Soliloquio auditivo Sentada sobre la teja de su casa se encontraba Milena, una joven con problemas auditivos desde infancia.
Enviado por Andrea Osorio • 30 de Agosto de 2016 • Tarea • 489 Palabras (2 Páginas) • 199 Visitas
Soliloquio auditivo
Sentada sobre la teja de su casa se encontraba Milena, una joven con problemas auditivos desde infancia. Era una vivienda pequeña, a las afueras de su ciudad natal; algo aislada pero con una sorprendente vista al mar. Ella no bajaba del tejado sino hasta que llegara el ocaso. Era una rutina de seis a seis, siete días a la semana desde que recuerda. Mantenía un soliloquio activo y constante.
Pese a no poder escuchar, Milena era una gran observadora. Subía consigo una libreta llena de dibujos con aquella vista, cada día. Nunca era igual, siempre había un detalle nuevo que plasmar. La estremecían los choques de las olas sobre los espolones, las aves desde lo alto persiguiendo pescados y esa línea infinita sobre el horizonte. Ella anhelaba poder escuchar lo que tenía para decir su pintura.
Culminando un día más de su monótona rutina, baja y sale de su casa con mucha ilusión. Iba una vez más al “sitio de salvación”. Era la vivienda de un chamán; aquel hombre era considerado un Dios. Ella se acercó y tocó a la puerta, él la atendió mostraba cierta picardía en su rostro. Sacó detrás de su espalda un pequeño frasco con un espeso líquido color azul. Ella no lo podía creer, ¡al fin estaba listo!, pensó. Alzó su mano intentando rapar la botella a lo que el viejo la esquiva colocando la pócima nuevamente en su espalda. Haciendo un gesto con sus dedos, frotando el pulgar con el índice y el anular le dio a entender que debía pagarle, y ella con unos cuantos pesos que recolectó durante el mes logró irse con el frasco. De prisa corrió de nuevo a su hogar, Milena tenía ansias pero a la vez mucho temor; empezaban a invadir su mente pensamientos paralelos: ¿y si había sido estafada?, o si en caso tal todo sea cierto ¿soportaría el sonido? Esperó las doce de la noche como le había indicado el chamán para introducir en cada orificio de sus orejas una espesa gota. Al principio era ardiente aquel líquido, empezó a sentir dolor en su oído, apretó los dientes y continuó; hizo lo mismo con la otra oreja.
En cuestión de segundos empezó a experimentar un enorme vacío dentro de sí, un chillido escalofriante. Ella no sabía qué hacer, ya iban a brotar lágrimas de su rostro cuando el ruido de un plato roto atrapó su atención. ¡Pero qué ha pasado!, el llanto no se hizo esperar ahora sí; era el primer sonido que escuchaba en toda su vida. El chamán no le había fallado, su sabiduría había sido todo un milagro. Al amanecer del día siguiente Milena sólo esperaba poder escuchar detenidamente cada una de las melodías que tenía por brindarle su paisaje favorito. Con plena felicidad empezó a reemplazar dibujos por audios de grabadora. La vida le sonrió a la apartada niña para darle su regalo más grande.
Andrea Carrillo Osorio
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