La importancia de la lectura

LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA

La lectura es una actividad que no es tan usual en muchos de nosotros, pero es necesaria para nuestro desarrollo mental. Tenemos el concepto de la lectura como una actividad tediosa que solo lo hacemos cuando nos vemos obligados. Pero debemos concebir a la importancia de la lectura desde otro pensamiento como, del pedagogo Francesco Tonucci: “la lectura es un placer que se contagia, no se impone”.

Leer equivale a pensar, así como saber leer significa tener la capacidad de identificar las ideas básicas de un texto, captar los detalles más relevantes, también ayuda a mejorar la pragmática, el vocabulario y la escritura. Pero leer va también más allá de lo meramente académico, ya que la lectura es un instrumento fundamental para el crecimiento personal y social de los individuos. La lectura estimula la convivencia y las conductas sociales integradas, fomenta el razonamiento abstracto, potencia el pensamiento creativo, estimula la conciencia crítica, etc. Pero además, la lectura es una fuente inagotable de placer. Y después de tantos beneficios ¿por qué nos cuesta tanto leer?

Leer, así como escribir, no deberían ser tareas impuestas al niño, ambos procesos van mucho más allá de descifrar un código, es encontrarse en el texto, apasionarse con cada párrafo y darle un sentido único a las palabras allí presentes. Pero no existe una varita mágica para hacer que un niño sea lector, sin embargo, los factores más influyentes son el familiar, el escolar y lo social. Si el niño se entretiene leyendo habrá dado un primer paso en la aproximación a la afición por la lectura. [pic 1]

El pedagogo Augusto Tobar, asegura que difícilmente un niño podría leer por placer, si el ejemplo no se lo dan sus padres. “A veces, ellos quieren endosar al niño una actividad que no practican. El pequeño nunca puede mostrar interés si no ve a sus padres al menos revisar el periódico”.

Si nos obligan a leer, están mermando nuestros derechos como lectores. Y si a la obligación de leer le añadimos que los títulos propuestos no siempre son los más acertados, lo único que estamos consiguiendo es crear no lectores. Debemos leer por ocio, por curiosidad, porque apetece y no porque nos han mandado tal o cual libro. Según Mónica Varea, no hay mejor solución que dejar a los niños elegir los textos a su gusto, ya que en algunos casos, en la edad escolar ellos ya tienen definidas sus inclinaciones y preferencias; o si lo seleccionaremos nosotros, debemos hacerlo con cuidado. “Tiene que ser divertida, fantasiosa, con personajes comunes y corrientes, de tal forma que el niño se sienta identificado con él y sienta curiosidad por leer más”.

“Leer es buscar una felicidad personal” dice Borges, contundente. Los grandes lectores (y escritores) son y han sido siempre amantes apasionados de la lectura. Lo que define al “buen lector” es sobre todo leer placenteramente, más que leer rápido o incluso que leer mucho, como suele asumirse. No se trata únicamente de hacer leer a los estudiantes, la meta es atraerlos a la lectura y hacer que éstos quieran leer por placer y por gusto. Debemos hacer de la lectura un hábito permanente, convertir el acto de leer en un momento placentero, gratificante y compartido.

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