Rudolf Hefting se encontraba contemplando el laboratorio del doctor Simiak

Capítulo 1: Salto en el tiempo

Rudolf Hefting se encontraba contemplando el laboratorio del doctor Simiak y profesor Fredrics cuando este le mostró una enorme máquina que cubría todo un muro del laboratorio la cual estaba llena de botones, palancas con enigmáticos números y símbolos, era tan enorme que lo hacía sentirse insignificante. El padre de Dolf, el doctor Hefting era amigo de los dos hombres que habían inventado aquella máquina para viajar en el tiempo. Dolf preguntó por parte de la máquina que parecía una cabina telefónica y estos hombres le respondieron que era un donde colocaban las jaulas donde transportaban animales o cualquier otro objeto, y le explicaron el procedimiento, que la maquina se sobrecalienta y que en enfriarse demora tres horas y que es importante que queden en exactamente en el mismo lugar, a todo esto Dolf les cuestionó el por qué transportaban sólo animales y se ofreció para viajar en el tiempo. Finalmente los dos físicos aceptaron enviarlo al catorce de junio de mil doscientos doce en Francia como sugirió Dolf y, le advirtieron de sólo tendrían un intento para que este en el lugar exacto y volver al presente, Dolf se puso en la máquina, y al pasar un minuto experimentó un impacto con intensa fuerza, percibió sonidos familiares, el calor del sol y el cómo se despejaba la neblina. Había llegado pero sabía a donde.

Capítulo 2: Perdido

Llegó sobre una piedra plana la cual marcó con dos círculos e inmediatamente notó que había llegado a un lugar diferente, y al ver paisaje confirmó que el experimento había funcionado, distinguió un valle y en lo lejano Montgivray. Al caminar se encontró con una pelea de dos hombres a caballo que atacaban a un tercero que estaba de pie, intentó intervenir pero recibió un golpe en la hombro y agredió a un humano con su cuchillo, al finalizar la pelea ganó el que estaba a pie. Rudolf ayudo al hombre a mover el cadáver del salteador de la ladera, muchacho y Rudolf se dirigieron por un sendero hacia un prado sobre la ladera. El joven le dio gracias por haberlo salvado, le ofreció a Rudolf pan y carne y de su bota un líquido avinagrado y picante. Luego se presentó, él era Leonardo Fibonacci de Pisa. Dolf notó que el idioma no era ni italiano, ni francés medieval sino que más bien holandés o alemán. Leonardo le explicó que la ciudad no era Montgivray sino Espira, Dolf asimiló una iglesia que había visto hace tres años con sus padres y entendió que no estaba en Francia sino que en Alemania, le enseñó algunas cosas a Leonardo como los números árabes y debió irse. Intercambiaron regalos, Dolf le dio los rotuladores y Leonardo una cadena de la virgen. Cuando ya era hora de irse escuchó centenares de niños, tal vez militares. No podía encontrar el lugar exacto en donde debía estar, cuando lo encontró había un niño en aquel lugar, tuvo muchas dificultades para poder llegar y al hacerlo aquel niño había desaparecido. Dolf había llegado tarde pero al ya reaccionar de lo sucedido no podía entender el porqué de las cruzadas de niños. Eso era para adultos.

Capitulo 3: La tormenta

Los habitantes de Espira no le permitieron el ingreso a los niños de la cruzda ya que decían que arrasaban con todo y que eran ladrones por lo que tuvieron que hacer un campamento a las orillas del río.

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