Las viudas de los jueves.

Las viudas de los jueves

Marcelo Piñeyro

En un complejo residencial de lujo, cerca de Buenos Aires, conviven una serie de familias adineradas. El colectivo se rige por unas estrictas normas sociales y de conducta, y para entrar a vivir a Los Altos de la Cascada, se necesita algo más que dinero, porque el control de la urbanización lo llevan las familias y ellas deciden quien entra en la comunidad. Un día aparecen tres personas de Altos de la Cascada, ahogados en la piscina de uno de ellos.

Las plantas que separan cada casa de la otra, o en que estación esta cada tipo de planta, o las razas de perros que se ponen “de moda”, la falsedad de la gente que ahí vive, las críticas superficiales hacia otras personas, los problemas que tienen las diferentes familias, cómo en realidad dentro de una cerrada puede haber chicos que se droguen y tomen, la vigilancia de la cerrada (en cuanto como entrar y salir, y los guardias que cuidan las entradas y salidas). Las preocupaciones de las familias son mucho menos complejas, por ejemplo, para la familia Scaglia que alguien lo supere al Tano jugando al tenis sería “una preocupación” o les afectaría en cuanto a su imagen, y después sus problemas económicos que lo llevan a suicidarse para que su familia pueda cobrar dinero del seguro, hacen que el nivel de tennis del Tano no sea nada comparado a ese problema.

Eso demuestra que finalmente la situación de una familia no tiene por qué cambiar si viven dentro de una cerrada, porque pueden tener los mismos problemas que gente que vive fuera de éste.

Cuando acabas la película uno reflexiona sobre lo que ha visto, y una de las preguntas que me viene a la mente es, “¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar para seguir manteniendo tú mismo nivel de vida, si ves que va a cambiar considerablemente a peor?”.

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