DON JASHO
Enviado por Estefanyvillar4 • 15 de Junio de 2016 • Reseña • 2.303 Palabras (10 Páginas) • 352 Visitas
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Artículo escrito por Villar Silva, Irma Estefany
RESUMEN
Miguel Garnett nos muestra en su literatura realista estereotipos de sociedades pertenecientes a nuestro país, en estas surgen una serie de conflictos, es así como este ilustre escritor, sabe cómo mantener la atención del lector haciendo uso de contenidos en su novela que involucran todo tipo de momentos inquietantes, tales como el proceso social y político nacional que se da.
“Don Jasho” es una breve novela, el autor compromete un tema de gran actualidad dentro de la problemática peruana: aquel donde se encuentran y acometen los intereses de un consorcio minero y los de una típica provincia alejada del gobierno central.
INTRODUCCION
En el contenido de la obra “Don Jasho” podemos destacar tres momentos importantes:
En la primera parte, el autor nos narra aspectos concernientes a la vida de Jacinto Rojas, un personaje muy controversial de una comunidad llamada en sus inicios “Santa María de las Dunas de Ninamasha”. La vida y muerte, de este personaje son importantes para el desarrollo de los posteriores momentos que se dan en la breve novela, pues ocurre que Rojas, pese a haber tenido una vida muy criticada por muchos moradores de este pueblito, víctima de ser una figura no muy buena, en cuanto a todo lo moral que se requiere de alguien, este era borracho, mujeriego, a pesar de ser así, era una persona que le gustaba servirle a su prójimo, practicaba la filantropía, ayudando a curar a personas que acudían a él en vida, ya que se le atribuía que tenía poderes “sobrenaturales”, tales como bilocación, había quienes pensaban que era un “compactado” ya que muchas veces los desahuciados por la medicina humana, acudían a su ayuda y terminaban sanándose de una manera muy mística, ni los propios médicos sabían dar respuesta a los “milagros” que ocurrían.
Este personaje muere en olor a heroicidad, en un acto de suma valentía da la vida por uno de sus hijos que se encontraba al interior de un incendio suscitado en el mercado del pueblo, rescata al hijo pero en el momento de ingresar al recinto se percata de la presencia de otra persona, es por eso que se arma de gallardía y da una vez más su vida, siendo esta la última vez que se le ve vivo, al día siguiente lo hayan sin vida, cerca al cadáver de un joven desconocido en el pueblo, Jacinto Rojas había muerto por asfixia, había inhalado demasiado humo. Esto hace que el pueblo lo convierta –más allá que en un héroe– en un verdadero santo; hecho que lleva a la frenética transformación del pueblo, desde su misma denominación (ahora se llamará San Jacinto, en alusión al nombre del héroe) hasta los trances socioeconómicos y complicadas incidencias de la propia identidad de sus habitantes.
Esto es lo que da la pauta para el segundo momento de la obra, aquel que pone en conflicto a la generalidad de pobladores del pueblito que creen en un nuevo santo (muy milagroso, por cierto) con la misma Iglesia Católica y sus representantes, el sacerdote del pueblo y el obispo de la provincia; estos últimos adjudican que es demasiado erróneo atribuirle un poder divino a alguien con tantas fallas cometidas en vida, una persona que había cometido todos los pecados existentes y por haber. A pesar de esto y por la serie de milagros que van suscitando en el pueblo es amado por el pueblo. Se inicia la peregrinación en culto a este personaje, el lugar donde se asienta una capilla es un terreno aledaño a la choza donde este vivía antes de fallecer. “San Jasho” o “San Jacinto” es visitado por mucha gente cada día, a tal punto que llega a tener inclusive más fama que “la Cruz de Motupe” y “el señor cautivo de Ayabaca”. Esta peregrinación constante trae un incremento y desarrollo para todo el pueblo, se empieza a comerciar con estampillas, por el exceso de visitantes al pueblo, los lugares o puestos comerciales empiezan a cambiarse de nombre, desde una panadería hasta los hoteles tomaron el nombre de “San Jacinto”. Sucedido esto a pocos meses del fallecimiento de Rojas, llegan las elecciones municipales, habiendo entre el grupo de candidatos, alguien que propone como idea, cambiar el nombre del pueblo, de “Santa María de las Dunas de Ninamasha” a "San Jacinto de las Dunas de Ninamasha". Idea apoyada por una gran mayoría haciendo que este postulante a la alcaldía gane su puesto. Al evidenciar el incremento de gente foránea que llegaba a la capilla del santo para pedirle “milagritos”, nacen movimientos evangélicos en el pueblo, buscando un poco que se mengue la “idolatría” o “herejía” que se venía cometiendo.
Esto no le basta al autor para complicar las cosas; sino que, en un tercer momento de la narración, ocurre un descubrimiento arqueológico, y el de una veta de caolín (mineral que sirve para fabricar loza fina) en el mismo cerro donde se asienta la capilla del nuevo santo (San Jacinto o San Jasho). La gente del pueblo se da cuenta que de un momento a otro llegaba gente en camionetas, estas tenían logos que hacían referencia a un consorcio minero, denominado “Consorcio minero Dunas del Norte S.A.”, la policía captura a dos ingenieros que habían huaqueado en el yacimiento, extrayendo así dos objetos de oro, es así como nace la idea de que debajo de la capilla del nuevo santo, existía la presencia de una tumba, una tumba de alguien muy importante de la civilización Chimú. En Lima el Ministerio de Energía y Minas hace su trabajo respectivo, investigando sobre la zona territorial.
Todo lo acontecido ocurre en un período de 18 años (que es la edad de Carlos, el hijo de Jacinto Rojas, sobre cuya presencia el narrador inicia su relato haciendo un recuento de la historia del pueblo hasta el momento previo al desenlace), en los cuales vemos cómo este pintoresco lugar va sufriendo una suerte de “modernidad” que involucra contingentes masivos de gente foránea (en peregrinación tras los milagros del nuevo santo), nuevas formas de diversión, presencia de congregaciones evangélicas e incremento del comercio alrededor de la deidad popular.
El punto de excitación se da en el momento que tres bandos se ven confrontados, por un lado la congregación peregrina, protegía con su vida a su santo, por otro la policía contenía a los peregrinos que se oponían, la maquinaria pesada mandada por la mina para realizar la demolición de la capilla y la choza, avanzaba sin que nadie se percatara, mientras tanto comenzaba la lluvia como nunca antes se había presenciado. Cundió el pánico, los peregrinos comenzaron a retirarse tan rápido como pudieron, el cerro se convirtió en un pantano de lodo, los policías dispararon algunas bombas lacrimógenas. El buldócer avanzaba sobre la débil choza, esta cayó, el buldócer giró y avanzo sobre la capilla destruyendo la tumba arqueológica.
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