A Trávez de mis ojos

Nombre: Isamar [pic 1][pic 2]

Apellidos: Mujica Rojas

Grado: 1ro     Sección: ‘’C’’

Es de mañana, o más bien de madrugada, aun no se asoma el sol, pero tengo que levantarme e ir a la ducha, luego bajo, me dirijo a la cocina para preparar mi desayuno. Siempre de mañana, mi madre se encuentra en la cocina, preparando mi desayuno con algo para que me lleve al trabajo.

-Buenos días mamá.

-Buenos días hija ¿Cómo amaneciste hoy

-Bien mamá.

Nunca se me han dado bien las conversaciones. Abrazo a mi mamá para darle un mejor bueno día, talvez no parezca porque no suelo dar mucho afecto, pero la quiero mucho, ha estado conmigo, me ha apoyado ante todas las dificultades que nos han pasado.

Termino de desayunar, me alisto, me despido de ella y salgo para el trabajo, tomo el bus que me dirige a la estación del tren donde hago fila para para ingresar, me subo al tren que usualmente a esta hora está lleno de gente asique no hay asientos vacíos, voy parada. Me gusta estar cerca a la ventana, siento que hace el camino menos vacío. Desde esta altura, las casas, calles, cementerios entre otras cosas que no recuerdo, se ven pequeños. Ver a la ventana me trae nostalgia, recuerdos de mi niñez, con mis seres que más quiero, todo lo que he pasado hasta lo que soy ahora.

Media hora más tarde de estar en mis pensamientos, ya estoy llegando al trabajo, estoy aquí desde hace un año por la deuda universitaria, me es difícil encontrar trabajo en la profesión que estudie, pero ahí vamos. El jefe del local me llama y me dice que se integrara alguien nuevo y yo debo guiarle para que aprenda en la cocina, no podía rechazar el trabajo así que solo me queda guiarlo. Él se llama Alejandro, es un chico alto, de cabello oscuro, ojos de color como el caramelo y algo delgado. Quedé algo impresionada cuando lo vi.

Le indique como se realizaban las diferentes combinaciones de comida, donde se encontraba cada ingrediente, los tiempos de cocción, las cantidades que va en cada comida y que podía consultar cualquier duda, entre más cosas. Él estaba atento a cada una de las indicaciones, no hablaba mucho, supuse que es porque recién nos conocemos, aunque yo tampoco soy de conversar asique era algo incómodo ya que, por momentos había un silencio que parecía ser eterno.

Después del trabajo que termino maso menos temprano, Alejandro me invito a comer de agradecimiento por haberle enseñado el trabajo, no me parecía mal la idea, digo aún era temprano, tendría tiempo de regresar a casa sin que mi madre se preocupara. Unas compañeras del trabajo al escuchar nuestra conversación quisieron unirse, yo no tenía problema, le pregunté si estaba de acuerdo que nos acompañaran y dijo que, si podían acompañarnos, que no le incomodaba. Éramos en total cuatro personas, buscamos el restaurante más cerca al trabajo, Pedimos algo de comer, pero Alejandro no pidió nada, dijo que se le había ido el apetito y que no nos preocupáramos. Me pareció algo extraño, supongo que al final si le incomodaba la presencia de mis compañeras, pero acepto que vinieran por educación, solo veía como se frotaba las manos la una con la otra, pero se veía tranquilo, lo incluí a nuestra conversación para que no se sintiera incomodo o excluido, estaba mejor aunque algunas veces se veía incomodo, no teníamos muchos temas de conversación.

Al terminar de comer, nos fuimos, ya era de noche mis compañeras que vivían algo cerca se despidieron y se fueron, Alejandro se ofreció a llevarme, le dije que no tenia que hacerlo ya que mi casa estaba lejos pero el insistió, le propuse que mejor me podía acompañar a la estación, fue algo difícil convencerlo, pero acepto. Llegamos a la estación, nos despedimos y se fue, me subí al tren y me puse a pensar durante el camino sobre esta noche, sobre la nueva persona que conocí, llegué a la conclusión de que él no quería que valla sola, por mi protección quería acompañarme.

Al fin pude llegar a mi casa, estaba cansada del largo día, estuve algo tarde asique mi madre tenía razón de preocuparse, me pregunto dónde había estado, porque estaba tan tarde, le conté que el compañero nuevo del trabajo me había invitado a comer junto a unas compañeras, se alivió, pero me dijo que tenga cuidado de estar asta tarde fuera, me disculpe por preocuparla y me fui a dormir.

Pasaron varios días, que se convirtieron en semanas, donde pude conocer mejor a Alejandro, me pareció alguien amigable, comprensivo y atento, un buen amigo.

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