Agustín de Hipona (354-430)

Agustín de Hipona (354-430)

      Nos encontramos en la era de después de Cristo. En el libro Hechos de los Apóstoles nos indican que el cristianismo comenzó con unos ciento veinte seguidores- En sus orígenes, el cristianismo estuvo prohibido, incluso tenemos testimonios que muestran que los primeros cristianos fueron objeto de burla. En Roma se practicaba una religión politeísta, por tanto  les sonaba muy extraño que solo existiera un dios. Pero a  pesar de las burlas iniciales, el cristianismo logró abrirse paso y seducir a gran parte de la población, hasta que Constantino el Grande, en el año 313 y a través del Edicto de Milán, declara que el cristianismo es una religión lícita y protegida por el Gobierno.

     San Agustín es el primer filósofo cristiano que estudiaremos. Este leyó por casualidad un libro de Cicerón y se quedó fascinado hasta tal punto que dedicó su vida al estudio de la filosofía.

     Uno de los temas centrales de su pensamiento es la relación entre fe y razón, que se puede resumir con la siguiente frase: entiende para creer y cree para entender. Esto pone de manifiesto que  consideraba que la colaboración fe-razón era fundamental para hacer filosofía.  Ahora bien, si existiera un conflicto entre los dos ámbitos, la fe sería la que debería predominar, ya que en ella se encuentra la autoridad de Dios.

     El método de conocimiento de san Agustín consta de dos puntos. El primero es la colaboración fe-razón que ya mencionamos. El segundo paso del método agustiniano es el interiorismo. No te derrames en el exterior. Vuélvete a ti mismo porque en el interior del ser humano es donde está la verdad. La verdad no está ahí afuera sino  dentro de nosotros mismos porque  Dios es como una luz que nos iluminaba e imprime la verdad en el alma. Esto nos indica que hay puntos de contacto con el platonismo que Agustín  logrará armonizar con el cristianismo.

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