Aspectos neurológicos y cerebrales del juicio moral y el juicio ético
Enviado por Misael4585 • 21 de Octubre de 2020 • Ensayo • 1.163 Palabras (5 Páginas) • 93 Visitas
Alonso Avila Mariana Francisca Alvarez Colindres Abril Iveth Chávez Carrasco Misael Reyes Moreno Alberto | Mecatrónica |
ÉTICA
Aspectos neurológicos y cerebrales del juicio moral y el juicio ético.
Juicio moral:
Las emociones morales conforman fundamentos del conflicto social y político que se deriva no sólo de actos abominables, sino también de todo quebrantamiento de normas, valores y leyes morales que se consideran válidos.
El concepto “cerebro moral” empleado por el autor se refiere al cerebro aplicando su poder computacional a los problemas que nosotros en terrenos no neurocientíficos identificamos como morales.
Para comprender verdaderamente la neurociencia de la moralidad el autor plantea la necesidad de entender los muchos sistemas neurológicos que dan forma al pensamiento moral, sistemas que posibilitan la representación de valor y motivan a perseguirlo, sistemas que orquestan pensamiento y acción de acuerdo con objetivos internos, sistemas que posibilitan imaginar acontecimientos complejos y distantes, sistemas que posibilitan representar estados mentales escondidos en los demás, etc. Podemos estudiar los cerebros de gente que comete transgresiones morales básicas, las reacciones de cerebros sanos a estas transgresiones y los caminos por los que nuestros cerebros manejan problemas morales más complejos.
Neurociencia del juicio moral:
En los 90 el neurocientífico Antonio Damásio y colegas publicaron una serie de estudios sobre la toma de decisiones en pacientes con daño en el córtex prefrontal ventromedial. En ellos estaba claramente dificultada la toma de decisiones en la vida real. Utilizando un juego diseñado para simular la toma de decisiones con riesgo en la vida real documentaron estos déficits comportamentales y demostraron que estos déficits eran emocionales: no podían generar sentimientos que guiaran una toma de decisiones adaptativa como en individuos sanos. Estos estudios identificaron un sustrato clave biológico en la elección moral y además subrayaron el rol crítico del aprendizaje en el desarrollo de la moralidad.
Las zonas de la corteza frontal son las encargadas de unir la moral con el valor emocional de los eventos sociales, de anticipar consecuencias en el desarrollo de lo que llamamos empatía y de captar las intenciones de otras personas.
Estudios en psicópatas y otros individuos con trastorno antisocial de personalidad también subrayaron la importancia de la emoción en la toma de decisión moral. Los psicópatas se caracterizan por déficits emocionales selectivos. No logran distinguir entre reglas que las autoridades no pueden legítimamente cambiar (reglas morales) de las reglas que sí pueden modificar (reglas convencionales), no tienen las respuestas emocionales que llevan a gente normal a imbuirse de reglas morales genuinas, legítimas independientemente de la autoridad. Los estudios en psicopatía y TAP muestran la implicación de un amplio espectro de regiones cerebrales que incluyen la ínsula, córtex cingulado posterior, giro parahipocampal, y giro temporal superior.
El autor señala cómo la neurociencia de la moralidad, puede enseñarnos importantes lecciones sobre cómo los principales sistemas neurológicos cerebrales interactúan para resolver problemas complejos.
Juicio Ético:
Los procesos neurobiológicos que subyacen al juicio ético es el foco de atención de la Neuroética. El conocimiento, desde las neurociencias, de qué áreas cerebrales se activan y cuales se silencian mientras las personas deciden cómo actuar ante un dilema moral, ha permitido conocer los correlatos cerebrales que subyacen a los actos humanos y ofrecer una explicación de cómo está impresa en la dinámica del cerebro la dotación ética de cada hombre y común a todos los hombres. De interés central es el papel causal que desempeñan las emociones en el juicio ético y en paralelo las áreas cerebrales relacionadas con las emociones. La finalidad de las inclinaciones naturales del hombre está fuertemente atada, por hundir sus raíces en los sistemas instintivos de la supervivencia animal, sensible a las emociones básicas; y al mismo tiempo, e inseparablemente, la vida de cada hombre está liberada del automatismo de tales leyes, es decir, regido por la ley de la libertad. El juicio ético es propiedad innata de la mente.
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