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Dionisiaco y Apolineo


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2022  •  Ensayo  •  2.280 Palabras (10 Páginas)  •  209 Visitas

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Un Claroscuro de vida: una historia construida a través de su destrucción

Carlos Alexis Mira Ramirez

Epígrafe: En este ensayo se abordará el primer libro del Filósofo Alemán, Friedrich Nietzsche, el cual lleva el nombre de “El nacimiento de la tragedia”, el cual tocaremos el tema de esa dualidad que mantiene un orden en el mundo, así como en el mismo ser humano, ya que desde el lenguaje encontramos esta dualidad en este lenguaje binario; asi como también veremos esa misma dualidad en las figura y conceptos que nos deja el autor que son lo “Apolíneo” y lo “Dionisiaco”.

A lo largo de la historia, y, a través de la historicidad del ser humano, este mismo ha podido intentado descubrir y comprender lo que lo rodea, claramente no ha llegado a conocer en su totalidad su entorno, ya, que a medida que pasa el tiempo va descubriendo más a cerca de sus 2 mundos: el mundo natural y el mundo artificial, este último que crea a través de la incapacidad que tiene el mundo natural de saciar los deseos del hombre; ya que el hombre a comparación del animal, puede ensimismarse y no conformarse con lo que lo rodea, no es un esclavo de su entorno, a lo que el animal es todo lo contrario, ya que es incapaz de hacer lo que hace el ser humano, puesto que no puede vivir de sí mismo, sino que este es dependiente a lo que pase afuera; es por la autoconciencia y auto- reflexión que el hombre se realza de todo lo que lo rodea, y es por qué el ser humano fecunda este nuevo mundo, porque no está a expensas de su entorno y lo que lo rodea, sino que por todo lo contrario, pues el este ser humano cosifica el mundo, y esto para cosificarse a el mismo, con todo lo que construye el mismo. Él vive el animal tiranizado por otro, y es aquí donde citare un fragmento de la obra “El hombre y la gente” del filósofo español Ortega y Gasset, que dice:

“La bestia, en efecto, vive en perpetuo miedo del mundo, ya la vez, en perpetuo apetito de las cosas que en él hay y que en él aparecen, un apetito indomable que se dispara también sin freno ni inhibición posibles, lo mismo que el pavor. En uno y otro caso son los objetos y acaecimientos del contorno quienes gobiernan la vida del animal, le traen y le llevan como una marioneta. El no rige su existencia, no vive desde sí mismo, sino que está siempre atento a lo que pasa fuera de él, a lo otro que él. Nuestro vocablo otro no es sino el latino alter. Decir, pues, que el animal no vive desde sí mismo sino desde lo otro, traído y llevado y tiranizado por lo otro, equivale a decir que el animal vive siempre alterado, enajenado, que su vida es constitutiva alteración”

(Gasset s.f.)pg8

Pero para llegar al punto en el que hoy nos encontramos, debemos entender lo que en párrafos anteriores se ha estado mencionando constantemente, y es ese devenir del ser y el pensamiento, y después el su entorno artificial, es decir: que a través del constante cambio de pensamiento hace que influya a el exterior, no como el animal, sino todo lo contrario; ya que a través del tiempo ha ido modificando este arquetipo; este siendo un ser que se forja y se constituye base al conocimiento de su exterior, y las relaciones que ha creado con lo que lo rodea, con el mismo y otro ser humano; el mismo ha ido descubriendo, categorizando y conceptualizando lo que lo rodea, lo que siente, lo que hace, lo que crea, y esto a través de su necesidad.

A través de su mismo entorno el ser humano a definido lo que lo rodea, como también de su materia ha creado otros objetos, esto con un fin, y, este siendo el que sea un “ser en sí” como lo mención Sartre; “es lo que es y no puede ser nada más” ya que este está diseñado para el “ser para si” que este es el hombre, este siendo el polo opuesto, ya que, al contrario del objeto, este es autoconsciente, y esto lo realza de todas las cosas y seres vivos; ya que este siendo un ser que está en el devenir en el tiempo, este llega a ser indeterminado, perse, no tiene definición, el hombre es capaz de definir todo lo que lo rodea, excepto al mismo hombre.

En su finitud, y a sabiendas que de no tiene una aparente finalidad de existir, es cuando de esa incertidumbre del “¿porque existo?” o “¿para qué existo?” entre otros cientos y miles de cuestionamientos metafísicos que hemos arrastrado a lo largo de nuestra existencia; hemos tratado de otorgarle un sentido, y esto lo podemos ver desde las culturas madres, y es esa cosmovisión mítica, donde lo que el hombre no podía dar explicación racional a lo que se acontecía en dicha época, se lo otorgaba a cierta divinidad, algo ultraterreno, más allá del ser humano.

El ser humano a través de esta cosmovisión mítica que el mismo ha constituido, para explicar lo que (aparentemente) es inexplicable para él; este más allá de otorgarle una aparente razón de ser de lo inexplicable, también le otorga el sentido de su vida, y adopta un estilo de vida bajo estas historias, y esto se ve en casi toda cultura.

La Cultura Griega siendo un pilar fundamental para la cultura occidental, pero esta ha ido más allá, ha rebasado todo tipo de frontera ya que a través de ella se conciben los pilares fundamentales de la sociedad; siendo esta la que da el paso del mito al logos, es cuando comienzan a emerger las diversas ciencias de estudio, esto a través de la insatisfacción que se tenía de las respuestas de la divinidad; es cuando el hombre comienza ahondar y dar explicación a través de la razón; y con esto poniendo los primeros cimientos de sociedad.

Aquí comenzaremos a ahondar en el texto “El nacimiento de la tragedia” esta obra, en la que nos relata esta dualidad del ser, esto de forma cronológica, poniéndonos como faro a dos personajes míticos de esta cultura tan influyente, y estos personajes son Apolo y Dioniso; siendo lo apolíneo la imagen o figura central del comportamiento humano en la actualidad, ya que lo apolíneo es todo aquello relacionado con la razón, la luz, la mesura, el arte, todo relacionado con la belleza, con la armonía, esta figura es la piedra angular para el hombre occidental o que viva subyugado bajo esta; Nietzsche relaciona el concepto de “apolíneo” con el ensueño u onírica, ya que en los sueños nos dejamos cautivar por las imágenes que percibimos, que es esta imagen la que nos separa de la naturaleza, siendo esta la mera apariencia, ya que esta se va manteniendo bajo un marco de orden, y una figura representativa del alma apolínea es Homero y su poesía fantasiosa, siendo un artista ingenuo, como lo menciona el autor.

Esta alegre necesidad propia de la experiencia onírica fue expresada asimismo por los griegos en su Apolo: Apolo, en cuanto dios de todas las fuerzas figurativas, es a la vez el dios vaticinador. Él, que es, según su raíz, «el Resplandeciente», la divinidad de la luz, domina también la bella apariencia del mundo interno de la fantasía. La verdad superior, la perfección propia de estos estados, que contrasta con la sólo fragmentariamente inteligible realidad diurna, y además la profunda consciencia de que en el dormir y el soñar la naturaleza produce unos efectos salvadores y auxiliadores, todo eso es a la vez el analogon simbólico de la capacidad vaticinadora y, en general, de las artes, que son las que hacen posible y digna de vivirse la vida. Pero esa delicada línea que a la imagen onírica no le es lícito sobrepasar para no producir un efecto patológico, ya que, en caso contrario, la apariencia nos engañaría presentándose como burda realidad - no es lícito que falte tampoco en la imagen de Apolo: esa mesurada limitación, ese estar libre de las emociones más salvajes, ese sabio sosiego del dios-escultor”.

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