Actividad 1. Hegel y la historia

Hegel y la historia

Cuando nosotros nos dedicamos al estudio de la historia es importante resaltar algunos aspectos hermenéuticos de la misma, sobre todo desde la perspectiva de entender a la historia como algo nuestro, como algo que nos ayuda a comprender lo que cada uno de nosotros somos.  Ya que siempre debemos comprender nuestra propia historia como un contexto.

Es importante revisar muchas posturas con respecto a la concepción de la historia, pero en este apartado enunciaremos la postura de Hegel sobre la misma.

El ser humano está inmerso en un espacio y tiempo determinado  y cuándo él se asume como un individuo social es entonces donde se puede descubrir como partícipe de una historia determinada por su cultura.

Al  hablar del  individuo como historia, nos referimos (desde el punto de vista de Hegel) a un espíritu determinado por la historia. El espíritu de un pueblo equivale a un individuo en el curso de la historia universal. Los espíritus de los diversos pueblos en el curso de la historia son los grados en la historia del universo, en el cuál se realiza el Espíritu Universal, que aparece encarnado según las épocas en un pueblo determinado y hasta en un determinado individuo, que representa la conciencia del pueblo y de la época.

Hegel tiene una concepción orgánica de la historia, en ella todos los fenómenos históricos, desde la economía a la religión, del arte a la política, de la técnica a la filosofía, son interdependientes y constituyen las distintas manifestaciones de un desarrollo único, el del espíritu universal en su totalidad viviente.

A pesar de la forma mística  que envuelve a esta concepción, ella aportó un enriquecimiento considerable al método histórico:

• La idea de la unidad orgánica del desarrollo de la historia, es decir, la idea de que existe una lógica interna del desarrollo de la historia.
• Lo que busca Hegel es un método que dé cuenta de la totalidad de lo real, es decir, de la historia.

Para Hegel existe una racionalidad, una legalidad intrínseca en la naturaleza y en la historia. Hegel se asignó la tarea de hallar un método capaz de justificar lo real en su totalidad y por consiguiente hasta en sus contradicciones, y su conclusión. La dialéctica especulativa de Hegel tiene por objeto “pensar la vida”, es decir, probar que el mundo es enteramente obra del espíritu.

El punto de partida es la experiencia primera de un sujeto inmerso en la naturaleza, el individuo forma parte de esta naturaleza; el hombre siempre está inmerso en la realidad y es siempre social, portadora de una “cultura” y de una historia que es de la especie, de su trabajo y de sus conquistas.

Al considerar  Hegel acabada la historia, es posible un saber absoluto. Con el saber total puede entonces dominarse la historia entera para determinar, independientemente del desarrollo histórico, los modos diversos de captar la verdad absoluta que son: el arte, la religión y el saber absoluto.

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