Mujeres Escritoras Hispanoamericanas
Enviado por Marelys Garcia • 18 de Abril de 2020 • Ensayo • 3.592 Palabras (15 Páginas) • 162 Visitas
Marelys Garcia
Profesora Maida Watson
SPW5786 Mujeres Escritoras Hispanoamericanas
4 de diciembre del 2017
Las Setas de Emilia Pardo Bazán: La relación de la comida con España, siglo XIX
De acuerdo con Pilar González Martínez “El funcionamiento del lenguaje culinario en Pardo Bazán no se refiere tan solo a la estructura social, sino además a su concepción ideológica” (115). En la publicación de cuentos por la autora en el año 1900, Historias y cuentos de Galicia[1], encontramos relatos que marcan la tonalidad en que la sociedad convivía. En estos cuentos, la autora hace una crítica contra una sociedad que vive de ideas efímeras y un extranjerismo mimetizado, mientras también marca su apoyo en la separación de las clases sociales. En este corto libro de relatos se halla el cuento Las Setas, el cual envuelve al lector en un mundo donde lo comestible es el velero perfecto para desembocar estas diatribas a la sociedad. Este trabajo se propone utilizar a la gastrocrítica para desempacar a la Emilia Pardo Bazán que trata de corromper con la conducta imitadora española en el siglo XIX.
La escritura de este cuento, viene a la vida de Emilia Pardo Bazán cuando había ya escrito gran parte de su obra. Es parte de lo que se considera la segunda etapa de su creación literaria (entre 1890-1904)[2] después de la escritura de Insolación en 1889, la cual la caracteriza y solidifica su fama. Parte de esta segunda ola de creaciones encontramos a ensayos tan importantes como La Mujer Española en 1890, la novela Memorias de un Solterón en 1896 y la creación y fundación de la revista Nuevo Teatro Crítico en 1890. En la publicación del libro Las Setas y otros Cuentos Emilia Pardo Bazán se asegura de marcar su relación de crítica con la sociedad española que rige al país a finales del siglo XIX, ya que se sentía capaz de ser una voz portadora de ideales para la sociedad española[a].
El término de gastrocrítica[b] no es una nueva rama de estudio. De acuerdo con Rita de Maeseneer, fueron los franceses los primeros en estudiar la comida como algo más que una necesidad fisiológica. Fueron los recetarios los primeros[c] en ser estudiados: ¿Qué decían estos sobre la cultura de donde provenían? ¿Qué podía decir lo comestible sobre la sociedad que la consumía? La comida pasa entonces a un ámbito donde es estudiada como una compleja y completa expresión de la cultura de la que origina o de la que la consume. Los ingredientes que se utilizan y la forma de preparación será un dictamen de quienes la comen[d]. describe
Para implementar el término de gastrocrítica con[e] correspondencia a los cuentos de Emilia Pardo Bazán, es entonces necesario partir de la idea que presenta de Maeseneer al enfocarse en las relaciones que la comida es capaz de tener con su entorno. Desde un esquema sociológico, la comida mantiene una dependencia asociante con sus ambientes. Los alimentos con los que cada plato son preparados, los platos que son preparados y quien los consume, hablan de la situación social del momento. De Maeseneer plantea que “la comida tiene que significar algo” (18) en la literatura. Ésta debe de basarse en la “conciencia del tiempo como concepto filosófico” (21) y para esto, alguna relación debe estar presente entre el trabajo que se presenta y la comida a la cual se acude.[3][f]
Esta hipótesis se manifiesta en Las Setas de Emilia Pardo Bazán tras ver cómo la comida es representada en una relación simbiótica de forma comida-clase social-connotaciones culturales. Esta relación nos lleva a un mundo donde la comida ingerida marca a la clase social que lo hace. Cada ingrediente tiene el poder de señalar a la sociedad consumidora y a la vez, las connotaciones culturales que estas siguen. Al seguir esta proposición, lo comestible llega a simbolizar algo más que un alimento; significan entonces una vista a la sociedad de España en el siglo XIX[g].
Una crítica más evidente y fuerte a la sociedad de finales del momento, se encuentra en su ensayo La mujer española. En este, reprende el comportamiento y las tendencias a la moda de las clases sociales.[4]A finales del siglo, encontramos en España una necesidad por seguir las modas francesas en todo tipo de ámbito. Para la clase alta del país, el seguimiento de estas significaba un estatus social más estimado. Sin embargo, no era algo asequible para todos. Aquellos que tenían la posibilidad de mantenerse a la moda no eran gran parte de la sociedad. Es por esto que Pardo Bazán reprocha la idea de la imitación afrancesada en aquellos que no son parte de la clase alta y se consideran a sí mismos como clase media; a éstos les coloca el término de cursis. Jennifer Smith plantea: “cursilería was also related to questions of national identity since, while signs of traditional Spanishness were associated with affectation or cursilería. In other words, the choice was between being backward yet true to one’s culture, or being modern and cursi” (145).[5] La escritora no dejaba de reprobar a aquel que sintiera la necesidad de imitar a la clase alta o al moderno afrancesamiento. La moda francesa venía atada a ámbitos, personas y pensamientos específicos. Para la escritora aquellos que trataban de ser parte de una sociedad que no les pertenecía negaban su propio espacio. La escritora entonces crea este tercer espacio para denominarlos. No son clase alta o media, simplemente aquellos cursis que no son capases de entender su propio lugar en la sociedad. Para Pardo Bazán este tercer espacio[h] está marcado por aquellos que desechan a su propia cultura por la necesidad de imitación.
Como respuesta a la imitación francesa, Pardo Bazán hace evidente la necesidad de España de volver al pueblo típico español, ya que este es el único grupo auténtico. “Mejor que ninguna clase, conserva el pueblo en España carácter nacional y el fondo de ideas y sentimientos consagrados por el óleo de la tradición” (Pardo Bazán, 129). Emilia Pardo Bazán argumenta que sólo en el pueblo existe el trabajo verdadero y una autonomía y originalidad de la cual no pueden gozar las clases altas, sobre todo las mujeres que pertenecen a esta. Para argumentar esta idea, ella escribe sobre la mujer poblana: “la del pueblo tiene la noción de que debe ganar su vida; la burguesa cree que ha de sostenerla exclusivamente el trabajo del hombre. De aquí se origina en la burguesa mayor dependencia, menos originalidad y espontaneidad” (Pardo Bazán, 123). Esta crítica se verá reflejada en el cuento en los personajes y su relación con su ambiente y ellos mismos. Sobre todo, lo veremos reflejado en el uso de las mujeres en este ámbito. En Las Setas, vemos dos tipos de mujeres, la mujer de pueblo y la mujer de ciudad. En estas dos, veremos reflejado la necesidad que la burguesa tiene de la mujer poblana[i]. La autora se asegura de mostrar las pautas de diferencias para mantener su tesis de originalidad en el pueblo español.
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