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“Tenochtitlán: entre la leyenda blanca y la leyenda negra”.


Enviado por   •  2 de Agosto de 2016  •  Ensayo  •  1.993 Palabras (8 Páginas)  •  379 Visitas

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Linneth Alpírez Fernández

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“Tenochtitlán: entre la leyenda blanca y la leyenda negra”

        La historia nos ha dado generalmente dos versiones referentes a la conquista de América, una desde la perspectiva indígena y a favor de ellos, y otra desde la perspectiva de los conquistadores. Pues bien, es de gran valor recalcar el trabajo realizado por José León Sánchez que después de años de investigaciones históricas y dos años y medio de trabajo directo en la creación de la novela Tenochtitlán, presenta una visión más imparcial sobre lo que fue específicamente la conquista de La Nueva España, México. Sin embargo, se ha declarado que ésta novela parte desde la perspectiva de los vencidos, y es por esto que se habla de una aparente neutralidad (la cual se utiliza como mecanismo de verosimilitud), ya que muestra una gran identificación con lo indígena, con el gran Imperio Azteca.

        A mi parecer, a pesar de que considero que sí hay cierta inclinación hacia la exaltación de los tenochas, ya que así lo señala el autor, al ensalzar la valentía y orgullo del guerrero azteca: Se realizará entonces el agüero que significa que nadie en el mundo podrá destruir jamás ni borrar la gloria, la honra y la fama de México Tenochtitlán” ...”A ellos, LOS INMORTALES DE TENOCHTITLÁN, he querido dedicar esta novela”[1] (p. 12,13), es innegable que también nos presenta ciertas costumbres de está cultura que nos permite tener una visión más general. Los sacrificios hechos a los diversos dioses, la dominación ejercida sobre otras tribus indígenas, y el odio que éstas tenían hacia Tenochtitlán debido a la opresión y el hecho de aprisionar jóvenes para sus sacrificios, crean una nueva óptica  sobre lo que fue dicha cultura: ...Pero también vieron un bárbaro y la forma en que los aztecas lo sacrificaron. Lo vieron ingresar desnudo, todo teñido de rojo (...) hasta llegar arriba donde lo esperaban los sacerdotes. El sacrificio del castellano capturado fue una ofrenda al Poniente. En lo alto del templo una serpiente de papel ardía; después, el sacerdote se vistió con la piel del desollado y se fue al mercado a pedir limosna (p. 257)

        Ahora bien, es indispensable realizar una división entre lo que ha sido el discurso desde el punto de vista de los vencedores y desde el de los vencidos. Existe bastante información referente a la Conquista, la figura de Hernán Cortés y cómo logró tomar posesión de la ciudad de Tenochtitlán y otros pueblos y territorios indígenas de México. Inclusive se ha reseñado que el fin de la conquista fue extender en pueblos infieles la religión católica, llevando un mensaje de paz, y que fueron los indios quienes respondieron con violencia, como cita Tzvetan Todorov en el artículo “Cortés y Moctezuma: De la comunicación[2] (p. 21, 22): En el primer contacto de la tropa de Cortés con los indios, los españoles declaran a éstos que no buscan la guerra sino la paz y el amor. “Y no se curaron de responder con palabras, sino con flechas muy espesas que comenzaron a tirar”... Unos días antes de la caída de México, la escena se repite: a las propuestas de paz formuladas por Cortés (...) los aztecas contestan: “no tornen a hablar sobre paces, pues las palabras son para las mujeres y las armas para los hombres”... Párrafos más adelante cita el autor: Lo que Cortés quiere no es prender, sino comprender; es el significante lo que le interesa en primer lugar, no el significado. Su expedición empieza por una búsqueda de información, no de oro... A su vez, Pierre Chaunu[3] nos habla de la conquista a México en sus aspectos fundamentales de una manera bastante neutral, ya que a como nos desglosa los acontecimientos más importantes vividos por los españoles, también incluye citas  de informadores náhuatl del Codex Florentino, los cuales  nos permite entender esta reseña desde el punto de vista de los indios.

        En Cuadernos hispanoamericanos (1995) Madrid; en el artículo “La conquista de México, revisitada”, se habla de la conquista desde el punto de vista de la leyenda blanca. Dice: En la Breve historia de España de García de Cortázar y Gonzáles Vesga se dice al respecto. “Hernán Cortés sale de Cuba, asalta el continente y sojuzga el Imperio Azteca con la ayuda de los pueblos sometidos a la sangrienta Tenochtitlan.” Continúa el artículo Espléndido y breve resumen de la trayectoria del caudillo extremeño que, además, fue a revolucionar incluso el raciocinio de los indígenas (p. 123).  Más adelante inclusive se defiende la idea de que fueron las enfermedades importadas de Europa las que acabaron con la vida de miles de indios, y no que fueran los conquistadores los que asesinaron a millones.  Y se dice que fue solo un precio demasiado alto en que los pueblos pacíficos e indefensos tuvieron que pagar para ser modernizados o incluidos en una diferente civilización (p. 125).

        El discurso desde la perspectiva de los vencidos toma con Bartolomé de las Casas su más fiel representante. En su libro Brevísima relación de la destrucción de las Indias (1552) este sacerdote nos narra una serie de eventos bastante sanguinarios perpetuados por los conquistadores en prejuicio de los indios a los que el autor llama “corderos mansos”. Un acontecimiento que es mencionado en este diario de relación es el asesinato de miles de indios, en las fiestas que ellos acostumbraban realizar para alabar a sus dioses,  con sus danzas y dádivas, hecho a traición por los españoles: Fue él (capitán de los españoles), y estando embebidos y seguros en sus bailes, dicen: “¡Santiago y a ellos!”, y comienzan con las espadas desnudas a abrir aquellos cuerpos desnudos y delicados... (p. 53,54). José León Sánchez también nos narra en su novela este suceso en el capítulo XVII: Pedro Alvarado dio una orden, espoleó su caballo y gritó: -¡Por la espada del apóstol Santiago! Los músicos frente al Templo Mayor que estaban prestos para iniciar la música fueron los primeros en caer. Dos soldados le cortaron la cabeza como si fueran hechas de manteca. Después se armó la matanza, la carnicería (...) Pronto, por todas partes saltaron las cabezas, los brazos. La sangre llenó las gradas del templo... (p.192, 193). Este suceso en específico deja en entre dicho la humanidad y moralidad de los españoles, al menos en este episodio, como en otros, son los que aparecen como hombres sin alma y brutales. En un artículo de David García López[4], se menciona también la idea de “corderos mansos”, al mencionar un manuscrito anónimo titulado Regimiento de príncipes que se encuentra en la Real Academia de la Historia de Madrid, en donde se hace una descripción de los habitantes, gente pacífica e idólatra a la que no cuesta un gran esfuerzo derrotar militarmente, con lo que a la vez, se elimina toda posibilidad de exaltación épica de la conquista (p. 116): ...heran los hombres destas tierras Infieles gentiles que adoraban ydolos y los mas dellos gente sin armas y andavan desnudos y como aporto la gente de mi tierra aquellas partes con poca gente vencieron a muchos por no tener Industria de guerra...(fol.100r.). El autor del artículo continúa con alegatos en donde claramente se centra en la leyenda negra, pues su argumento se enfoca en la mención de que los indios eran hombres de buen natural, que no conocen la codicia del oro ni las armas de la guerra, y bien expone que los indios tuvieron que promover la guerra para liberarse de los que los oprimían.

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