Algunos aspectos sobre el pensamiento de Maquiavelo

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1. RESUMEN

La primera noticia certera sobre la composición de un opúsculo titulado “De principatibus” fue dada por el mismo Maquiavelo, quien sintetiza su contenido con las siguientes palabras: ““... me sumerjo cuanto puedo en las posibles cogitazioni de este sujeto, discutiendo qué cosa es el principado, de qué especie son, cómo se adquieren, cómo se mantienen, por qué se pierden…”.  Luego, 14 años después en 1512, con gran satisfacción personal, al servicio de la República Florentina como secretario de la cancillería y luego también como secretario de los Dieci di Libertà e Balia, organismo ejecutivo para los asuntos exteriores y militares, Maquiavelo perdió su puesto; como consecuencia de este giro político, Maquiavelo cayó en desgracia, fue acusado de traición, encarcelado y levemente torturado (1513). Tras recuperar la libertad se retiró a una casa de su propiedad en las afueras de Florencia, donde emprendió la redacción de sus obras, entre ellas su obra maestra, “El príncipe”, que Maquiavelo terminó en 1514 y dedicó a Lorenzo de Médicis, dicha dedicatoria justifica su homenaje con las palabras significativas: “… No he encontrado en mi objeto cosa alguna que sea para mí más querida, que el conocimiento de las acciones de los grandes hombres, aprendido a través de una larga experiencia de las cosas modernas y de una continua lección de las antiguas: las cuales habiendo yo con gran diligencia largamente discurrido y examinado, y ahora en un pequeño volumen reducido, envío a Vuestra Magnificencia...”.

Desde la dedicatoria Maquiavelo pone en evidencia su punto de vista relativo a la adquisición de los conocimientos en la materia política, en primer lugar, se necesita tener una larga experiencia sobre las cosas modernas, en segundo, se necesita también saberlas interpretar gracias a una continua lección de las antiguas. Pero leer no basta para obtener dichos conocimientos, se necesita tener diligencia, sensatez y un nivel reflexivo para discurrir e inventar.

El análisis de Maquiavelo es conductista, en la construcción de su teoría se basó en la observación y control de las realidades políticas de su tiempo y en el análisis crítico que le proporcionaban el estudio de los fenómenos políticos pretéritos. En su famosa obra “El Príncipe” examinó las causas de la grandeza y decadencia de los Estados; propuso una serie de medidas que seguir por los gobernantes para la adquisición, conservación y fomento de su poder. Aparece aquí una de las palabras claves de su análisis “conviene, todavía, proceder por orden”. Toda esa conciencia metodológica y relativas enseñanzas sirvieron para dar instrumentos eficaces, útiles, incisivos al Príncipe.

Las fuentes escritas por Maquiavelo son los clásicos del pensamiento político griego y romano; su análisis de la política netamente se funda y se nutre de los comportamientos efectivos y de las motivaciones de los mismos, igualmente, muestra gran interés por la estructura de las oportunidades, es decir en las condiciones facilitantes, vínculos que constriñen la acción política.

Las preguntas más relevantes serían: ¿Qué es entonces El Príncipe? ¿Quién llega a ser el príncipe? El príncipe de Maquiavelo deviene tal o con el favor del pueblo o con aquel de los grandes. La palabra tan sonada “popular” puede significar no solo ser conocido por el pueblo, sino apreciado, implica ser democrático. Por una parte, Maquiavelo no tiene dudas de que aquel que llega al principado con la ayuda de los grandes se mantiene con más dificultad que aquel que llega con la ayuda del pueblo, en cambio, aquel del pueblo es más honesto fin que aquel de los grandes, queriendo estos oprimir y aquel no ser oprimido; por otra parte, un príncipe le es necesario tener al pueblo de amigo: de lo contrario no tiene remedio durante la adversidad. Maquiavelo pone en claro relieve cuán útil es al príncipe construirse una mejor estructura de oportunidades haciendo palanca sobre un número elevado de sostenedores que son evidentemente el pueblo.

La autonomía, probablemente el mayor aporte al estudio de la política proporcionado por Maquiavelo, es el fundamento de esta ciencia aplicada. La política es una realidad autónoma, ya que sus reglas no pueden ser subordinadas por ningunas otras; asimismo, es, por un lado, absoluta y por el otro, total. Sin embargo, la autonomía absoluta de la política no quiere decir que el Príncipe sea desvinculado de su comportamiento. Justamente es en este punto donde aparecen algunos problemas muy debatidos sobre el análisis de Maquiavelo. La primera es la relación entre el bien y el mal en la política. El mal está muy lejos de ser la esencia en la política de Maquiavelo, esta es exclusivamente una de las posibles consecuencias del accionar político, es decir, el príncipe estará obligado a hacer el mal exclusivamente cuando las circunstancias se lo impongan “…es necesario a un príncipe, queriéndose mantener, aprender a poder no ser bueno, y usarlo y no usarlo según la necesidad...”. Sin embargo, Maquiavelo también menciona que “no se puede llamar virtud matar a sus ciudadanos, traicionar a los amigos, ser infiel, sin piedad, sin religión...”. Además, señala que el príncipe debe hacerse temer para ahuyentar el odio, en caso no conquiste el amor de los ciudadanos. En cuanto a las “necesarias” crueldades, Maquiavelo efectúa una diferenciación. Las bien usadas se hacen por necesidad para el mayor número de súbditos. Y las mal usadas tienden a crecer con el tiempo perdiendo eficacia. El príncipe debe igualmente saber dosificar tanto la crueldad como la benevolencia.

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