ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Ciudad de Dios · Agustín de Hipona Por Julia Bouchet


Enviado por   •  6 de Marzo de 2016  •  Resumen  •  3.442 Palabras (14 Páginas)  •  313 Visitas

Página 1 de 14

[pic 1]

« Ciudad de Dios » · Agustín de Hipona
Por Julia Bouchet

La ciudad de Dios contra los paganos, redactada por Agustín constituye la obra de referencia de la Iglesia Católica que sigue refiriéndose a ella en su concepción de las relaciones entre lo religioso y lo político. Esta obra está compuesta de 22 libros, y ha ejercido y ejerce aún sobre la historia de las doctrinas una de las influencias más notorias y durables. Este libro está plenamente maduro, es un escrito igual de polémico que teórico.

Toda la respuesta aportada por Agustín, en las polémicas de su tiempo sobre la plaza de la Iglesia, es una tentativa para mostrar que la paz terrestre y la paz de Dios no pueden ser de ninguna manera confundidas. Él no presenta una teología política aunque su pensamiento en muchas ocasiones ha sido presentado así, sino más bien una teología de historia política, que vuelve a situar la evolución de su tiempo y en su mente sin duda de los tiempos futuros en una perspectiva larga que reubica a los primeros tiempos bíblicos.

Los 22 libros  contienen los siguientes elementos:

Libro 1: El Saco de Roma. Acusaciones contra los Cristianos

Cristianos y paganos en un tiempo de angustia. Aquino introduce e instruye por primera vez la pregunta que está repetida a lo largo de los 21 libros. Después de la toma del saco de Roma por Alaric, está reactivada la objeción de los antiguos romanos que resisten al cristianismo: del desastre son responsables los tiempos cristianos y el abandono de los dioses de Roma. Veinte años antes en 391, el emperador Teodosio había prohibido el culto dado a los dioses romanos y había cerrado sus tiempos. Desde hace casi un siglo el Imperio Romano estaba bajo la influencia de los tiempos cristianos. Los representantes de la filosofía y de la religión tradicional, montaban un balance negativo.
Para responder a esta acusación y darle la vuelta, citando a Virgilio, Salustro y Tite Live, procede a una relectura de la historia romana, que muestra que no es menos romano que sus adversarios y que la realidad es mucho menos simple que lo dejan suponer. Relee la historia de Troya y la historia romana, regresando a sus figuras heroicas e interpreta los acontecimientos dramáticos de su época: la experiencia histórica debería ser suficiente a poner en cuestión algunas enseñanzas: cuándo hemos visto enemigos maestros y dueños de la plaza perdonan a los habitantes ¿? Los que han guardado la vida por efecto de la protección cristiana hacen el frente de quejarse y quieren confiar la ciudad a la protección de los dioses que nunca han sabido protegerlos de los desastres. Virgilio no testifica a caso en sus versos que todo Romano sabe y conoce que los dioses de Troya han sido vencidos ¿?

Agustín puede entonces sacar su primera argumentación: a través de las figuras conocidas y respetas de Regulus, Lucrecio, Caton, debemos aprender que hay más  dignidad a soportar el mal con coraje que a someterse al suicidio. Entrar en lo vivo del debate ético que hace hablar de violaciones y de suicidios, de problemas éticos del momento, permite a Agustín introducir lo que es el tema principal de la Ciudad de Dios: la rivalidad de dos maneras de vivir, de dos filosofías, dos teologías, la desgracia y la felicidad alcanza bien diferentemente a los buenos y a los malos pero sobre todo lo que cuenta, no es el enemigo o la felicidad, sino el uso que hace de ella.

Libro 2. Los Dioses de Roma. Escuela de Inmoralidad.

Agustín devuelve el argumento de los paganos y responde por una puesta en cuestión de los dioses romanos: esos dioses de Roma han sido para la ciudad una escuela de inmoralidad. Mucho antes de la actual ruina de la ciudad, es en la vida misma de los Romanos que se desarrolló la virtud y todo lo que es susceptible de fortificar las costumbres.
Una ruina moral ha precedido la ruina material. La corrupción moral es la cause de las desgracias públicas. Jamás los dioses de roma han enseñado a los romanos a vivir honestamente, más que en el teatro  y ni si quiera, en ese culto han dado el ejemplo de la falta de respeto a las buenas costumbres. Los más virtuosos de los romanos testifican en las Repúblicas de Cicerón. La inmoralidad de la religión romana desde hace mucho causa la corrupción del Impero Romano.

Libro 3. Las Desgracias Políticas de Roma y la Impotencia de sus Dioses

Los dioses romanos no han apoyado más  a Roma en su deficiencia moral que en sus desgracias políticas y materiales. Agustín pasa lista la historia romana, desde Troya hasta las desgracias actuales, pasando por la invasión francesa y el régimen de Pompeo. En realidad la corrupción está en todas partes y la serie de crímenes de romanos que la tradición embellece y transforma en acciones preciosas se desarrolla sin que los dioses se retiren de sus santuarios o abandonen sus altares.

Libro 4. La grandeza de Roma y la Impotencia de sus Dioses.

La grandeza y la duración del Imperio Romano no tienen nada de los dioses romanos. Agustín ataca la nostalgia de la paz romana. Tales dioses no han tenido el poder de engrandecer y conservar la felicidad de las ciudades La paz con los otros pueblos no vale más que la conquista y la dominación ¿?
“Sin la justifica, los reinos no son otra cosa que grandes tropas de bandidos ¿?”

Agustín desacraliza tanto la grandeza que las fallas de Roma y ridiculiza las divinidades romanas, ese politeísmo que proporciona un dios para cada actividad humana, pequeños dioses insignificantes o grandes dioses como Júpiter. O bien dispersamos la divinidad en una multitud de dos o bien queremos devolver todo a la unidad y caemos en el panteísmo de que todo se convierte en un dios. O Bien conferimos un carácter divino a todas las cosas y actividades humanos, pero hasta dónde debemos parar ¿?
En realidad los dioses son la obra de los hombres…hacemos de dioses todo lo que es en verdad dones de Dios. Todas las virtudes de su cuenta deben ser divinizadas.  
Hasta los romanos más conscientes de esas incoherencias son cobardes y tímidos: no se atreven a poner en causa (Varrón y Cicerón) las costumbres de la ciudad donde reconocen la futilidad intelectual. Cicerón se esfuerza por distinguir la superstición y la religión, pero solamente el Cristo ha roto la superstición.

Libro 5. La grandeza de Roma y el Único Verdadero Dios.

Si los dioses no son la causa de la grandeza de Roma, que es entonces la causa de esta grandeza ¿? Y por qué el verdadero Dios ha aceptado un Imperio sí ¿? Agustín establece así que esta grandeza no es debida al destino, a la fatalidad astrológica, ya que la creencia en el destino tiende  a abolir todo culto, rezo.

Examina largamente la cuestión del fatalismo, ya que ese problema tenía en su tiempo una importancia considerable. Se apoya en el De divinatione de Cicerón y sobre el de De facto. Después se enfrenta a Cicerón él mismo, quién para combatir la divinación  y para mantener el libre albedrío cree deber negar la presciencia divina, negando de alguna manera a Dios.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (21 Kb) pdf (209 Kb) docx (49 Kb)
Leer 13 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com