Mujer con motivos de Ester y modos de Vasti
Enviado por Claudia Monica • 3 de Agosto de 2018 • Ensayo • 2.338 Palabras (10 Páginas) • 428 Visitas
Mujer con motivos de Ester y modos de Vasti: Antígona
Br. Claudia Valencia Márquez
La paideia puede definirse, de acuerdo con el filólogo alemán Werner Jaeger, formación dada a la vez por la ciudad y la enseñanza formal que armoniza con la polis de manera informal, es decir todo lo bello y útil puede considerarse paideia.
Sófocles es un dramaturgo caracterizado por la fuerza del mensaje religiosos dentro de sus obras, vivió durante el apogeo histórico y cultural de Tebas, cuando “la poesía griega aumenta en la medida que […] se sitúa en el centro de la vida pública y se hace expresión del orden espiritual” (Jaeger, 1971), por ello no debería sorprendernos el tipo de paideia sembrado a través de Antígona: “ Sófocles ejerce docencia moral y democrática, preocupado seguramente por el decaimiento de las costumbres en la sociedad y previniendo siempre contra el poder de la tiranía” (Gabrielidis, 2003).
Aun con las buenas intenciones de Sófocles, preservar las buenas costumbres, debido a los choques culturales, a razón de las conquistas hechas por Alejandro Magno, se pudiera cuestionar cuan buena era la paideia enseñada al pueblo griego. Por lo cual la tragedia de Antígona comparada con el relato de la reina Ester nos permite ver los contrastes entre ambas culturas y suponer que mujer podría ser considera una mejor paideia femenina tras la colisión de ambos ejes. Antes de pasar a conocer las cualidades que presentaron ambas, debemos conocer de donde provenían para hallarse movidas a transgredir leyes impuestas y bien conocidas.
Orígenes
Antígona pertenece a la familia de los Labdacides, prueba de ello se haya en la tragedia Edipo Rey, donde en sus últimas líneas se menciona como ella y su hermana Ismene son traídas delante Edipo para que éste proceda a despedirse. “Esos actos son dignos de una estirpe maldita y contamina a todos aquellos con quienes se relaciona” (Vélez, 2007), las palabras de Creonte en esta reinterpretación nos permiten ver cuán grave habían sido las faltas de Layo, pues su estirpe se encontraba destinada a la ruina. Antígona ha vivido ligada al sufrimiento debido a que este se halla en el destino familiar.
Ester era una joven de origen judío descendiente de aquellos deportados en el 617 a. e. C por el rey Joaquín, cuando el rey Asuero depuso de la reina Vasti convoco a todas las jóvenes hermosas a fin de escoger una esposa entre ellas, “en el año séptimo del reinado de Asuero, se escogió a Ester para que fuera la reina” (Watch Tower, 2016). Si bien Ester no procedía de una familia asociada a la realeza como los Labdacides, la educación que recibió con acuerdo a las leyes judías la ayudaron a cultivar cualidades que ocasionaron “se granjeaba favor a los ojos de todos los que la veían” (Ester 2:15 Traducción del Nuevo Mundo).
Transgresión
“Las […] responsabilidades de la mujer, y también del hombre era que las leyes del hogar y de los dioses se cumpliesen en la polis; […] la polis no está sobre los divinos” (García, 2014). A pesar del aparente discurso misógino que presenta la literatura de la Grecia clásica, la cita anterior es una de las responsabilidades más importantes que tenía asignada la mujer. Antígona ha “desafiado las leyes de los hombres, pero en nombre de esas otras leyes inscritas para siempre en los cuerpos y mentes de las mujeres” (Vélez, 2007) y son esas otras leyes, las divinas, aquellas encargadas de respaldar la causa de Antígona.
Nuestra protagonista desobedece de manera deliberada el mandato dictado por Creonte, la prohibición de los ritos funerarios de Polinice era una “norma jurídica sancionadora vigente en Atenas y muchas otras partes” (Fernández, 2016). Sin embargo, su respuesta nos permite ver su apego a esta responsabilidad fundamental de la fémina griega:
Antígona: Es que no las ha hecho Zeus [refiriéndose al decreto], ni la justicia que está sentada al lado de los Dioses subterráneos. Y no he creído que tus edictos pudiesen prevalecer sobre las leyes no estipuladas e inmutables de los Dioses, puesto que tú no eres más que un mortal. No es de hoy, ni de ayer, que ellas son inmutables; sino que son eternamente poderosas, y nadie sabe cuánto tiempo hace que nacieron. (Sófocles, 2012)
Teniendo en cuenta la religiosidad del autor y el aparente apego de la mujer griega a las normas religiosas es relevante señalar que previa a su partida en busca del cuerpo de su hermano Antígona no se encomienda a los Dioses, simplemente tras dialogar con Ismene, parte en búsqueda del cuerpo.
La reinterpretación del mito de Edipo hecha por Cecilia Vélez (2012) nos muestra lo que habría sido el pensar de Creonte: “hija salvaje de un pobre hombre que no supo enseñarte tu lugar en el mundo”, es importante señalar que el personaje de Antígona carece de la sumisión esperada para una mujer griega que había sido educada en la realeza, el personaje carece de tacto, sumisión o cualquier cualidad similar. Este punto pudiera llevarnos a inferir “un alegato a favor de la mujer, o la pretensión de una mayor importancia social de ella” (Gabrielidis, 2009).
Situación muy distinta es la afrontada por Ester, así como el modo en que manejara la situación:
Ester se acerca lentamente al trono con el corazón latiéndole a mil. La gran sala real del palacio persa de Susa se sume en el silencio, […].Toda su atención está puesta en el hombre sentado en el trono. Y no es para menos: ¡ese hombre tiene la vida de Ester en sus manos!
El rey la mira fijamente y extiende hacia ella su cetro de oro. ¡Qué gran alivio! (Watch Tower, 2013).
Al igual que Antígona, Ester ha desobedecido deliberadamente una ley vigente: presentarse ante el rey sin invitación, transgresión castigada con la muerte, salvo que el rey perdonara su vida señalando al transgresor con su cetro. A pesar de haber contado con el favor del rey y poder hacer su petición, Ester espero por el momento adecuado para tratar el asunto: “Entonces el rey le dijo: “¿Qué tienes, oh Ester la reina, y cuál es tu solicitud? ¡Hasta la mitad de la gobernación real aún se te dé!”. A su vez, Ester dijo: “Si al rey de veras le parece bien, venga hoy el rey con Hamán al banquete que he hecho para él”.” (Ester 5:3, 4 Traducción del Nuevo Mundo).
No fue la única ocasión en que Ester transgredió dicha ley, una vez descubiertos los planes de Hamán para exterminar al pueblo judío, la reina acudió de vuelta al rey sin una invitación para solicitar que los judíos pudiesen defenderse: “Además Ester volvió a hablar delante del rey y cayó ante sus pies y lloro y suplicó el favor de él para que apartara la maldad de Hamán el agaguita, y su trama que este había tramado contra los judíos. Entonces el rey extendió el cetro de oro hacia Ester” (Ester 8:3, 4 Traducción del Nuevo Mundo). A diferencia de Antígona, Ester mostro humildad al dirigirse al rey Asuero.
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