mayoría de las etapas históricas de Cuba, desde la colonización hasta el siglo XX, lo cual, en su afán y fascinación por conocer hasta el más mínimo detalle de su ciudad natal, lo lleva a (re)descubrir una cantidad inmensa de palacios llenos de detalles, pero abandonados e inconclusos. El estado en la el que Carpintier descubre aquellos palacios hace que él defina a La Habana como esa ciudad de “lo inacabado”, “lo abandonado”, “la ciudad inconclusa”, o mas precisamente, “la ciudad sin terminar”.
A pesar del amor que Alejo Carpintier sentía por La Habana, su profesión y forma de vida lo mantendrían constantemente alejado de su ciudad en varias etapas de su vida, lo cual acentuaba aún más los contrastes que percibía entre La Habana y las ciudades europeas que el frecuentaba, además del desgaste que sufrió la urbe en los años que Alejo estuvo alejado. Afortunadamente existía otra persona con la misma pasión y amor hacia La Habana, pero con la convicción de la difícil tarea de recuperar la belleza de La Habana vieja. Esa persona era Eusebio Leal, un historiador que junto a Carpentier y la visión compartida y su amistad, ayudaron a definir la arquitectura de La Habana.
En el texto publicado dentro del volumen de ensayos “Tientos y diferencias” en 1964 y 6 años mas tarde como libro, Alejo Carpintier menciona la trascendencia del urbanismo a lo largo de los años, haciendo hincapié en lo antigua que es esa visión, poniendo como ejemplo las quejas que Alexander de Humboldt tenía tras su paso por Cuba a lo largo de sus expediciones. Las quejas tenían que ver con el mal trazado de las calles habaneras. Sin embargo, ese anarquismo urbano obedece a la necesidad tropical de ubicar las casas hacia el norte, sacrificando el orden, pero beneficiando el confort. Ese desorden fue definiendo a La Habana como una ciudad sin estilo, que, al mismo tiempo, esa misma condición, le daba un estilo, sobre todo en provincia. Ese barroquismo diferencia a La Habana del resto de ciudades del continente.
Los responsables del levantamiento y construcción de La habana en el siglo XVIII fueron Alarifes provenientes de Sevilla, antes de la colonización misma de Cuba, quienes comenzaron con un modesto asentamiento. Pasado el tiempo esas casas comenzaron a crecer y empezaron a surgir mansiones basadas en un trazo de plazas y columnas de la urbe. En un principio esas columnas tenían una función interior, para sostener los soportes centrales, ya que debido a la orientación de estos edificios no era necesario crear pórticos exteriores basados en columnas para protegerse del sol. Fue hasta el siglo XIX cuando la columna se inserta en la calle y se comienza a definir el estilo habanero: una abundancia excesiva de columnas de todos los estilos.
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