Lo que te conté mientras dormías
Enviado por Rochi Sánchez • 21 de Febrero de 2019 • Apuntes • 472 Palabras (2 Páginas) • 137 Visitas
Lo que te conté mientras dormías…
Día 1
Digamos que no estoy siendo muy buena con eso de la expresión últimamente. Me fluye más escribir… pero me cansa escribir a mano.
No leas esto si no me conoces, no lo leas si no eres suficientemente sensible y abierto al mundo como para entender un corazón frágil.
Junio
Me choca sentirme así, como con ese desespero por no saber lo que va a pasar, como en el limbo del estoy bien, estoy mal. Como si…anyway
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Solsticio
No comprendo esas personas que un día están criticando cualquier cosa y al día siguiente están haciendo justo eso que estaban criticando. Eso no es ser consecuente con nada.
Tampoco entiendo las personas que siempre están buscando la manera de resaltar a como dé lugar. Que se impresionan con lo que sabes y cuando empiezas a brillar más de lo normal, se molestan.
En este momento de mi vida no sé si quiero ser sol o quiero ser luna. Busco una tranquilidad perturbante y cuando medio la estoy encontrando me lanzo al drama. Es muy complejo.
El sol sale, brilla, es fuerte y demasiado deslumbrante… sale para todos y cuando se muestra demasiado, quema. Quema a las personas que no lo comprenden, que no lo toleran y que no saben que tiene vida. A veces también soy un sol cuando me despierto, por aquello del pelo por todas partes decorando mi cabeza con una diadema.
La luna, aún no he podido entender mi luna. Ni personal, ni astralmente.
La luna es la tranquilidad, es como me dey amor y me cuido, es como me refugio. g
Capítulo dos
Abuelita
En todos los buenos recuerdos de mi vida está Carmencita, una mujer tierna, amorosa, dedicada a su familia y a sus amigos. Mi abuela siempre tuvo una sabia palabra para decir a los demás, siempre tuvo un puesto más en la mesa para quien quisiera llegar, siempre tuvo oraciones sinceras y devotas para cada una de las personas por las cuales se preocupaba. Llegó a cargar tanto peso por los problemas de los demás que al final de sus días terminó pesando en sus ojos, su vista, su cuerpo y finalmente su corazón.
Mi abuelita nunca supo de maldades, de envidias ni de odios. Si alguien le hacía daño ella lo perdonaba con su amor inmenso y lo incluía en sus rezos. Era tan noble. Me puedo quedar todo ese libro escribiendo sobre sus cualidades y valores.
Mi abuelita también era muy sentimental, lloraba por todo. Muchos de sus nietos se dedicaron a hacer que su vida también fuera un poco triste, porque le encargaban sus problemas y le daban más preocupaciones.
No recuerdo haberme sentido tan triste como el día que tuve que despedirla para siempre, el día que llegué a su casa y no me recibió con abrazos. Esa noche fue muy
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