Parásitos

PARASITOS

Es un día lluvioso, se escucha el ruido de las gotas impactando contra el suelo, las plantas todas mojadas, las nubes que tapan el sol… Pero si estoy contando esto es porque hoy es el funeral de uno de mis compañeros. Antes de ir quiero contarles que ocurrió.

 Yo estudié muy duro para poder ser un astronauta, en eso conocí a muchos amigos como Eduardo, mi difunto colega. Nunca pensé en poder llegar tan lejos, pero, decidí inscribirme para una gran expedición hacia Marte. También le propuse a Edu que se aliste ya que los dos teníamos la misma experiencia así que a lo mejor nos podrían convocar. Pasaron las semanas y un día en mi correo llego un papel, pero no como cualquier otro, en este estaba escrito en grande “HAS SIDO ACEPTADO PARA LA MISIÓN HACIA EL PLANETA ROJO” de pronto empecé a sentir una sensación extraña, no me lo podía creer, todo comenzó como una simple broma y llego a ser una realidad, hasta por un momento pensé que era de mentira, pero me di cuenta que era de verdad al ver todos los detalles que incluía, ya que serían muy complicados de falsificar, solo me faltaba firmar la carta.  

 Al siguiente día llegue al complejo y me recibieron, ahí ya no quedaba duda de que era un engaño. Se me acerco alguien que no pude reconocer porque llevaba un traje de astronauta, de repente se puso enfrente mío y se sacó el casco, y me emociono, porque me doy cuenta que es Eduardo, que también había sido seleccionado. Le di un fuerte abrazo, ya que, sin él, el viaje iba a ser aburrido. Tuvimos un gran entrenamiento, muy duro, pero lo pudimos pasar.

  Finalmente, el día del despegue, me despedí de toda mi familia y me preparé para la expedición más importante hasta ese momento de la humanidad. Me subí a la nave y salimos del planeta tierra. El viaje fue demasiado largo, tampoco conocía a mis compañeros, pero con el tiempo nos hicimos grandes amigos entre todos, aunque a veces podíamos tener algunas diferencias, nunca paso nada grave.

  Pasaron 5 meses y había llegado el gran momento, después de tanto tiempo llegamos a Marte. Me sentía orgulloso de esa hazaña, también afortunado de poder vivir ese momento. Seguimos un protocolo y salimos de la nave todos juntos, lo que si es que Eduardo quería investigar todo lo que pudiese y se quedaba mucho tiempo afuera del cohete. Un día cuando estábamos todos juntos adentro, menos quien ya se imaginarán. Comimos y charlamos un poco, que por cierto siempre comíamos una comida medio rara, que era como unos frijoles. Estábamos todos tranquilos cuando de pronto vino gritando y corriendo Eduardo, en si no decía ninguna palabra, parecía que intentaba pronunciar algo, pero no podía, rápido fuimos a ver que le pasaba, estaba todo pálido y sudado, el problema es que no entendíamos que nos intentaba comunicar, así que le pedimos que se calme y lo diga más despacio.

- ¡SAQUENMELO! ¡ESTA DENTRO DE MI! ¡HAGAN ALGO POR FAVOR! – Gritó Eduardo

- ¡Pero decimos que te pasa! –  Le dije yo

- ¡T-TENGO ALGO! NO SE QUE, PERO NO ME SIENTO BIEN.

- Bueno, bueno. Pero explícate mejor para poder ayudarte.

Eduardo se desmayó.

Ahí entramos en pánico, no sabíamos que hacer así que decidimos entre todos suspender la misión y volver al planeta tierra. El viaje se sintió aún más largo que el anterior, Eduardo estaba muy mal estado, apenas se podía mover y no decía nada. El mayor problema es que no podíamos comunicar nada ya que estábamos muy lejos de nuestro mundo, así que nos la tuvimos que arreglar solos. Ya no era igual el a viaje, no hablábamos mucho, el ambiente era demasiado triste y sombrío, nadie quería estar ahí, ya queríamos volver y nunca más tener que recordar esta expedición. Yo note que al que más le afecto esto fue a el más joven de nosotros, él se llamaba Diego, era un chico muy simpático y siempre charlaba, pero, en la vuelta solo se sentaba en la ventana de la nave y observaba el espacio.

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