Sobre Sarrasine

Ensaye una explicación del final de la nouvelle Sarrasine: ¿por qué la Rochefide se queda "pensativa"? (y antes, ¿por qué se indigna con el narrador-personaje?)

La espiral de la perdición

A continuación ensayaré una explicación del final de Sarrasine, nouvelle publicada en el año 1830 por Honore de Balzac. En ella podemos divisar una narración de la sociedad de la época en Francia. En ese mismo tiempo es cuando la literatura promoverá ciertas alteraciones en la política y en la sociedad. Esta obra es considerada un ejemplo del realismo francés.

En esta nouvelle, el narrador, aprovechándose de la curiosidad de Madame Rochefide, decide “intercambiar” una cita (en realidad, una noche de pasión, pongámosle) con ella por una historia: la del anciano inquietante. En la misma se cuenta el relato de Sarrasine y Zambinella, su enamorada, quien resulta ser un castrati y es el anciano al que todos huyen. Este anciano no es más que aquel Adonis pintado en el cuadro, lo cual es irónico para Rochefide pues ella sentía una gran admiración por el cuadro, mientras que aversión era lo que sentía hacia el hombre. La relación entre este señor y la pintura es la “carnada” que el narrador utilizó para atraer la atención de la Madame. Es así que se produce una suerte de intercambio del cuerpo por el relato.

Luego de haber oído la historia, Madame decide no cumplir con el pacto, pues ha sucumbido ante la ira, la cual también mutó en empatía hacia Zambinella.

“Me ha asqueado usted de la vida y de las pasiones por mucho tiempo. Dejando a un lado el monstruo, ¿no acaban todos los sentimientos humanos del mismo modo, en atroces decepciones?” (Balzac, p. 210)

La razón de su indignación deviene de la poca humanidad del narrador, quien no muestra ni un poco de compasión ante el destino de los personajes de la historia sino todo lo contrario, pues pareciera ser que mientras más continúa contando la escabrosa narración, más disfruta y siente que está cerca de su objeto de deseo.

De esta manera podemos comparar al narrador con Sarrasine, ambos frustrados al no obtener lo que deseaban, y a pesar de que uno cuenta con un destino más trágico que el otro, el rechazo de la Rochefide también puede entenderse como la muerte, aunque en este caso, del amor.

Por otro lado, la pensatividad de Madame Rochefide puede devenir de aquella empatía que siente por Zambinella, pues en ella/él puede verse reflejada. Además, su ira no tan solo proviene del horror, sino de la falta de coraje del narrador de admitir que la historia de Zambinella le resulta atractiva tanto como a ella solo por miedo a perder su interés.

Podría decirse que aquí nos encontramos con una historia dentro de otra, donde cada una realiza un juego de entrelazamiento entre los espacios narrativos; y muchas veces, Sarrasine y

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