Los jotabytes de nuestra Juan Mendoza Mateus

Los jotabytes de nuestra mente

Juan Mendoza Mateus

La mente y el papel en blanco comparten un mismo objetivo: la búsqueda de ser llenado, a diferencia del papel, la mente no se llena con cualquier elemento, debiendo ser riguroso la forma de elegir ese elemento, ya que si no lo elegimos bien corremos con un riesgo mayor que el de tener la mente vacía: vivir en la cotidianidad y en la ignorancia.

Supongamos entonces que la mente sea, como decimos, un papel en blanco, desprovisto de caracteres, sin ideas: ¿cómo accede a ese almacén inmenso que pinta la imaginación de un ser humano (tan atareada siempre y sin límites) y que muestra una variedad casi inagotable? ¿Dónde consigue todos los materiales del conocimiento y la razón? A estas preguntas contesto con una sola palabra, de la experiencia, la misma que J. F Andrew en su afán de conseguir que la humanidad desarrolle nuevos estilos de pensamiento se enfrasca en interrumpirles a aquellos infantes, esa experiencia cotidiana que tiene el ser humano desde que nace, ese habitual desarrollo mental de las personas, logrando en ellos una forma diferente de aprendizaje. Sin embargo lo hizo de una manera insensata e inhumana que no es aceptable para la sociedad.

J.F Andrew logró romper la experiencia natural de aquellos chicos, dicho de otro modo, alcanzó a controlar sus conocimientos, sus mentes. Dando así origen a una inteligencia condicionada e impartida por el mismo, es decir, una inteligencia no convencional, viéndolo de esta forma, lo que el científico propuso a la sociedad fue más que simples hombres, aporto inteligencia nueva.

A este científico se le puede valorar el intento exitoso de alterar el aprendizaje cotidiano de las personas, haciendo que la mente no esté condicionada a los límites de la sociedad sino a lo infinito de ella. Tomo como ejemplo el niño apodado verde que a pesar del intento de  Andrew de cohibir su forma de pensar, él se dio cuenta de la realidad en que vivía y pudo escapar de la habitación y no se limitó al conocimiento que se le estaba implantando dentro de su cuarto y sus libros alterados, así verde y los demás chicos pudieron vencer la barrera más grande que tiene el ser humano; la ignorancia de la realidad. Y es porque” La enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia”.- Amos Alcott  (filosofo estadounidense) no nos damos cuenta de las capacidades que tiene nuestra mente y el mundo sin fin que se encuentra en ella.

Finalizando se puede decir entonces que nuestra mente no tiene límites y limitarla sería una forma de ignorancia hacia nuestras capacidades, por eso considero aceptable compararla con millones de jotabytes sabiendo que uno solo de estos equivale a 290 bytes que dentro de ello se pudiera almacenar toda la literatura escrita y por escribir, la mente puede almacenar infinitas ideas pero depende del uso y del conocimiento que le adjudiquemos nosotros mismos y lo que seamos capaces de hacer con él.

Citando a Arthur C. Clarke un célebre escritor británico  “La inteligencia del planeta es constante y la población sigue aumentado”  podemos concluir que nuestra inteligencia y el conocimiento verdadero está en el ilimitado mundo mental donde a partir de nuestras experiencias y nuestra imaginación podemos ubicarnos en la sociedad siendo fantásticamente realistas para así no caer en la cotidianidad de pensamiento ni en la ignorancia, sino, tener un raciocinio innovador que contribuya a la sociedad y a seguir con nuestro propio desarrollo intelectual.

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