ALEGORÍA DE LA CAVERNA

ALEGORÍA DE LA CAVERNA

El mito de la caverna es un diálogo escrito por Platón en el que su maestro Sócrates y su hermano Glaucón hablan sobre cómo la formación intelectual y filosófica afecta a la sociedad y al individuo.

En este diálogo, Sócrates le pide a Glaucón que imagine un grupo de prisioneros, encadenados a una pared desde la infancia, en una cueva. Allí, la luz del fuego iluminó el otro lado de la pared, y los prisioneros vieron sombras proyectadas en la pared por objetos manipulados por otros que caminaban detrás.

Sócrates le dijo a Glaucón que los prisioneros creían que lo que estaban observando era el mundo real, sin darse cuenta de que eran solo las sombras de esos objetos. Posteriormente, uno de los presos logró liberarse de las cadenas y comenzó a trepar. Vio la luz del fuego fuera de la pared, cegándolo y casi enviándolo de vuelta a la oscuridad. Poco a poco, las personas liberadas se acostumbraron al fuego y, después de algunas dificultades, decidieron seguir adelante. Sócrates sugirió que este es el primer paso en la adquisición del conocimiento. Más tarde, el hombre salió y vio primero los reflejos y las sombras de las cosas y las personas, y luego directamente.

Finalmente, la gente observa las estrellas, la luna y el sol. La forma en que Sócrates sugiere que el hombre razona aquí es que imagina el mundo externo (el mundo de las ideas) como un mundo superior. Luego, el hombre regresa para compartirlo con los prisioneros en la cueva, ya que siente que debe ayudarlos a subir al mundo real. Cuando regresó a la cueva después de los otros prisioneros, el hombre no podía ver claramente porque estaba acostumbrado a la luz de afuera. Los prisioneros pensaron que el viaje lo había lastimado y no lo seguirían. Platón confirmó a través de Sócrates que estos prisioneros harían cualquier cosa para evitar el viaje e incluso matarían a cualquiera que se atreviera a intentar liberarlos.

Conclusión; La caverna es la prisión de la apariencia, de lo puramente sensible, de reflejos e imágenes, mientras que el mundo ideal y la idea del Bien son el verdadero conocimiento. El preso liberado, que ahora es como el filósofo, no puede continuar con un conocimiento basado en la opinión derivada de las percepciones.

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