Ética razonada

Los seres humanos a medida que crecen tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno o malo, Savater (2000) menciona que se denomina “bueno a lo que sienta bien y malo a lo que sienta muy mal”, pero también existen casos en donde lo malo parece a veces resultar más o menos bueno y lo bueno tiene en ocasiones apariencia de malo.

 Es por ello que el hombre debe saber elegir, lo que implica una mayor responsabilidad en sus actos. Estas decisiones pueden estar basadas en órdenes, costumbres y caprichos.

 “La diferencia esencial entre el hombre y los demás animales no consiste en un órgano diferente… la novedad descansa sobre una cualidad tan real como inmaterial: la libertad inteligente” (Ayllón, 2012). 

La libertad es decidir, pero también implica pensar dos veces sobre lo que se va hacer, hay momentos en los que decidir no es tan fácil como parece porque ni órdenes ni costumbres bastan y no son cuestiones de capricho.

 Al tomar decisiones el hombre no debe estar obligado, sino más bien, decidir por sí mismo lo que quiere para su vida pero de manera responsable, es por esto que debe vivir la vida de una manera moralmente correcta. Esto se demuestra en una parábola del Génesis donde Esaú cambia su herencia con su hermano Jacob por un poco de lentejas sin tener en cuenta las consecuencias posteriores, este tipo de felicidad es solo momentánea y a corto plazo.

La vida es tan compleja y en el camino de encontrar nuestra felicidad confundimos muchas cosas, partiendo del hecho que tratamos a las personas como objetos que nos ayudan a conseguir riquezas y reproducirla para sentirnos con grandeza y poder. Como lo afirma Aspe (2008): “la abundancia de bienes materiales, la abundancia de dinero, comodidades y diversiones, no da la felicidad” (p.72).Al centrarnos en cosas materiales tratamos a las personas como cosas y perdemos el verdadero sentido de la humanidad porque solo entre humanos se da la relación más perfecta a pesar de no tener la misma cultura, costumbres, ideas o valores. 

Nada puede suplir al ser humano, como se explica en el ejemplo del Sabio que le pregunta a su discípulo que es lo que más le gusta de la habitación y éste escoge una copa y una bolsa con dinero, sin tener ninguna mano desocupada para poder rascarse.

“El ser humano no es una cosa, es persona. La relación consigo mismo distingue el ser del hombre del ser de una cosa. El hombre, sin embargo, es el ser que cuestiona su propio ser, adoptando una postura respecto de sí” (Arregui & Choza, 2002, p.111). 

El aprender a solucionar y vivir las complicaciones de la vida nos permite vivir de verdad, por eso debemos valorar el afecto y cariño que nos brindan las personas y no enfocarnos en cosas materiales porque ni con todo el dinero del mundo se puede comprar un sentimiento verdadero.  Por lo tanto, una buena vida implica mantener buenas relaciones y considerar en ponernos en el lugar de las otras personas. 

 Vivir la vida implica disfrutar cada momento, buscar y usar los placeres pero con responsabilidad y no dejarse llevar para que estos no acaben con la vida o la pongan en peligro, de esta manera se obtiene la mayor gratificación que es la alegría. Por otro lado, cualquier persona que se preocupe por la buena vida debe desear que la comunidad política se base en la libertad, justicia y la asistencia; ya que el objetivo de la política es el de organizar lo mejor posible la convivencia social de modo que cada ciudadano pueda elegir lo que mejor le conviene tanto individual como colectivamente en busca del bien común y siendo responsables de las consecuencias de sus actos.

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