ENSAYO SOBRE LO SAGRADO Y LO PROFANO Y EL EROTISMO

ENSAYO SOBRE LO SAGRADO Y LO PROFANO Y EL EROTISMO

Lo sagrado y lo profano

La experiencia religiosa que se vive en los espacios, según la historia, dan muestra de la mitología y la riqueza de los rituales que se desarrollan en esos espacios considerados sagrados. Esta experiencia forma parte de la historia del ser humano, especialmente cuando este le ha dado sentido a su vida desde lo religioso, lo que le ha permitido vivir la experiencia en la vida de una manera más trascendental y por tanto se ha considerado fundamental en la estructura comportamental del hombre.

Hay muchas similitudes en las expresiones religiosas de las diferentes culturas del mundo, aunque difieren en relación a sus espacios; sin embargo, son muchos los elementos semejantes, que nos permiten también hacer un paralelo entre el hombre que vive su religión y un hombre totalmente ajeno a la religiosidad independientemente de su cultura, pues se notarán estructuras de comportamiento muy diferentes entre uno y el otro.

La experiencia religiosa en el espacio considerado sagrado por las diferentes religiones del mundo, es lo que ha develado la existencia de la vida. La consideración de espacios como profanos, en los cuales se rompen las manifestaciones sagradas, es lo que ha hecho que esos espacios religiosos se consagren, y por tanto, se convierten estas vivencias en cosmogonías; es decir, en estos lugares sagrados, se explica el nacimiento del mundo y su evolución.

El acto de la creación se ritualiza en los espacios sagrados, lo que hace posible que un ser humano religioso, viva en ese espacio consagrado y sienta la creación del universo; por tanto, su realidad está inmersa en formar parte de la obra directa de un dios. Para él los espacios que no hacen parte de aquello sagrado, porque carecen de esa estructura, representan lo profano, lo vacío, lo caótico, lo que termina por arrastrar al hombre a lo mundano.

La necesidad del hombre por buscar la comunicación con los dioses, lo sitúa en el centro del mundo, en el lugar donde encuentra su verdad absoluta, es decir, se ubica en el espacio religioso, sagrado, divino, que lo llena y lo hace vivir sostenido por el mismo creador.

Cuando en el texto se habla de que el hombre religioso conoce el tiempo profano y el tiempo religioso, pienso que, ambos tiempos, según la cultura religiosa, evidencian los diferentes comportamientos del hombre. En las fiestas o celebraciones sagradas se realizan rituales muy importantes que realmente le dan significado a la vida de quienes los realizan, pues sienten que están en la presencia de sus dioses; por tanto, buscan aproximarse a la santidad y al eterno encuentro con lo divino, ya que la repetición ritualizada salva su existencia. Todo cambia cuando algunas élites, especialmente las intelectuales, se van alejando de la religión, y es allí cuando ese tiempo cosmogónico ya no tiene la importancia y significación de antes, por tanto los rituales se van perdiendo y se introducen nuevas formas de ver la realidad de una manera pesimista, se acaba el misterio, lo trascendental, y llega el terror y el miedo.

Los acontecimientos históricos han dado cuenta en todas las culturas del mundo de lo mencionado anteriormente, la filosofía habla al respecto y definitivamente cuando el tiempo pierde esa sacralización, conduce al hombre sin discusión alguna a la muerte.

Es  claro que el hombre religioso, no concibe separar la naturaleza de la experiencia sagrada, donde encuentra en su belleza, el descubrimiento de valores religiosos que incrementan en él sus más profundos sentimientos de alegoría a la existencia. Por ello, se siente perturbado ante la sola idea de restarle a la naturaleza su valor religioso.

Son muchas las valoraciones sagradas que ha hecho el hombre a elementos de la naturaleza, como por ejemplo a la luna, de la cual han nacido cualquier cantidad de simbologías, que no solo se han integrado a lo sagrado, sino que han dado lugar a fomentar creencias y tradiciones en torno al agua, las plantas, la mujer, la fecundidad etc. Lo que le ha dado sentido a la vida misma del ser religioso. La racionalización en la concepción del cosmos, le ha quitado a la naturaleza su valor religioso.

En el mundo actual todavía existe el hombre religioso y sobresale en cualquier cultura, por proyectar o mostrar que hay una verdad absoluta que es sagrada y real, permite que se conserven las creencias en torno a la aparición del mundo y le da significado a su vida y a sus rituales, por tanto se siente comprometido a entregar su muerte a un dios. El hombre que es considerado profano, por no hacer parte del espacio y ritualizaciones religiosas, no se escapa de ese pasado cargado de creencias y supersticiones, él dispone su mundo de tal manera que desacraliza el lugar de sus ancestros, asumiendo un comportamiento en contra de los religioso, fascinado por la liberación de su ser, en cuanto a las creencias que no concibe como significantes para su vida; pero lo que sí está claro, es que nadie escapa a las creencias que han formado parte de la existencia humana. De alguna manera u otra, tanto el religioso como el no religioso, se ven inmersos en ritos e ideologías que dejan entrever las huellas de la historia de las religiones. Se podría decir entonces, que inconscientemente las creencias han ofrecido de una manera camuflada, soluciones a las dificultades de la existencia.

Sobre la lectura “El erotismo”, que tiene perfecta relación con el texto de “lo profano y lo sagrado”, en cuanto a que el erotismo, tiene su propia concepción desde lo sagrado pero con elementos profanos, se exponen algunos puntos de vista que encierran el fuerte sentimiento religioso de la entrega de los cuerpos, aunque este sentir sufra de un desplazamiento: de lo metafísico a lo físico para allí, en la carne, encontrar el espíritu.

La obra de Georges Bataille me parece muy controversial debido a que dibuja aspectos del hombre que no cualquier autor se atreve a mencionar, pues se hace un estudio acerca de los elementos que rondan alrededor del comportamiento erótico, intentando llegar a un punto común que pueda abarcar no sólo el acto sexual visto como un modo de apareamiento, sino también que ahonda en el aspecto psicológico del hombre en esta práctica.

Como primer punto se establece que el erotismo nace de un movimiento interior en el ser que participa en el acto sexual, esta característica interior sólo se da en el hombre (humanidad, hombres y mujeres), los animales se ven imposibilitados de sentir este movimiento ya que su aspecto sexual se reduce sólo a necesidades fisiológicas, los seres humanos son víctimas de un sentimiento contradictorio, la angustia de verse como entes finitos y la búsqueda de la trascendencia es lo que funda la base del erotismo, pero hay una gran cantidad de factores que intervienen en este sentimiento.

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