Cultura de la Cancelación

CULTURA DE CANCELACIÓN

     Jon Ronson, en su libro "So You've Been Publicly Shamed" (2015) no estaba muy lejos de la realidad cuando hace la mitad de una década citó: "La época de la vergüenza pública ha regresado. Pero con esta diferencia: ahora nos estamos avergonzando públicamente a nosotros mismos. O, al menos, estamos siendo testigos de cómo otros se avergüenzan públicamente a sí mismos".

    En la actualidad, la cultura de la cancelación y las “funas” en internet se han convertido en un tema de discusión y preocupación en la sociedad. Estos fenómenos están relacionados con la polarización de opiniones y la falta de diálogo constructivo en las redes sociales y otros medios de comunicación en línea. Definir y analizar la cultura de la cancelación y las funas en internet es imperativo en la modernidad del desarrollo de las redes sociales y sus usos para presentar alternativas que eviten que estos fenómenos ocurran.

     Según Gónzalez Cárdenas, N. (2021), la cultura de la cancelación se presenta como una nueva forma de censura que opera a través de las redes sociales y que se caracteriza por la eliminación o exclusión de aquellas ideas o personas que no se ajustan a los estándares de valoración de un grupo determinado; puede ser vista como una respuesta a la falta de regulación y control en las redes sociales, lo que ha llevado a que los usuarios tomen el papel de reguladores y jueces, sin tener en cuenta las consecuencias de sus actos.

     Se refiere así a esta práctica que busca boicotear o excluir a un individuo o empresa en respuesta a algo que han dicho o hecho, generalmente considerado ofensivo o inapropiado. Se ha intensificado en los últimos años a través de las redes sociales, donde los usuarios pueden publicar mensajes y comentarios críticos que pueden tener un impacto significativo en la reputación y el éxito de una persona o figura pública.

     Uno de los efectos negativos de la cultura de la cancelación es la limitación de la libertad de expresión. La cancelación puede llevar a la supresión de opiniones divergentes, creando un clima en el que las personas se sienten cohibidas para expresar sus ideas o puntos de vista por temor a ser “canceladas” o castigadas.

     Otro efecto negativo de la cultura de la cancelación es la falta de proporcionalidad en las consecuencias. En algunos casos, la cancelación de personas o ideas puede provocar consecuencias desproporcionadas para el supuesto ofensor. Un comentario malinterpretado o una acción que sobre pase los límites de la moral ética estipulados por un círculo social internauta, pueden llevar a la pérdida de empleo, de oportunidades y dañar la reputación de una persona de forma irreversible, sin considerar adecuadamente el contexto o las intenciones.

     La investigadora chilena María Paz Lagos señala en su artículo "Funas virtuales: formas de activismo político en la era de las redes sociales" (2019), que el término "funa" proviene del lenguaje coloquial chileno y se refiere a la acción de delatar o denunciar a alguien públicamente. Asimismo, la investigadora chilena Cecilia Castro Lee indica en su estudio "Femi-funas: el poder de las mujeres en la era digital" (2020), que el término "funa" se utiliza en Chile desde hace varias décadas para referirse a la práctica de denunciar públicamente a alguien por una falta o delito.

     Uno de los efectos negativos de la cultura de las funas es la falta de justicia y efectividad. Las funas públicas pueden ser vistas como una forma de hacer justicia por cuenta propia, donde las personas juzgan y castigan públicamente a quienes consideran que han cometido alguna falta. Sin embargo, esto puede llevar a consecuencias desproporcionadas y a veces injustas.

     Las funas pueden tener un impacto en la percepción de la efectividad y legitimidad del sistema judicial, al poner en cuestión la capacidad de las instituciones encargadas de hacer cumplir la ley para sancionar conductas inapropiadas o delictivas. Este efecto se debe a que las funas pueden crear una percepción de que las personas denunciadas son culpables antes de haber sido sometidas a un proceso judicial formal y justo, lo que puede disminuir la confianza en el sistema judicial.

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