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El caballero de la armadura oxidada ensayo erik diaz.


Enviado por   •  5 de Octubre de 2016  •  Ensayo  •  2.113 Palabras (9 Páginas)  •  471 Visitas

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EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA

El caballero de la armadura oxidada es un libro escrito por Robert Fisher que narra la historia de un caballero que queda atrapado dentro de su armadura y mediante la guía del mago merlín y un grupo peculiar de gente se lanza a un viaje para eliminar el peso de su armadura, una historia llena de ideas humanas y de errores comunes de todas las personas, reflejados de manera fantástica y mágica en esta corta, pero impactante obra literaria.

El libro hace énfasis a varios errores humanos, el primero de  todos es la superficialidad, ser lo que no somos, por lo que creemos que los demás quieren que seamos, suprimir el “yo soy yo”, para mantener el “yo soy el”. Toda persona tiene un error muy común a priorizar la opinión popular a la opinión propia, pues se cree que lo que somos no es lo que realmente debemos ser, eso nos lleva a una apogeo de errores que vamos perfeccionando con el tiempo, tanto que perdemos la coherencia personal y no nos damos cuenta que son errores, los volvemos “cosas de la vida”, “así soy”, “así nací” y un gran etc. De cosas que nos decimos y escuchamos para justificar esos errores perfectos.

LO CORRECTO EN LO QUE DEBEMOS SER.

En el libro se entiende que el caballero era lo que un caballero tenía que ser, era un caballero, no un humano, no una persona con sentimientos, sino un estándar de lo que todo caballero debía ser, olvido quien era el, el yo como persona que lo llevo a ser caballero, cuando llego a ser caballero suprimió su yo interno, su autoestima baja se convirtió en un ego estratosférico.

Pero porque ser lo que los demás quieren, porque ser un estándar de perfección sobre algo en lo que somos imperfectos, el humano pasa parte de su vida siguiendo una guía de lo que se supone es perfecto, suprimiendo el amor por sí mismo y a la vez suprimiendo a todos los que están a su paso, otro de los muchos errores del caballero; pues cuando nos guiamos con esa egolatría de que debemos ser perfectos nuestra perfección falsa va opacando, arruinando y presionando a la gente que nos rodea, les quita el amor, la confianza hacia nosotros, destruye la primera impresión que como personas humanas tenemos al nacer, esa calidad de inocencia, de sorpresa, de amor puro, que hace que los demás se sientan a gusto contigo y a la vez genera que tú te sientas a gusto contigo mismo.

Lo vemos cada día, incluso en nuestras familias, vemos como nuestros padres mueren y se deterioran por pasar años de su vida siendo un estándar solo para poder darle lo mejor a sus hijos, los hijos crecen no como personas humanas, si no como un estereotipo, buscan ser iguales a los demás, no existe una convivencia social natural, no existe un amor al prójimo, solo existe lo que debe ser una amistad, lo que debe ser un amor, lo que debe y se espera de ese niño, lo que debe ser y se espera de un padre, pero ¿a qué precio? Perdemos nuestra identidad natural solo por la necesidad de encajar y creamos felicidad falsa cuando encajamos, ¿en serio, somos felices?, incluso creamos adicciones en conjunto, para poder mantener ese espacio en la sociedad, una sociedad falsa, que no permite errores, que no permite la autenticidad, no nos permite AMAR.

EL SILENCIO COMO DESTRUCCIÓN Y COMO RECUPERACIÓN DE LA IDENTIDAD.

El caballero entro al castillo del silencio, donde se encontró con un lugar donde el fuego no hacia ruido, donde el único eco era el suyo, donde las paredes no sonaban, donde el aire no transmitía el sonido, en donde muchas veces se preguntó, ¿puedo aguantar la soledad y el silencio?, analizo el silencio que él conocía y se dio cuenta de las muchas veces que silencio a su seres queridos, se encontró con el verdadero silencio y lo nombro Sam, bueno él se nombró a sí mismo.

El silencio mata, destruye, calla, limita, nos controla y nos hace atacarnos a nosotros mismos, cada día, despertamos sabiendo que el silencio está ahí, limitándonos la expresión, evitando que seamos felices o que explotemos nuestros talentos, obligándonos a escuchar cosas dañinas, es un silencio personal, un silencio propio, ¡QUE NO ES SILENCIO!, tiene otro nombre, no lo entendemos hasta meditarlo bien, pero en realidad es, REPRESIÓN.

Nos reprimimos completamente en el transcurso del tiempo, dejamos de hablar y nos encontramos en una habitación silenciosa que habla por todos lados, que cada día pone paredes más delgadas entre nosotros y la felicidad absoluta, la sociedad, nos silencia, nos evita conocernos, el silencio nos va matando poco a poco, pero como dije, eso no es silencio, es represión.

No meditamos, no se nos enseña a disfrutar el silencio, esas mismas paredes se pueden ignorar, todos tenemos un castillo del silencio, donde estamos nosotros mismos, todos tenemos un Sam, a menudo me pregunto porque amo tanto la historia del señor de los anillos, me doy cuenta con el tiempo que la amo por Sam, el anillo representa la represión que el protagonista tiene en su camino, el peso de lo que debe ser y hacer, Sam representa lo que somos, lo alienta a nunca olvidar la inocencia, lo defiende a capa y espada, el silencio toma esa parte esencial en nuestra vida como protagonistas, nuestro Sam está dentro de nosotros y también da su vida por ser escuchado, da su vida por gritar y explotar cada uno de nuestros talentos, invertir los errores de la sociedad y reprimir las paredes que hablan sin parar, ese silencio solo podemos encontrarlo en nosotros mismos, Sam está ahí, solo tenemos que recordar nuestras convicciones, nuestra belleza, nuestra autenticidad, EL AMOR.  

LA COSMOGONIA DEL CONOCIMIENTO.

El caballero entro al castillo del conocimiento, con puertas de oro y una obscuridad absoluta se dio cuenta que donde él creía saberlo todo, no sabía nada, solo se iluminaba su escases de conocimiento, guiándolo a saber más, se conoció a sí mismo, el auténtico caballero, el niño inocente que soñaba con ser amor, valentía, paz y sabiduría, entonces ilumino todo el castillo, interpretando que no conocía nada, pero que a la vez se conocía así mismo, él era todo lo que necesitaba conocer, para así, empezar a conocer.

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