La obra “Un mundo para Julius”

Un mundo para todos

La obra “Un mundo para Julius” expone las diferencias de clases sociales que conviven en nuestra Lima querida. Nos muestra de manera clara dos realidades distintas existentes en la sociedad peruana: el de los ricos y pobres. El primero lleva una vida opulenta, superficial, frívola y despreocupada propia de familia de clase alta. En cambio, el segundo el trato social lleva  una vida llena de preocupaciones sin goce alguna, son grotescos en su burda imitación de los señores, falsos en sus modales y terriblemente sinceros en su deseo de ser más que un hombre que sirve una mesa y en todo.

El valor que como persona uno tendrá deberá equivaler a cuánto tienes, de ser lo contrario no tienes oportunidad para progresar o sobresalir dentro de la sociedad pues la misma educación plantea que es más afortunado aquel que tiene mejores condiciones que el otro, pues según esto es imprescindible  relacionarse con los de su mismo círculo; sabiendo por demás todo en cuánto a fortuna se refiere. A pesar de ello la integridad, honestidad y moral en la conducta de los hombres son elementos esenciales, factores que se devalúan por demás y se hallan perdidos dentro de nuestra actual realidad, donde tristemente reinan las convicciones personales sin modestia a defender al débil.

La expansión del colegio al que asistía Julius da mérito a las sumas cuantiosas de dinero, sólo por ser perteneciente a un  “status” respetable y adquisitivo para los hijos de la gran élite, donde predomina el poder de un apellido novedoso y el saber quién posee más riquezas que quién. Como es citado en las siguientes líneas:

“Lima crecía y se merecía colegios americanos de primera, donde los niños aprendieran bien el inglés y se encontraran con otros niños como ellos, donde se supiera que fulanito es hijo de menganito y que pertenecemos a una clase privilegiada “(Pág. 150)

La ausencia de humildad y humanidad son reflejados por los mismos adultos quienes a pesar de ser conocedores de mundo suelen degradar  a sus trabajadores a partir de ser ellos quienes requieren de sus servicios, pues tienen la garantía de solventar sus gastos sin importar el trato que conlleve hacia la otra persona, afirmando que las apariencias aseguran el respeto, por el cual se rige nuestra sociedad. Y en el que éste responde exclusivamente a sus demandas, y que garantiza y protege sus intereses como si estos representaran a todo el país.         Es así que vemos un estado que se desarrolló en el marco de una sociedad altamente jerarquizada, en donde las relaciones sociales respondían a criterios de servidumbre y sumisión.

Juan Lucas decide deshacerse de alguna manera de Vilma, tras haberse enterado del intento de  violación, en la que como atacante se presentaba Santiago, hijastro del mencionado, y como consecuencia da por hecho deshacerse de parte de la servidumbre, Vilma, pues argumentaba que Julius debía juntarse con los de su mismo condición. Que se presenta de dicha manera aquí:

“Andaba metido siempre entre la servidumbre o conversando con el jardinero, con cualquiera menos con otro igual a él. Susan le daba la razón, es verdad darling, pero le daba también tanta pena…Juan Lucas trató de ser determinante: que llamara a Vilma, que le hablara y luego él le daría una gran cantidad de dinero.” (Pág. 98)

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