EL JUEGO SIMBÓLICO: PLACER Y TRANSFORMACIÓN

EL JUEGO SIMBÓLICO: PLACER Y TRANSFORMACIÓN

El ser humano, según el profesor López Quintás, es un ser relacional, necesita de estas relaciones para su crecimiento personal. El hombre no debe quedarse como mero espectador ante los objetos, sin que debe relacionarse con ellos, establecer un vínculo para no quedarse en el nivel uno; y desarrollar una necesidad, un encuentro para poder crecer y, con ella relación, ser creativo.

Para ser creativo, se debe jugar. Jugar, no sólo para entretenerse, sino para relacionarse, para crecer, para crear vínculos que produzcan relaciones ambitales. Como destaca el profesor López Quintás en el tema: “el juego es toda acción lúdica, es un ámbito de relaciones”.

Relaciones que se producen en el espacio y en el tiempo. Un espacio y un tiempo que es imprescindible para el desarrollo de cualquier juego. Los niños, para su aprendizaje, jugar. Jugar, con los objetos, con los amigos, con cualquier cosa y en cualquier lugar. De esta manera, tan abierta, jugar ayuda al niño a ser creativo.

Según Huizinga, hay unas características que conecta el juego con la creatividad, que son:

1. La vinculación entre el juego y la libertad.
2. El juego nos separa de la vida concreta, “espacio atemporal”.
3. El juego es una actividad reglada.

Los niños usan su libertad para jugar, aunque tengan que respetar unas normas. Estas normas del juego no les limita la libertad, sino que les va a ayudar a desarrollar su capacidad creativa.

Cuando los niños comienzan a jugar, se relacionan con los objetos y aparecen los primeros conflictos de posesión y uso de los materiales: aparece una vinculación entre el cuerpo y el objeto, dónde se va a producir un diálogo, es decir, una relación ambital.

Cómo aparece en el tema, esta relación con los objetos va a crear las posibilidades de encuentro con lo profundo; los objetos abren una trama de posibilidades que  siempre van encaminados a potenciar la creatividad.

Este encuentro con los objetos es una interactuación de la persona con las cosas. Cuando esto se produce en el juego, cuando los niños juegan con los cosas y con los demás, se produce la creatividad; una creatividad que les va a proporcionar placer. Les va a gustar jugar, les divierte, se socializan, se relacionan con el espacio; este tipo de juego se va a proporcionar satisfacción, y esto hace que quieran seguir jugando, porque disfrutan con ello.

Para López Quintás, “el juego es promocionador de la libertad humana y fuente de gozo. Cuando realizan una actividad creativa, se convierte en una fuente de placer, por su sentido de plenitud, de satisfacción”.

Los niños deben ser educados en la diversión, en el juego, en disfrutar cuando comparten los objetos con sus compañeros, en disfrutar en las relaciones con los demás para fomentar y desarrollar su capacidad creativa. Los niños son seres relacionales, y por ello deben jugar, no sólo con objetos, sino con sus compañeros para fomentar la socialización. Esta socialización supone la apertura del niño a los demás, a aprender a compartir. El juego se puede hacer individual o en grupo, éste es el que se debe fomentar, para que el niño aprenda a que no es dueño de las cosas, que los demás, también deben jugar y a disfrutar con sus compañeros.

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