RADIONOVELA EL BAÑO

EL BAÑO

Había llegado a Trujillo Arthur Leary, inglés que quería impulsar el Centro Británico de la ciudad y por quien de la noche a la mañana todas las madres enviaron a sus hijos a recibir clases de inglés, incluso la mía.

MAMÁ: Entiéndeme hijo, el inglés que te enseñan en el colegio no es suficiente y algún día me lo vas a agradecer

Cabeto, mi mejor amigo, fue el que más me animó para matricularme

CABETO: ¡Van hembras hasta para regalar!

Además era preferible estar donde están tus amigos que quedarse en casa escuchando los reproches de tu madre.

El primer día de clases estaba muy nervioso, era la primera vez que iba a alternar con mujeres porque toda mi vida había estudiado con hombres y agregando que soy hijo único, no era común hacer esto.

Había escuchado tanto hablar en los recreos, de una bella chica, hasta que la vi, la recuerdo rubia y erguida, esparciendo un aroma de jazmines y sus ojos azules adornaban su mirada.

CABETO: Esa es Alejandra Iturriaga. Tiene 15, tiene plata y tiene macho. Ni lo sueñes.

Durante seis meses me acostumbre a verla pasar como mi meta inalcanzable. Era mi sexto ciclo en el Británico y todo transcurría normalmente hasta que de pronto una voz acarició mis oídos.

ALEJANDRA: ¿Me puedo sentar aquí?

Sólo atiné a balbucear que sí, pero me parecía raro verla, ya que ella estaba un ciclo más avanzado. Así que se me ocurrió preguntarle:

“Tú no estuviste con nosotros el ciclo pasado. ¿Estudiabas en otro horario?”

ALEJANDRA: No, es que me jalaron por faltas

Apareció un gran silencio hasta que entró la profesora al salón

ALEJANDRA: Aj, es la chola que me jaló

Era una señora de piel muy morena, flaca, con una cabeza enorme para su talla y de su muñeca colgaban unas alhajas baratas.

“Parece una sonaja”

ALEJANDRA: (se ríe)

La aguja de mi vida miró en otra dirección.

 Pasaron los días y Alejandra se hizo mi amiga, a veces me contaba sobre su relación con el churre Mendívil

ALEJANDRA: Peleamos por tonterías y aunque siempre nos reconciliamos ya estoy harta

Creía tener alguna esperanza pero un domingo mi corazón se destrozó, la vi besándose con Mendívil dos días después de que me había jurado no volverlo a ver.

Los siguientes días decidí evitarla, llegaba tarde y ya no me sentaba junto a ella. Aunque el quinto día ya no pude, una tardanza más y repetía el ciclo.

Ese viernes llegue temprano, cuando vi aparecer a Alejandra bajé la mirada.

ALEJANDRA: The whole world could hear my heartbeat

¿Qué te ha pasado? ¿Estás molesto conmigo?

Una sonrisa inmensa inundó mi rostro

ALEJANDRA: Lo sabía. Eres muy lindo como para enojarte conmigo

Toma. Es para que vayas con unos amigos

Eran invitaciones para el quinceañero de una prima suya, pero para mí era el permiso para ingresar a su mundo.

Al siguiente día les di las invitaciones a Mirko y Cabeto.

MIRKO: Son ligas mayores. Voy a tener que reducir un terno de mi viejo

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